JLo es de cenas fuertes: tras el concierto pidió de madrugada en Sanxenxo croquetas de rabo de toro, vaca Rubia Galega y pescado

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Jennifer Lopez posando, en la madrugada del martes al miércoles, con el dueño y chef del asador O Xesteira de Sanxenxo,
Jennifer Lopez posando, en la madrugada del martes al miércoles, con el dueño y chef del asador O Xesteira de Sanxenxo, Asador O Xesteira

La cantante se mostró amabilísima con el personal del asador O Xesteira, que se fotografió con ella y se quedó impactado con toda la comida que probaron ella y sus seis acompañantes, que no tomaron alcohol ni postres

10 jul 2025 . Actualizado a las 17:45 h.

Jennifer Lopez hunde sus raíces en Puerto Rico y se crio en Nueva York. Pero bien podría ser de Ourense. O de Coristanco. O hasta de Monterroso. La actriz y cantante parece que lleva ese gen del «más vale que sobre que que falte» en cuanto a la comida que define a todo buen gallego. Porque, en todos los locales en los que estuvo en su estancia en las Rías Baixas, donde el martes dio un concierto de nivel diosa en Pontevedra, dio buena muestra de que le gustan las mesas llenas. Y de que, al menos cuando está de gira, es de cenas fuertes. 

El lunes había estado en la Ultramar, la taberna pontevedresa del chef doble Estrella Michelín Pepe Vieira. Allí, ella y sus acompañantes pidieron empanadillas de ternera, gyozas de pollo y cerdo, costilla porcina, patatas fritas y merluza frita, el popular fish and chips del local. Es decir, todos los platos fetiches de la Ultramar. 

Y este martes, en Sanxenxo, en el asador O Xesteira, especialista en carnes, hizo lo propio. El restaurante queda bien situado para que al volver de cantar en Pontevedra la artista pudiese parar antes de ir a la isla de A Toxa, donde se alojaba en el Gran Hotel. 

El dueño y chef de O Xesteira, Luis Rodríguez, cuenta que desde el jueves pasado empezaron a ir a cenar al restaurante los miembros de seguridad del equipo de la diva del Bronx. No pasaban desapercibidos: «Eran dos tiarrones enormes y les encantaba nuestra carne». Una de esas noches estas personas les indicaron que trabajaban con JLo y que les encantaría llevar a cenar a la artista a este local para que conociese sus manjares. Luis dice que no podía ni creérselo: «Nos pareció una idea estupenda. Al principio iban a ser sobre veinte personas, pero al final se redujo el grupo y fueron siete». 

Al parecer, buscaban cierta intimidad. No tuvieron muchos problemas porque contrataron la cena para la noche del concierto y eso implicaba que llegarían a altas horas de la madrugada. Así fue. Cuenta el chef que no se sentaron a comer antes de las dos y media de la madrugada. Aún así, pidieron una bacanal de comida. «Querían probar todo, pero les dijimos que era muchísima cantidad, no les pusimos todo lo que pidieron», dice.

Aún así, acabaron probando desde un surtido de entrantes, con tablas de queso, cecina o croquetas de rabo de toro, a segundos platos tanto de carne como de pescado. Hubo lomo de vaca Rubia Galega y también bacalao o rodaballo a la brasa. ¿Se comió JLo todo eso, que estaría plenamente justificado después de cómo bailó sin parar durante las dos horas de concierto? «De la carne fue de lo que menos comió, pero la probó. Fue una cena muy rápida, tenían que irse pronto, pero aún así todos, incluida ella, cenaron una cantidad considerable. A ella se le veía con ganas de descansar, aunque fue súper amable y encantadora», explica el chef, que asegura que sigue impactado con la fortaleza física de esta mujer, a la que en la vida le echaría los años que tiene. «Es que no puedo creerme que esta mujer tenga 55 años y esté a punto de cumplir 56», indica este hombre. 

El personal de seguridad tenía el tiempo cronometrado y no hubo lugar a que pidiesen postre, algo que tampoco habían hecho el día anterior en la taberna Ultramar de Pontevedra. JLo y su equipo tampoco consumieron bebidas alcohólicas. Tomaron agua, refrescos y algún cóctel sin alcohol. 

Tanto el jefe de O Xesteira como su equipo se quedaron encantados con la amabilidad de Jennifer Lopez, que a pesar de venir de dar un concierto de casi dos horas exhibía la mejor de sus sonrisas y animó a todos a fotografiarse con ella. Hubo retratos con todos los trabajadores, con el jefe... y bastantes risas cómplices. Todo ello ocurrió antes de que amaneciese el miércoles en el que JLo y su equipo ya fueron vistos en el aeropuerto de Peinador, cogiendo el avión que les llevará a su próximo destino: Cádiz