Los escándalos alimentarios que siguieron a la crisis del aceite de colza

SABE BIEN

ALBERTO LOPEZ

El mal de las vacas locas, la polémica de los pepinos con E.coli o la listeriosis de la carne mechada. El sector de la alimentación en España ha sufrido graves alertas sanitarias en las últimas décadas

10 may 2021 . Actualizado a las 10:04 h.

El océano de Internet está plagado de artículos que ensalzan los beneficios del aceite de canola y del aceite de nabina. Que si son los más ricos en omega 3, que si apenas aportan grasas saturadas, que si son un cóctel vitanímico de lo más potente. Efectivamente, estas grasas monoinsaturadas son oro líquido. Y son también aceite de colza. «Este producto no levanta cabeza desde 1981, cuando se desvió al mercado aceite de colza destinado a uso industrial y hubo una intoxicación masiva [que provocó más de 5.000 muertes]. Por eso, aunque perfectamente puede formar parte de una dieta saludable, ahora se le conoce bajo estos nombres. El miedo persiste en la gente», explica la experta en seguridad alimentaria Patricia Beiro. Han pasado cuarenta años.

Desde entonces, la población española ha lidiado con sucesivos escándalos alimentarios que vivieron su eclosión en el 2001, cuando el ministro de Agricultura de aquel momento, Miguel Arias Cañete, confirmaba el primer caso de encefalopatía espongiforme bovina (EEB) en España en una res de Carballedo (Lugo, o lo que es lo mismo: comenzaba la crisis de las vacas locas. «Nunca fue tan seguro comer carne como ahora», dijo un Mariano Rajoy vicepresidente del Gobierno entonces para calmar las aguas. Pero bien saben ganaderos y carniceros que el daño estaba hecho. La psicosis desatada por las numerosas informaciones contradictorias que salían a la luz pública provocaron pérdidas millonarias en un sector más que pujante en la comunidad gallega. El aleteo de aquella mariposa dejó consecuencias que llegan hasta hoy. «Hay partes de la vaca que todavía cuesta vender, aunque por suerte ya hace años que más o menos se recondujo la situación, porque entonces era horrible, es que no teníamos ni espacio para depositar toda la carne sobrante que los clientes no querían», recuerda Miguel Rodríguez, que regenta una carnicería en el centro de A Coruña.

El pollo y el cerdo fueron los grandes beneficiados de esta crisis sanitaria. Ya lo dijo Celia Villalobos: «Las amas de casa no tienen que hacer un caldo con huesos de vaca, que los tiren. Se puede hacer el caldo con huesos de cerdo». La reinterpretación de recetas con el sello de calidad que garantizaba la verborrea de la exministra de Sanidad duró poco. En el 2005, un brote de salmonelosis provocado por unas partidas de pollo asado envasado hicieron saltar de nuevo las alarmas. Con casi 3.000 intoxicaciones y una muerte asociada al consumo de este producto, muchos se preguntaron si los controles sanitarios de los productos que nos llevamos a la boca eran tan rigurosos como debiesen. «Sí se hacen bien las cosas desde hace mucho tiempo, y los exámenes son muy exhaustivos, pero a veces hay errores», comenta Beiro.

Disparos al aire

Un error, y para algunos garrafal, es el que cometieron las autoridades alemanas en el 2011 en la que coloquialmente se llamó «crisis del pepino». La ciudad de Hamburgo detectó un brote de E.coli que acabó causando catorce muertes, y los principales acusados fueron unos pepinos exportados de Málaga y Almería; con lo que esto supuso de cara a la galería. Finalmente se resolvió que esta bacteria se encontraba en brotes germinados de un cultivo de Baja Sajonia.

Andalucía descansó entonces en paz, pero en el verano del 2019 un brote de listeriosis volvió a hacer estragos en el terreno de la alimentación en la comunidad. Asociado al consumo de carne mechada de la marca sevillana La Mechá, se confirmaron afectados en Andalucía, pero también en Asturias, Extremadura, Cataluña, Madrid y Aragón. Siete abortos y tres muertes se relacionan con esta enfermedad.

Otras polémicas vinculadas a la ingesta de ciertos productos han ido trufando el día a día del sector alimentario. A algunas, como la del consumo de panga, le quita hierro el Ministerio de Sanidad. Otras llegan en el momento más inoportuno, como esa advertencia que las pasadas navidades ponía el acento en que chupar las cabezas de las gambas es perjudicial. Y las hay que aún no se han puesto sobre la mesa: «El pez mantequilla está prohibido en Japón e Italia, en España se sigue ofreciendo en bandejas de sushi y no lo entiendo». Lanza el mensaje Andrés Médici, responsable del restaurante PuroSushi, en Vigo.