El sector lácteo descubre al consumidor qué encierra la leche «100 % Galega»
SOMOS AGRO
Industria, distribución y productores describen cómo funciona la cadena
26 oct 2020 . Actualizado a las 09:57 h.Un céntimo. A eso fían su futuro muchas granjas lácteas gallegas. Porque para muchos ganaderos el hecho de obtener un céntimo más o menos por cada litro de leche que producen marca la línea de la viabilidad de su explotación. Y ahí, en ese céntimo, está también buena parte del futuro de un sector estratégico para Galicia, una comunidad que produce más de tres millones de toneladas de leche al año, el 40 % del total de España, y que entre enero y septiembre del 2020 ha facturado un 7,5 % más que en el mismo período del año anterior. De lo que puede suponer un céntimo por litro en las cuentas de una granja habló José Manuel Fernández Villar, un ganadero de Mazaricos que participó ayer junto con el director de compras de Vegalsa-Eroski, Jorge Eiroa; el director general de Clun, Rafael Prieto; el director comercial de Leche Celta, Javier Bretón, el gerente del Laboratorio Interprofesional Galego de Análise do Leite (Ligal), Roberto Lorenzana, y el director xeral de Agricultura, Gandaría e Industrias Alimentarias, Xosé Balseiros, en un encuentro para hablar del peso del sector lácteo, organizado por La Voz de Galicia con la colaboración de Vegalsa-Eroski.
No fue el único que destacó la importancia de ese céntimo, el mismo que puede acabar decidiendo en el lineal del supermercado la opción de compra del consumidor. Porque cuando se habla de futuro en este terreno, el cliente tiene mucho que decir: «Hai que explicarlle ao consumidor que hai detrás de cada litro de leite, reconectar a realidade urbana coa do medio rural», apuntó el gerente del Ligal, Roberto Lorenzana. Y es que, como apuntó el director de compras del grupo Vegalsa-Eroski, «es fundamental que el consumidor valore la leche avalada por el sello Galega 100 %, una leche que tiene origen en Galicia».
Todo lo que hay detrás de cada litro producido es lo que trataron de desmenuzar en el encuentro los seis ponentes al hacer un repaso, primero, sobre el papel que jugaron los distintos eslabones de la cadena durante la primera oleada de una pandemia que cogió a todos por sorpresa; y al hablar, después, de los retos a los que se enfrenta el lácteo en Galicia. Desde la escasez de terreno a la falta de mano de obra cualificada, pasando por el eterno problema del relevo generacional, acentuado por la mala fama que todavía tiene el trabajo en el campo.
El poder de respuesta del sector quedó claramente demostrado durante la primera oleada de la crisis cuando productores, industria y distribución lograron mantener los lineales abastecidos en un momento en el que la leche o los productos lácteos fueron, como el papel higiénico, el producto estrella de los carros de la compra. «Durante el confinamiento volvió a crecer el consumo de leche. Mientras en años anteriores este bajaba en torno al 1 %, hemos observado un incremento del entorno del 4 %», apuntó el director comercial de Leche Celta.
Y no es casual que el consumidor vuelva a mirar a un producto con un alto valor nutricional como es la leche, sobre todo, la que se produce en Galicia: «A porcentaxe de materia grasa que tiña en xullo o noso leite está nun 3,72 % fronte a media dun 3,53 % do resto de España. No caso de proteína, ten un 3,23, fronte a un 3,16 % da media estatal», apuntó Balseiros. Y fue él quien puso algunos datos sobre la mesa con el objetivo de acabar con la imagen que todavía tienen algunos de que el lácteo es un sector en crisis permanente: «Dende novembro do 2018 ata xullo do 2020 o prezo estandarizado do leite -cun 4 % de grasa e un 3,3 % de proteína- foi subindo e dende hai ano e medio está en marcha a estratexia para dinamizar o sector, aínda que as reunións se paralizaron coa pandemia». Pero el eterno debate sobre los precios justos o la exigencia de que se cumpla la Ley de la Cadena aprobada por el Gobierno central a principios de año no es más que la punta de un iceberg que trata de sortear uno de los grandes ejes que tira del sector primario en Galicia.
La falta de base territorial es otro de sus grandes hándicaps: «En una comunidad donde prima el minifundio es complicado lograr más hectáreas de terreno», deslizó el director general de CLUN.
Porque, como añadió José Manuel Fernández Villar: «Non é o mesmo traballar en 150 hectáreas repartidas en 300 fincas que 150 hectáreas divididas en tres ou catro parcelas. As máquinas cobran por hora e os custes de traballar son moi diferentes».
«Moitas granxas non medran por falta de man de obra»
Menos granjas, pero más producción. Ese es el resultado de la reconversión que ha vivido el sector lácteo a lo largo de los últimos veinte años, un cambio que implica que los ganaderos, como apuntó José Manuel Fernández, productor de Mazaricos, tengan que estar continuamente invirtiendo en campos tan diversos como la tecnología o el bienestar animal. Para llegar hasta ahí el sector ha dado muchos pasos, pero ha de continuar caminando. Ha de hacerlo a la hora de buscar fórmulas para captar mano de obra cualificada porque, como subrayaron los ponentes durante el debate, ese es otro de los grandes retos de este sector. Y parte del problema radica en que, aunque hay formación reglada, «la idea que mucha gente joven todavía tiene del rural es arcaica».
En ese contexto de escasez de personal adecuado son muchas las ganaderías que tienen que hacer grandes esfuerzos para sacar el trabajo adelante en campañas como la del maíz: «Moitas granxas non medran por falta de man de obra», explicó Fernández. También reconoció que los ganaderos tienen que cambiar también su chip: «Nunha granxa pódese estar tan ben como traballando en Inditex. Temos que concienciarnos de que somos empresarios e que os empregados teñen que ter os seus días libres....».
Además de la falta de mano de obra cualificada, el relevo generacional es otro de los obstáculos a los que se enfrenta el sector. «O problema sucesorio polas formulas xurídicas que teñen moitas explotacións obstaculizan ás veces o relevo», comentó Balseiros.
En este sentido, recordó la idea de la Xunta de poner en marcha un Banco de Explotacións, un listado de granjas procedentes de personas que han abandonado la actividad agraria y que puedan ser arrendadas por cualquier interesado en dar el salto al campo.