Buscan en los descartes de albahaca extractos que ayuden a conservar al langostino
AGRICULTURA
Néboda Farms y Grupo Nueva Pescanova participan en un proyecto de investigación que quiere revalorizar los residuos de la primera granja de agricultura vertical de Galicia para elaborar compuestos que inhiban la oxidación de pescados y mariscos
30 ene 2025 . Actualizado a las 13:25 h.La congelación no es, en ocasiones, suficiente para frenar el proceso de oxidación que sufren algunos mariscos y pescados, como el langostino. Por eso, desde hace años, se utilizan unos compuestos sintéticos que permiten una mejor conservación de estos alimentos. El problema es que, cada vez más, el consumidor rechaza este tipo de sustancias, de ahí que se haga necesario encontrar compuestos naturales, que se puedan extraer de las plantas, que ayuden a evitar este deterioro. Este es el objetivo del proyecto Agriresval, coordinado por la Fundación Empresa Universidade Galega (Feuga) y en el que participan la Universidade de Vigo, Néboda Farms y el Grupo Nueva Pescanova.
El objetivo de la investigación es el de combatir la oxidación lipídica que se produce en algunos alimentos. Esta es «la que se produce cuando, por ejemplo, dejamos una loncha de jamón serrano a temperatura ambiente y la parte blanca adquiere un color amarillo y un sabor rancio», explica Sonia Losada, profesora de la facultad de Química de la Universidade de Vigo, del grupo de Agrobiotech for heatlh, que participa en este proyecto.
Este deterioro «se inicia cuando la luz o la temperatura atacan e inician una reacción en cadena que da lugar a la descomposición del alimento, la aparición de olores y sabores desagradables y la pérdida de la calidad nutritiva», añade. Para la industria alimentaria resulta «de vital importancia encontrar estrategias que inhiban esta oxidación y, para ello, se utilizan envases al vacío o bajas temperaturas», cuenta. El problema es que, en ocasiones, ese proceso de congelado no es suficiente, de ahí que en los últimos años se hayan puesto en marcha investigaciones para buscar nuevos compuestos naturales.
Este es el problema que tiene el Grupo Nueva Pescanova, un gigante que cuenta con 54 buques que se dedican a la pesca, 7.000 hectáreas dedicadas a la acuicultura y 17 fábricas para producir productos del mar que comercializa en más de ochenta países. Y la solución podría estar en los descartes de albahaca que produce la primera empresa de agricultura vertical de Galicia, Néboda Farms. «La plantas desarrollan mecanismos para adaptarse a las diferentes situaciones de estrés que sufren por los cambios en la intensidad de la luz, en el aporte de nutrientes...Y estos mecanismos producen metabolitos secundarios, que son fuente de antioxidantes naturales que pueden inhibir la oxidación lipídica», añade Losada.
El problema de Néboda Farms es que produce, actualmente, más de tres toneladas entre residuos y descartes de su producción de albahaca. Esta firma utiliza la agricultura vertical para producir toneladas de esa planta aromática, de la que solo pone en el mercado las mejores hojas. Los tallos, las hojas que no son aptas para comercializar y las raíces se descartan, convirtiéndose en un residuo. «Actualmente nos cuesta dinero producir estos descartes, que además tenemos que almacenar o deshacernos de ellos», explica Samuel López, responsable de I+D de Néboda.
Esta firma se caracteriza por la innovación, pero también por buscar soluciones que le permitan ser cada vez más sostenibles, como puede ser el dar una segunda vida a los residuos. De ahí su interés por participar en este proyecto. «En nuestra fábrica, la raíz de la planta se separa de forma automática y queríamos buscar una utilidad a esos descartes vegetales», explica. Asegura que, aunque se conocen ya las propiedades antioxidantes de las hojas de la albahaca «el perfil químico de la raíz aún está inexplorado y creemos que tiene mucho potencial, según algunas investigaciones previas», añade.
Otra de las peculiaridades de Néboda es que produce la albahaca en un entorno completamente controlado, por lo que podrá variar desde la aportación de nutrientes hasta las condiciones de luz de las plantas para ver cómo repercuten ambas en las producción de antioxidantes, «porque tenemos una tecnología de monitorización en tiempo real». Con este proyecto, explica López, esperan poder reducir en 1,2 toneladas anuales lo desechos que provienen de descartes y otro 0,9 toneladas los de raíces. «No tendrán coste de almacenaje ni por deshacernos de ellos e incluso podremos obtener unos ingresos extra», asegura.
Será la Universidade de Vigo la que se encargue de aprovechar esos descartes para elaborar con ellos «un inhibidor natural de los óxidos lípidos», cuenta Losada. Para ello, diseñarán un protocolo que permita extraer de las raíces y descartes de albahaca los compuestos antioxidantes de forma sencilla y sostenible. Posteriormente, caracterizarán esos antioxidantes y determinarán su capacidad para actuar frente a la oxidación de los alimentos. Para terminar, validarán las fórmulas con pruebas en los laboratorios y también en las plantas del Grupo Nuevo Pescanova.
El nuevo compuesto será probado, en principio con los langostinos cocidos congelados que elabora el gigante alimentario. «Nosotros comprobaremos si hay mejoras de conservación y en la vida útil del producto», concluyó Chini Porro, responsable de I+D del Grupo Nueva Pescanova. Confían en que esta investigación les permita «conservar mejor las características organolépticas de nuestros productos utilizando extractos naturales».