El danés marcó en las dos victorias del Celta con Óscar García, el técnico con quien mantiene una peculiar relación y que le recuperó para el fútbol
11 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Partido Celta-Eibar, minuto 60, Pione Sisto es sustituido y tiene un enfrentamiento con Óscar García Junyent. Celta-Sevilla, el danés marca el gol del triunfo en el minuto 90 y sale a hombros de Balaídos. El día y la noche. Entre estas dos secuencias solo hay quince días de diferencia, pero resumen a la perfección el tobogán en el que ha vivido el céltico a lo largo del último año y medio, casi el mismo tiempo que llevaba sin marcar en Vigo (25 meses concretamente). El último precedente había sido ante el Barcelona en Copa del Rey en el mes de enero del 2018.
Pione Sisto ha vivido en un laberinto en todo este tiempo. Después de un primer año triunfal en Vigo (49 partidos entre Liga, Copa y Europa League) y seis goles, alguno tan decisivo como el que le marcó al Genk en Bélgica, el danés aguantó el tirón al año siguiente con Unzué en donde jugó 36 partidos y repitió los seis goles. Tras el adiós del navarro llegó el intento de alimentarse solo de fruta durante 21 días, su bajón de rendimiento y su desaparición del mapa del fútbol. Con Fran Escribá solo fue titular en una ocasión la temporada pasada, en el Bernabéu y en un partido amortizado. De hecho el Celta intentó que aceptase una oferta del Aston Villa el pasado verano para marcharse al fútbol inglés.
Pione no se movió y con la llegada de Óscar García Junyent, con quien mantiene una particular relación, todo cambió. El catalán tenía en su retina el jugador que lideró al Midtjylland en la Europa League y que puso contra las cuerdas al Liverpool. Por eso le dio la titularidad en su estreno en el Camp Nou y le mantuvo en el equipo inicial en cuatro de sus cinco primeros encuentros. De hecho incluso marcó en el 1-3 al Villarreal, el otro partido que el Celta ganó con Óscar en el banquillo.
Luego comenzó a alternar banquillo y titularidad hasta que llegó el conflicto del día del Eibar cuando Pione Sisto y Óscar García protagonizaron un enfrentamiento a la vista de la grada. Luego el catalán le recordó que «a nadie le gusta ser sustituido, pero no debería de reaccionar en público de esa forma y más en su caso sabiendo cuál era su situación hace dos meses». Aquello amagó con una ruptura entre las partes, pero el danés pidió perdón y Óscar le llevó a Valencia y lo metió en la convocatoria ante el Sevilla y el futbolista respondió.
Pione forma parte de una especie de futbolistas en extinción: tiene uno contra uno, velocidad, desmarque y gol, y además exhibe su confianza disparando siempre que puede. Ante el equipo de Julen Lopetegi lo intentó en tres ocasiones y todos sus disparos cogieron portería. Además, salió airoso de los dos regates que intentó y fue una pesadilla para la zaga del cuadro hispalense.
«Muchas veces es un jugador diferencial. Es diferente a todos los otros, no solo futbolísticamente, sino personalmente. Es un jugador de nivel que nos puede ayudar», comentó tras el partido con los hispalenses su entrenador.
En lo personal, además, ha recuperado la sonrisa -sus shows en los entrenamientos son todo un clásico- y con sus peculiaridades se han convertido en uno de los jugadores más queridos dentro y fuera del vestuario. «Pione va al revés del mundo, le falta conducir por el otro lado», dijo Aspas en la Cope sobre Pione Sisto. El jugador franquicia del Celta considera a su compañero «un grandísimo futbolista y lo ha demostrado en los cuatro años que lleva aquí. Ha tenido los altibajos de un chico joven que está solo fuera de su casa».
Con su tanto del domingo iguala los dos que marcó la temporada pasada (también suma dos en copa) y ahora debe afrontar el reto de intentar igualar los seis que anotó en su campaña más realizadora en Vigo. Su recuperación plena sería un cheque al portador para los célticos y para el propio futbolista, que podría volver a contar para la selección de Dinamarca, de la que desapareció en octubre del 2018.