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Historia del bienestar animal: del primer certificado a las aplicaciones informáticas

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

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Alvite

Más de 400 científicos de toda Europa participaron en las bases de una acreditación que en España desarrolló el Instituto de Investigación y Tecnologías Agroalimentarias (Irta) y que hoy está presente en muchas granjas gallegas

17 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Sabemos realmente lo que es el bienestar animal? Pues según Antoni Dalmau, investigador del Instituto de Investigación y Tecnologías Alimentarias (Irta) de Cataluña, la respuesta a esa pregunta no es tan sencilla. Porque tendemos a confundirlo «con el no maltrato», argumenta. Por eso cuando desde la Unión Europea se plantearon la misma cuestión hicieron falta más de cuatrocientos científicos y varios años de trabajo para responder, de una forma concreta, a la pregunta en cuestión. Hoy, el Irta atesora un certificado que cuenta con el respaldo de más de 20 empresas certificadoras, que avala el trabajo de más de 25.000 explotaciones y mataderos de toda España, entre ellas muchas gallegas, y que se puede encontrar en productos presentes en más de cinco mil puntos de venta. El próximo paso será terminar de desarrollar una aplicación diseñada por el Instituto Vasco de Investigaciones Agrarias (Neiker), que ayude a las explotaciones a controlar el bienestar de los animales que cría, sea cual sea la especie a la que pertenezcan. 

«Son las emociones las que definen el bienestar animal, pero no las podemos medir. Tampoco podemos basarnos en lo que el ser humano hace. Nuestra propuesta Welfare se centra en los animales», aseguró Dalmau en las sesiones sobre bienestar animal que se celebraron en el marco del congreso Food4Future de Bilbao. Así que a principios de siglo, investigadores de toda Europa se reunieron para tratar de definir lo que era el bienestar animal y participaron en dos proyectos europeos que se diseñaron con el mismo objetivo. «Nosotros cogimos todo ese trabajo y lo convertimos en un sello que tiene 17 años de trabajo detrás», añadió el investigador catalán. En su opinión, la acreditación Welfare «no es solo un sello de bienestar animal, es una filosofía de vida, de cómo tenemos que relacionarse con los animales», añadió.

«Este fue un proyecto que nació del conocimiento científico y que hemos sido capaces de llevar al consumidor», añadió Carles Rossel, director de área en el Irta. Está basado este sello en la observación del animal, centrándose en cuatro aspectos: que esté sano, que tenga un buen alojamiento, un buen comportamiento y una buena alimentación. Es un certificado independiente, que se puede utilizar para todas las especies de animales, desde vacas a cabras pasando por gallinas o conejos. Es, también, el que utilizan buena parte de las granjas gallegas, tanto de leche como de vacuno de carne, pues no hay que olvidar que Ternera Gallega ha certificado a buena parte de las explotaciones con las que trabaja con este mismo sello. 

Desde hace ya un tiempo, el Irta trabaja en colaboración con Neiker, el Instituto Vasco de Investigaciones Agrarias. En este centro han desarrollado una aplicación que permite controlar el bienestar animal en las granjas de pollos. «La tecnología nos ayuda a recoger los datos, analizarlos y optimizar las decisiones que se toman en as granjas», aseguró Roberto Ruiz, jefe del departamento de Producción Animal de este centro. Su trabajo comenzó por el diseño de una aplicación que permitiese al ganadero recoger los datos de su explotación. «Eso permite que una persona que tenga conocimiento de cómo funciona la granja pueda utilizar la aplicación para analizar los datos», añade. Esto significa que, por ejemplo, puede ver el número de animales que han muerto en los últimos meses o comprobar cuántos han sufrido daños.Todo, desde su teléfono móvil. Ahora, la han mejorado y hecho una versión para que las agrupaciones de ganaderos puedan recoger todos los datos de varias explotaciones y analizarlos de forma conjunta. El siguiente paso será adaptar el diseño de esta aplicación para que sirva para otros tipos de ganadería, como cerdos o vacas. 

Consumidor y mercado demandan cada vez más el sello Welfare

«Aquellos que no tengan un compromiso con la alimentación más ética lo van a tener negro» aseguró Toni Massares, de la fundación Alicia en el marco del congreso Food4Future. Y es que, cada vez más, «queremos comer cosas que estén en sintonía con nuestros valores», añadió. «El covid provocó una crisis de confianza en el consumidor y la clave del éxito de este certificado es que hay expertos independientes que lo avalan» añadió David Verano, de la empresa AENOR, una de las que tramita estos certificados. En su opinión, fue la Unión Europea la que comenzó a preocuparse por el bienestar animal pero tiene muy claro que, en unos años, «un importador de Brasil o Chile va a tener que cumplir los estándares de bienestar animal de la UE». 

También las industrian reclaman a las explotaciones este tipo de acreditaciones. Pascual, por ejemplo, produce actualmente todos sus lácteos con certificado de bienestar animal, lo mismo que están haciendo otras compañías como Lactalis o Danone, que están trabajando para conseguir que todas las explotaciones con las que colaboran puedan presumir de este sello. Hasta las grandes cadenas de distribución se preocupan por esta cuestión. «Fuimos el primer supermercado en eliminar los huevos de gallinas enjauladas y ese fue solo nuestro punto de partida», añadió Michaela Reich, responsable de Lidl.