Compartir el menú del día, el debate que también llega a la hostelería de Santiago: «Uno come el primer plato con el café y otro el segundo con el postre»
VIVIR SANTIAGO
Los propietarios de los bares y de los restaurantes muestran visiones confrontadas, mientras que la clientela lo tiene claro: «Lo veo mejor que tirar la mitad de la ración, que es lo que me sobra siempre»
24 ene 2024 . Actualizado a las 19:44 h.Una nueva polémica crece en los bares y en los restaurantes de Santiago. Aquellos que a la hora del almuerzo sirven una oferta especial y diaria son testigos de una tendencia que, si bien no es novedad, comienza a cobrar peso en la ciudad: compartir un menú del día entre dos o más personas. Si uno toma el primer plato con el café, el otro se queda con el segundo y con el postre. Otra opción es que, como si se tratara de una ración para picar, dividan todo a la mitad. Los profesionales del sector relacionan la demanda con la gente que viene de fuera, sobre todo con los peregrinos, pero también son conscientes de la situación económica delicada que atraviesan cada vez más familias.
No hay una visión unánime. Mientras que algunos hosteleros no tienen problema con que la clientela reparta a su gusto las raciones, otros alegan que si día tras día se sientan dos personas para compartir un menú individual en una mesa en la que podrían estar cuatro comiendo cada uno el suyo, salen perdiendo dinero. En la calle, la gente comprende ambas opiniones. «Nunca lo había pensado, pero lo veo mejor que tirar la mitad de la ración, que es lo que me sobra siempre», indica una joven sentada en la terraza de una cafetería compostelana.
Yamile Caicedo, propietaria del restaurante Rías Baixas, en Galeras, explica que, más allá de una tendencia puntual, compartir el menú del día entre dos o más personas es algo que lleva viendo desde que comenzó a trabajar en hostelería. Describe su restaurante como un lugar familiar. Por eso hay un sofá en medio del comedor y también por el mismo motivo las paredes son un lienzo en blanco para los comensales, que pintan en ellas en cada visita. Su posición sobre compartir los platos sigue la misma estela: «No vemos ningún problema. De hecho, cuando viene un grupo, antes de tomar nota e independientemente de lo que pidan, ponemos cubiertos para todos».
Cuenta que, con este gesto, muchos se sorprenden. Ella misma ejemplifica la reticencia de los hosteleros a través de su historia personal. Recuerda que, cuando llegó a Galicia desde su Colombia natal, allá por el 2015, en muchos bares y restaurantes de Santiago se sorprendían cuando pedía la comida para compartir con su hija. «Ella era pequeña y yo como muy poco, siempre me sobra la mitad de la ración. Al pedir un menú, yo tomaba el primer plato con el café y la niña cogía el segundo y el postre».
Explica que en el Rías Baixas las porciones de comida son grandes y que, a veces, sobran: «Yo prefiero que coman dos personas antes de tener que tirar los restos». Es una tendencia que ven, sobre todo, en peregrinos. También madres de familia que llegan con sus hijos pequeños y estudiantes a los que no les sobra el dinero. Sobre este último grupo, Caicedo hace un apunte. «A la gente joven le encanta probar muchas cosas diferentes y que los platos estén bonitos para compartir fotos y vídeos en las redes sociales. Prefieren un menú para compartir entre dos personas, con un primero, un segundo y postre, antes que un plato único».
Para Pedro Lago, dueño del restaurante Casa Felisa, más que una tendencia son casos puntuales. «En los casi veinte años que llevamos abiertos, siempre hubo veces en las que nos han pedido un menú para compartir o que les sirvamos únicamente medio menú», explica. «Nuestras raciones son abundantes y, cuando no se tiene demasiada hambre, hay gente a la que un plato le llega», continúa el propietario, que entiende la demanda. «Es un porcentaje muy bajo de nuestra clientela la que pide esta modalidad, pero nosotros no ponemos pega ninguna», sentencia el hostelero.
