Varios estudios revelan que la primera comida del día no ayuda a perder peso y que no es más importante que el resto de ingestas. También alertan de que quizás la combinación fruta, cereal, lácteo no sea la más indicada para toda la población
08 may 2019 . Actualizado a las 11:42 h.Los vaivenes en torno a lo que es recomendable y lo que no en materia de alimentación son una constante. Para rizar más el rizo ahora un grupo de científicos del Centro de Investigación en Nutrición de la Universidad de Navarra ponen en jaque los hábitos más extendidos relacionados con el desayuno. La conveniencia de desayunar nada más levantarse quizás no sea tal; que la primera comida del día deba basarse en el modelo convencional de lácteos, cereales, frutas o productos cárnicos tiene ahora un interrogante, y el hecho de que haya que controlar la combinación de alimentos en función del contenido de hidratos de carbono, proteínas o grasas que se ingieran puede ser también una falacia. O no. Son las dudas que quiere resolver este equipo de investigadores que tomarán como punto de partida varios estudios precedentes que aseguran que «tenemos muchas ideas preconcebidas sobre cuál es el mejor desayuno. De hecho, también existe el pensamiento, no necesariamente cierto, de que hay que desayunar y además conviene hacerlo de manera contundente», detalla el catedrático de Nutrición Alfredo Martínez a la agencia Efe.
«Esto puede estar lejos de las verdaderas necesidades nutritivas de muchos individuos», continúa, para agregar que «también parece que va a quedar en entredicho que a todas las personas les convenga el típico desayuno formado por lácteos, fruta, cereales en forma de tostada (con mantequilla y mermelada, por ejemplo) o cereales solos, e incluso huevos y productos cárnicos». «Los nuevos estudios evidencian que a todos no nos conviene igual este tipo de desayuno, sino que es necesario aplicar criterios de Nutrición Personalizada para decidir lo mejor para cada uno», comenta.
Antes de que en Navarra quisieran investigar detalladamente todas las premisas asumidas sobre esa frase tan extendida que reza «desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo», una investigación publicada en la revista British Medical Journal sostenía en enero que no hay pruebas sólidas que demuestren que desayunar es bueno para controlar el peso, ni que saltarse la supuesta comida más importante del día conduzca a un aumento de peso. Tras analizar la ingesta diaria de energía de participantes mediante 13 estudios realizados en Estados Unidos y Reino Unido, las conclusiones revelaron que la ingesta diaria total de energía fue mayor en aquellos que tomaron el desayuno que en quienes se lo saltaron, con un promedio de 260 calorías más. Sin embargo, los que optaron por no desayunar eran en promedio casi medio kilo más delgados.
Ante esta evidencia, los científicos quisieron aclarar que el desayuno aporta grandes beneficios, pero que no debe recomendarse a los adultos como un método para adelgazar, ya que puede provocar el efecto contrario.