Galicia es la sexta comunidad en la que más creció el PIB desde el 2000

M. Casal REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

Juan Salgado

El producto interior bruto en precios corrientes se duplicó prácticamente desde ese año al pasar de 33.000 millones de euros a casi 63.000 millones al cierre del 2018. En términos de PIB per cápita la evolución es aún mejor, pues es la autonomía en la que más se incrementó en este período

12 may 2019 . Actualizado a las 18:08 h.

Galicia es la sexta comunidad con mejores ritmos de crecimiento en el período 2000-2018, de acuerdo con los datos de contabilidad regional que acaba de presentar el Instituto Nacional de Estadística (INE). El producto interior bruto (PIB) en precios corrientes de la comunidad se incrementó un 88,3 % entre esos años, un avance solo superado por otras cinco regiones: Madrid, Murcia, Castilla La Mancha, Baleares y Cataluña. La economía gallega no solo puede presumir de estar casi un punto y medio por encima de la media nacional, sino que es la que mejor balance acredita de entre todas las del norte y noroeste del país, por encima de País Vasco, Navarra, Cantabria o Asturias (ver gráfico adjunto).

La pujanza y consolidación de sectores como el textil y la automoción ha sido la punta de lanza de una fase de crecimiento que ha duplicado prácticamente el PIB en precios corrientes desde los 33.000 millones de euros del año 2000 a casi 63.000 millones al cierre del 2018, según los datos que maneja el INE. Todo ello ha permitido a Galicia conservar su peso específico en el conjunto de la economía española con una aportación al PIB estatal del 5 %, un nivel similar al que registraba en los primeros años del nuevo siglo. El dato es valioso por cuanto otras comunidades como Castilla y León, País Vasco o la Comunidad Valenciana han visto menguar su importancia para las finanzas del país en este período.

En términos de PIB per cápita la evolución de Galicia es aún más notable, habida cuenta de que fue la comunidad que mayor avance registró entre el 2000 y el 2018: un 12,5 %, por encima del 9,2 % del País Vasco o del 6 % de Extremadura. El repunte permitió pasar de 77 puntos en el año 2000 a 90 al cierre del año pasado, una mejora en los niveles de convergencia sustancial. Hasta once comunidades arrojan un saldo negativo en este punto, según el informe de contabilidad regional del INE.

El saldo demográfico es clave en el análisis del PIB per cápita, hay más riqueza a repartir entre más o menos personas, pero la comunidad gallega sale de nuevo bien parada en este apartado del estudio. Y es que aunque es cierto que a las tierras de Breogán les cuesta captar población, lo cierto es que el censo solo retrocedió un 1,1 % entre los años 2000 y 2018, mientras el PIB per cápita se disparaba el citado 12 %. La cifra toma valor si se contrasta por ejemplo con las de regiones como Asturias o Castilla y León, que en ese tiempo perdieron un 4,5 % y un 2,8 % de sus ciudadanos, respectivamente, y solo lograron mejorar el saldo del PIB per cápita en un 5,3 y un 3,7 %. Sea como fuere, el hecho de que Galicia lograse duplicar casi su riqueza con la misma población, y con una crisis de enorme magnitud en mitad del período analizado, no deja de ser un activo más sobre el dinámico comportamiento de su economía entre esos ejercicios.

Detrás de esta etapa de crecimiento se esconden varios factores. Por un lado, el mayor peso que han tenido en la comunidad sectores como el industrial y el primario (pesca y agricultura), por encima de la media nacional, un componente este que atenuó en su momento el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. El otro factor clave ha sido, con diferencia, la contribución del sector exterior. En julio del año pasado, por ejemplo, Galicia fue la quinta comunidad autónoma en volumen de exportaciones, tras Cataluña, Madrid, Andalucía y la Comunidad Valenciana, según los datos del Instituto de Comercio Exterior (Icex). Aportó el 7,9 % del total nacional, casi tres puntos por encima de su peso relativo en el PIB de España y una prueba inequívoca de la pujanza de los productos galaicos en los mercados nacionales.

Impacto en el empleo

Toda esta etapa de bonanza económica ha tenido también su traducción en el mercado laboral. El crecimiento del empleo en Galicia entre los años 2000 y 2018 fue del 12 %, un dato que ha de ser valorado ya que la población no solo no creció en este período, sino que incluso descendió un tímido 1,1 %. En el conjunto del país, sin ir más lejos, la cifra de ocupados remontó un 16,8 %, pero ese porcentaje es casi idéntico al del incremento del censo demográfico. Esto es, mientras que España no lograba elevar la cifra neta de ocupados, Galicia sí lo hacía en ese mencionado 12 %.

El estudio detallado del mercado laboral por sectores revela, eso sí, un comportamiento bastante simétrico. Es apreciable en las cifras de terciarización de la economía, en evidente progreso desde el año 2000 hasta nuestros días. Si en España la proporción de empleados en el sector servicios pasó del 64,5 al 78 % al culminar el 2017, en Galicia la tendencia fue similar al pasar del 59 al 72,4 %.

Menos industria

En el caso del empleo en el área industrial, la evolución es igualmente pareja, aunque con matices. En España, descendió del 18,4 al 12,3 % en el marco de una etapa llena de contrastes definida en un primer momento del período por la etapa de deslocalizaciones pero también, y casi sin solución de continuidad, por la ya citada terciarización de la economía, un proceso este en el que también se han visto envueltos numerosos países europeos. En Galicia, el retroceso fue también apreciable, aunque menor que en el conjunto del Estado. Los trabajadores ocupados en industrias pasaron del 19,5 % en el 2000 a un total del 14,8 % en el 2017, o lo que es lo mismo, la comunidad no solo no ha visto disminuir el diferencial de contar con un sector industrial más potente en materia de empleo que a nivel español, sino que lo ha incrementado en todo este tiempo.

Así las cosas, los expertos consideran que Galicia ha de aprovechar las bases sentadas a lo largo de estos casi dos decenios para abrir otra etapa de crecimiento sostenido que, además, permita hacer frente a retos como el de la crisis demográfica. Si la economía gallega genera empleo y riqueza, es más que seguro que logrará ser atractiva en este terreno. Impulsar la innovación como estrategia competitiva, apostar por la capacitación de los profesionales, potenciar y consolidar el sector exterior con una apuesta decidida por la diversificación o diseñar una estrategia anticipativa y de conjunto son algunos de los retos de futuro que la comunidad tiene ya sobre la mesa.