El coruñés Lluís de la Riva estalla contra el jurado en la final de «MasterChef 11»: «Me parece fuera de lugar»

P. V. LA VOZ

SOCIEDAD

El concursante, que quedó en un meritorio tercer puesto en la conclusión de la edición más larga y con más participantes de la historia, recibió de muy malas formas la valoración de los jueces en una de las últimas pruebas

20 jun 2023 . Actualizado a las 18:39 h.

El coruñés Lluís de la Riva acabó MasterChef 11 prácticamente como lo había empezado: explotando contra el jurado por lo que considera un trato injusto y desproporcionado hacia él. Si ya en uno de los primeros programas se mostró visiblemente enfurruñado por las palabras de los jueces hacia él, en el último programa, en la prueba en la que se decidía cuál era el primer concursante en pasar al duelo final, su enfado fue aún más evidente.

Ante la duración del concurso en esta ocasión, más largo de lo habitual por el número de concursantes y de emisiones semanales, MasterChef 11 decidió subir la dificultad en una de las pruebas finales: los concursantes debían seguir las instrucciones de cocinado de Toño Pérez, tres estrellas Michelín, aunque en esta ocasión debían hacerlo de espaldas al chef. 

Por ello, Lluís, que siempre se ha caracterizado por una parsimonia en el cocinado que ha llevado a los jueces a pedirle subir «una marchita más», intentó contrarrestar su falta de ritmo con una decisión que él creía estratégicamente acertada. «Necesito dejar cosas preparadas, porque cada segundo que adelantes, creo que puede marcar la diferencia», decía el modelo coruñés a las cámaras. Y así lo hizo. Antes de que el chef comenzase sus instrucciones, Lluís ya estaba pelando zanahorias, una decisión que ya motivó un pequeño aviso de Samantha Vallejo-Nágera: «Tienes que seguir al chef, que lo mismo no lo quiere pelado».

Al coruñés poco le importó la advertencia, y siguió adelantando elaboraciones para así ganar tiempo, lo que hizo que tanto la masa como los torreznos tuviesen un resultado diferente a lo que pedía la receta.

Y, claro, cuando llegó el momento de la valoración, los jueces no tuvieron compasión con el modelo. «Los restaurantes, cuando un chef establece una receta, no lo hace por su ego y por “esta es mi receta”», le explicó con contundencia Jordi Cruz, «lo hace porque quiere que todos los clientes que van a su restaurante coman lo mismo y, para eso, los cocineros que están en nuestro restaurante tienen que respetar esa receta». Y Samantha Vallejo-Nágera echó más leña al fuego, con una reprimenda aún más dura hacia Lluís: «Creo que es una falta de respeto a un chef de tres estrellas Michelín intentar adelantarle, aparte de que es ridículo», le amonestó la jueza.

El enfado del coruñés iba a más, y los matices que añadieron los jueces a su valoración no ayudaron a calmarlo. «Es otro plato diferente», le dijo Pepe; «no está ni el equilibrio ni el contraste del plato de Toño», aportó Samantha.

Una serie de reprimendas que dejaron a Lluís «enfadado», explicó él, «porque estoy ilusionado y no me gusta; me parece injusto». El concursante, que ya había manifestado en el pasado que los jueces tenían diferentes varas de medir para cada uno, se reafirmaba en que él era uno de los grandes damnificados. «Ya he agachado la cabeza cuando la tenía que agachar. Ya está. Hoy no», criticó el gallego, «no es el día para pincharme ni para dejarme como un prepotente».

La historia parecía haber acabado ahí, ya que los jueces pasaron a las valoraciones a los otros tres concursantes, pero era evidente que Lluís seguía con una nube negra sobre su cabeza, visiblemente enfurruñado. Jordi interrumpió las valoraciones al resto para volver a dirigirse a él: «Lluís, ¿se está pasando el enfado?», le preguntó, a lo que el coruñés contestó que nunca había estado enfadado, una afirmación que era evidentemente falsa. «Estás a punto de explotar», siguió pinchándole Jordi.

Y fue entonces cuando Lluís les explicó su disgusto: «Podríais haber tenido otras formas a la hora de decirme las cosas; el tono irónico creo que sobra», le dijo a Jordi, «Me parece completamente exagerado y fuera de lugar».

Los jueces, sin embargo, seguían sin entender sus quejas: «En veinticinco programas que hemos hecho, te hemos traído hasta aquí, con tus cosas muy buenas, y con cosas muy malas también», le explicó con cierta condescendencia Pepe Rodríguez, antes de aconsejarle: «No te quedes solo con la parte mala».

Por supuesto, al no haber seguido las indicaciones del chef, Lluís no fue el primer elegido para hacerse con la chaquetilla para pasar al duelo final. Tal distinción fue para su amigo y rival Eneko, quien finalmente acabó ganando el concurso.

Pero su desobediencia sí tuvo una consecuencia muy negativa para él. Al quedar de último en esta prueba, Lluís salió con desventaja en el cocinado de exteriores, y se vio abocado a preparar dos de los platos más complicados del menú de Martín Berasategui. Una prueba en la que Lluís le subió, por fin, esa «marchita» que le llevaban pidiendo los jueces durante meses y que le hizo sudar por primera vez en MasterChef 11. Pero no fue suficiente para llegar al duelo final.