Aunque algunos lo vean como algo que lleva pasando toda la vida, otros creen que es una tendencia que comienza a extenderse ahora. La polémica se desató en las redes sociales hace un par de días, cuando se hizo viral el vídeo de un influencer —@soyfelber en TikTok— quejándose de esta problemática. «No sé si pasa en más restaurantes, al mío vienen cada vez más personas para comer un menú individual entre dos», dice en la publicación, que suma casi cien mil reproducciones. «Si mi bar tuviese quinientas mesas y el comedor nunca se llenara, no me importaría, pero tenemos quince y, por suerte para nosotros, todos los días se completan. Que venga una pareja a ocupar una mesa en la que caben tres o cuatro personas para comerse un menú no sale rentable», sentencia en el vídeo.
David Dubra, propietario del Trébol y del restaurante Dubra —ambos en Santiago—, explica cómo, cada vez, llega más gente preguntando si en vez de menú tienen plato del día. «Tenemos distribuidores en varios países, como Noruega y Dinamarca, que llaman pidiendo menús de plato único. Fuera de Galicia y de España es algo que está más extendido, pero aún así te sorprende el cambio», explica.
No obstante, por la política del restaurante, cuando llega un grupo de personas pidiendo menos de un menú por cabeza, su respuesta no es positiva. «No es algo que pase todos los días, pero cuando ocurre les explico que es una cosa individual, no para compartir». Si piden un plato único en vez de los dos que incluye el menú más el postre y el café, no rebaja el precio. «A mi me cuesta lo mismo. Cuando las personas piden solo un plato, suele ser el segundo, que es el más contundente, y no el primero, más ligero, que suele ser un trozo de empanada o una ensalada».
Explica que, como hosteleros, no les sale rentable. Aunque los clientes pidan menos, siguen teniendo que poner dos platos y dos pares de cubiertos. Sobre todo, teniendo en cuenta que el comedor tiene un número de mesas limitado: «Son dos personas que se sientan en un sitio en el que podían caber cuatro y, aún encima, piden como si fuera solo uno». En resumen, teniendo en cuenta que los bares y restaurantes de Santiago suelen llenarse a la hora de la comida, en términos económicos no es comparable: «Dos personas que comparten un menú individual se quedan con una mesa que podría estar aprovechando una familia más grande».
El mismo método defiende Avelino Martínez, dueño de O Dezaseis, en el barrio de San Pedro, y directivo de Hostelería Compostela. Explica que en la capital gallega, ciudad cumbre del peregrinaje, es una tendencia que extiende, sobre todo, la gente que viene de fuera. Piensa que las personas que viven en Santiago ya saben que es individual y que si no quieren todo, piden solo un plato. En cuanto al método de proceder de los hosteleros, lo tiene claro: no lo permite porque está concebido como algo individual.
Aunque los hosteleros lo ven como una tendencia más extendida entre las personas que vienen desde fuera, Dubra no achaca el hábito únicamente a los peregrinos. Más bien, cree que es cosa de la situación económica. En el 2023, el precio medio de un menú en Galicia —una de las comunidades que más ha notado la subida— fue de 12,9 euros, lo que supone un 5,3 % más de lo que costaba el año anterior.
En Santiago hay dos factores que, según los hosteleros, hacen que esta opción se expanda más rápido que en otros lugares. Por una parte influye el tráfico de peregrinos. Aparte, la capital gallega es la ciudad universitaria por excelencia. La mayoría de ellos no trabajan y no se pueden permitir pagar un menú todos los días. «Para comer en la facultad llevo la comida hecha en un táper, porque comer en la cafetería durante toda la semana es muy caro», explica Diego, estudiante de Medicina.
La clientela de los bares y de los restaurantes comprende ambas perspectivas. Por una parte, los residentes son conscientes de la subida de precio que experimentaron los menús del día durante los últimos años. «Entiendo que haya gente que no se lo pueda permitir y que lo haga. Muchos platos son muy abundantes y si comes poco, te llega solo con la mitad. Veo igual compartir que pedir dos medios menús», reflexiona una joven sentada en una terraza. «Aún así, es cierto que los bares y restaurantes de Santiago siempre se llenan a la hora de la comida. Un propietario gana más sirviendo menús completos a cada persona que va», sentencia.