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Solo el 14 % de los agricultores utiliza leguminosas en su rotación de cultivos

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

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Una encuesta realizada por la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos revela el escaso uso que se hace de estas variedades, que además tienen numerosos beneficios para el suelo

11 ene 2024 . Actualizado a las 10:25 h.

Las leguminosas son las grandes olvidadas de la agricultura española. Así al menos lo afirma una encuesta realizada por la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que se ha realizado en el marco del proyecto europeo Leguminose, que precisamente busca fomentar las posibilidades de desarrollo de la técnica conocida como intercroping, basada en mezclas de cereales y leguminosas. Este estudio revela, por ejemplo, que actualmente solo el 14 % de los agricultores españoles utilizada estas variedades en su rotación de cultivos, a pesar de los múltiples beneficios que estas tienen para los suelos.

Según UPA, España cuenta actualmente con cerca de 12 millones de hectáreas de cultivos extensivos, de las cuales unos 6 millones se dedican a la producción de cereales y cerca de un millón a las leguminosas, principalmente, guisantes, veza, alfalfa, yeros y garbanzos. La formación sostiene que, en los últimos años, los agricultores españoles han abandonado el cultivo de leguminosas por diversas razones, como las barreras agronómicas, de mercado o formativas que se encuentran.

Estas afirmaciones se ven respaldadas por el resultados de las encuestas, que muestran datos tan preocupantes como que solo el 5 % de los agricultores utiliza las leguminosas para mejorar la fertilidad de los suelos, frente al 41 % que emplea estiércoles o purines, solos o combinados con fertilizantes minerales. En cuanto a la asociación entre cereales y leguminosas, apenas el 14 % de los encuestados asegura que esta asociación suele formar parte de su rotación. Otra 25 % nunca ha oído hablar de esa posibilidad y el 32 % reconoce que hay bastantes probabilidades de que pueda realizar esa práctica.  

Entre los motivos que esgrimen los agricultores para no apostar por esa asociación entre cereal y leguminosa, el 32 % habla de la falta de maquinaria adecuada, mientras que otro 39 % lamenta la falta de ayudas específicas, algo que la nueva PAC trata de cambiar. Además, el 34 % alega la incertidumbre sobre los rendimientos de esta práctica, mientras que el 23 % se refiere a la falta de información. Otro 35 % dice que no emplea este sistema por la dificultad para vender el producto obtenido y otro 24 % culpa al control de las malas hierbas. 

Desde UPA aseguran que el cultivo de leguminosas aporta significativos beneficios al campo, como mejorar la estructura de los suelos y su materia orgánica, algo muy importante en un contexto de crisis climática. Sobre estos aspectos también fueron consultados los agricultores y un 78 % aseguró haber sufrido episodios de sequía importantes; un 40 % fenómenos de erosión y un 50 % episodios de baja fertilidad de los suelos. Además, el 22 % afirmó haber tenido inundaciones y otro 70 %, infestaciones de malas hierbas.

En cuanto a las ventajas más destacadas que observan los encuestados ante la posibilidad de incorporar leguminosas está la reducción en el uso de fertilizantes, algo a lo que apunta el 47 % de los agricultores, el aporte de nutrientes al cultivo siguiente (40 %), la mejora de la estructura del suelo (39 %) y la colaboración en el control de malas hierbas (35 %) y plagas y enfermedades (34 %). Precisamente estos dos últimos apartados son considerados como muy importantes y que exigen una monitorización continua por casi uno de cada dos agricultores. 

UPA está realizando actualmente ensayos de campo en hasta once localizaciones en cinco regiones de España para analizar las posibilidades y los problemas del intercultivo de cereales y leguminosas. Los resultados se darán a conocer en los próximos meses y servirán para ayudar a los agricultores a planificar sus siembras, una tarea que cada vez requiere de un mayor asesoramiento. 

Otra de las cuestiones que se planteó en la encuesta se refiere a cómo seleccionaban las variedades a plantar y un 72 % aseguró hacerlo de manera concreta por su respuesta a enfermedades o por competencia con malas hierbas. El 77 % realiza la elección basándose en su propia experiencia en años anteriores. Además, el 60 % afirma planificar qué cultivos sembrar en la mayoría de la explotación con meses de antelación, mientras que el 45 % elige cultivos que le ayudarán a mejorar el contenido de materia orgánica del suelo. Solo el 40 % aseguró planificar las siembras en función de las señales del mercado.