Los autocares atascados alimentan el debate: ¿Es este el modelo de turismo para la Ribeira Sacra?

LEMOS

Empresas del sector abogan por un enfoque más sostenible para pequeños grupos frente a la creciente masificación de algunos destinos
31 may 2025 . Actualizado a las 21:05 h.«Mira: ¡ahí va otro!». La sinuosa carretera que baja desde Ferreira de Pantón hacia Santo Estevo do Sil forma parte del paisaje que se divisa desde la parroquia de Frontón. En su tramo final, cerca ya del embalse, las curvas son tan cerradas como estrechas y la inclinación impone respeto. En una de ellas quedó atascado hace un par de semanas, por segunda vez en un mes, un autobús cargado de visitantes que se dirigía al embarcadero ourensano del catamarán del Sil. A Juan Míllara, retornado a Frontón para gestionar un proyecto turístico, su mujer lo avisó al ver pasar al autocar desde la ventana de su casa. Juan llegó a tiempo para echar una mano al conductor en la delicada maniobra que le permitió reanudar viaje. «Vai volver pasar. Antes había un pequeno cartel en Ferreira para que non seguisen adiante. Agora nin iso», advierte.
La maniobra para sacar el último autocar atrapado se prolongó durante más de media hora, con los pasajeros expectantes fuera del vehículo. En cada giro, con ayuda de la dirección hidráulica, el conductor ganaba unos centímetros sobre la pendiente. Si el vehículo hubiese avanzado unos metros más por la carretera antes de detenerse solo habría podido salir —como sucedió la vez anterior—, remolcado por una grúa de gran tamaño. Se detuvo a tiempo gracias a las señales que le daba insistentemente con las luces el vehículo que circulaba en esos momentos detrás. Aunque este tipo de episodios podrían evitarse con una mejor señalización, detrás de ellos subyace un problema de mayor calado: el modelo de turismo al que aspira la Ribeira Sacra.
«Hai un turismo low cost que está a espertar malestar en moitos lugares porque non achega nada fronte ás incomodidades que produce. Os paquetes completos deixan os cartos a empresas de fóra», dice Xoán Vázquez Mao, secretario general del Eixo Atlántico. Esta organización transfronteriza, de ciudades gallegas y del norte de Portugal, acaba de presentar en una jornada de trabajo en Monforte un proyecto para redistribuir la actividad turística de forma equilibrada entre sus territorios. Por la oferta de patrimonio, naturaleza y gastronomía, Vázquez Mao cree que la Ribeira Sacra puede ser un referente del turismo que escapa de la masificación.
Una afluencia continua
Gloria Prada, primera teniente de alcalde de Monforte, representó a la cabecera de este territorio en la presentación del proyecto. «Hemos conseguido tener un turismo continuo y no masificado todo el año», apunta la portavoz municipal. La desestacionalización a la que alude es un hecho. El turismo en la Ribeira Sacra hace tiempo que no se concentra ya en la Semana Santa y los meses de verano. El peligro de la masificación, sin embargo, parece estar ahí. «Habería que evitar unha deriva cara ese modelo. O turismo está a medrar e penso que temos que ofrecer cousas personalizadas e atractivas», dice Juan Míllara, el propietario de una empresa de rutas fluviales que acudió desde Frontón en ayuda del conductor del último autocar atascado.
El continuo trasiego de autobuses por otra carretera poco acorde con este tipo de tráfico como es la que enlaza Monforte con Castro Caldelas, donde se ubica el embarcadero más concurrido de los catamaranes del cañón del Sil, preocupa desde hace tiempo a Fernando González. Propietario de Adega Algueira, una de las bodegas de Ribeira Sacra con una oferta más cuidada para el enoturista, considera que el creciente prestigio de la zona no siempre va acompañado de una gestión acorde con sus recursos. Para ilustrar su opinión aporta un ejemplo llamativo: la valla de esa carretera que cedió y provocó la caída de un turista al Sil hace ahora un mes sigue sin ser repuesta.
Exportable a otros lugares
La problemática de las carreteras de Pantón a Santo Estevo y de Monforte a Castro Caldelas es exportable a otros muchos accesos a lugares de interés de la Ribeira Sacra. El consorcio de turismo es consciente de la situación y en los últimos años puso en marcha buses lanzadera, para reducir el uso vehículos particulares, a los embarcaderos del catamarán, el monasterio de Santa Cristina o la playa de A Cova, en O Saviñao.
«Outras rutas do viño ofrecen máis prazas. Nós non podemos, pero iso é un valor»
La primavera de puertas abiertas que organiza el Clúster Turismo de Galicia y las cinco asociaciones de las rutas del vino de las denominaciones de origen gallegas llegó este fin de semana a la Ribeira Sacra. Las más de trescientas entradas que se pusieron a la venta previamente estaban agotadas hace tiempo. «Duran moi pouco. Hai moita xente que está atenta cando saen e esgótanse nun par de días», dice el presidente del consejo regulador, Antonio Lombardía. La oferta incluye recorridos guiadas que giran en todos los casos sobre la cultura vitivinícola de la zona y se llevan a cabo en pequeños autobuses que trasladan a los visitantes desde Lugo, A Coruña, Ourense y Santiago.
«Hai outras rutas que ofrecen moitos máis prazas, pero pola nosa singularidade non podemos meter grandes autobuses. Tamén penso que iso nos dá un valor engadido, sendo grupos máis pequenos podemos coidar máis á xente», apunta Lombardía. «Se chegamos a unha adega —añade— e imos sesenta persoas realmente é moi complicado atender e entender as cousas. Un grupo pequeno é máis manexable e penso que a experiencia tamén resulta moito mellor».
El tamaño condiciona
El presidente del consejo regulador considera que el condicionante que pueden suponer esas carreteras estrechas y sinuosos puede ser también una ventaja para este destino turístico. «Hai que pensar —explica— no que nos achega a nosa singularidade, ter en conta ese coidado que reclama a xente. Temos que escapar da masificación e facer cousas con valor engadido para pequenos grupos que se sintan ben tratados. Precisamos pequenos autobuses, non autocares grandes nós que a xente se sinte doutra maneira».