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La ensalada del futuro se cultiva en vertical

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

M.MORALEJO

Néboda produce verduras de hoja y plantas aromáticas de alta calidad y sabor en un entorno totalmente controlado, que permite reducir el consumo de agua y evitar el uso de fitosanitarios

29 ene 2025 . Actualizado a las 12:59 h.

Cuando Matt Damon nos enseñó que se podían cultivar patatas en Marte pensamos que era ciencia ficción. Y en parte así era. Pero lo cierto es que conseguir producciones agrícolas sin tierra y con un aporte muy escasa de agua es ya una realidad. Lo saben bien en Néboda Farms, una empresa gallega que lleva años investigando y experimentando con la agricultura en vertical y que ya está comercializando plantas aromáticas y verduras de hoja en restaurantes y tiendas del entorno de Vigo. Ellos no tienen grandes extensiones de tierra, solo un contenedor en cuyo interior cultivan plantas aromáticas y verduras de hoja con excelentes resultados, un aporte mínimo de agua y sin fitosanitarios. ¿Será esta la agricultura del futuro?

«Queremos acercar la agricultura al concepto de mejora de costes que hay en otros sectores, como la automoción», cuenta Iván García, uno de los fundadores de Néboda Farms junto a su socio Roberto Estévez. Ambos son ingenieros y trabajaban en el sector de la automoción, pero una serie de casualidades los llevaron a interesarse por la agricultura vertical. «Visitando un museo de ciencias descubrí el concepto de la acuaponía y, posteriormente, vimos el proyecto de una empresa que se dedicaba a cultivar en la parte superior de naves industriales», explica. Entonces, corría el año 2018 y fue cuando decidieron investigar un poco más.

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«Hicimos una investigación de mercado y vimos que había iniciativas muy potentes en Estados Unidos y Japón», añade. Así que se fueron a Nueva York y Boston, donde pudieron probar estos cultivos «y tomamos la decisión de fundar la empresa». Su primera inversión fue de más de cien mil euros y les permitió traerse a Galicia la tecnología necesaria para comenzar a cultivar en vertical. Pero al proyecto le faltaba una tercera pata, la que les ayudaría a definir qué cultivar y cómo hacerlo. Así que se fueron a la Universidad de Vigo y se encontraron con Samuel López, actual responsable de I+D de la firma.

Empezaron entonces los ensayos para cultivar verduras de hoja y plantas aromáticas en vertical. «Al principio tuvimos problemas de estabilidad porque el cultivo es algo vivo, pero poco a poco fuimos dominando el proceso y en el 2021 ya empezamos a hacer nuestras primeras ventas», cuenta García. Puerta a puerta se pusieron en contacto con restaurantes y tiendas pequeñas «y vimos que era un producto atractivo para el consumidor», añade. Así que ahora comercializan todo lo que producen. «Nuestros clientes son restaurantes que buscan calidad y que repiten y son fieles», asegura.

Entorno controlado

Pero ¿en qué consiste la agricultura vertical? «Tenemos un entorno completamente controlado ambientalmente y le damos a las plantas los alimentos que precisan en cada momento. Estudiamos la alimentación que necesitan y las alimentamos tal y como ellas quieren», asegura López. Para ello, dentro del contenedor donde las plantas crecen en vertical se controla la temperatura, hay una humedad óptima «y simulamos las noches con descenso de temperatura y de luz», añade. Precisan, además, una mayor concentración de carbono para el correcto desarrollo de estos vegetales, por lo que están hablando con otras start up «que se dedican a capturar carbono de la atmósfera para luego canalizarlo y enriquecerlo. Eso podríamos hacerlo aquí», explica García.

El sistema tiene, todavía, otras muchas ventajas. «Nuestra gestión del agua, con tanques donde recircula, permite que no se pierda nada, con lo que ahorramos un 90 % de agua», añade López. Tampoco presenta los inconvenientes del abonado, «que al fin y al cabo es un proceso que altera la química del suelo, aquí esto no pasa», asegura. Y es un proceso completamente aséptico, «porque no utilizamos pesticidas». «Aquí los 365 días son los mejores días para las plantas», reitera. Al mismo tiempo, el sistema permite acortar los plazos de crecimiento de los cultivos. «Nosotros podemos tener entre nueve y diez cosechas de albahaca al año, mientras que en un sistema tradicional solo hay dos o tres», afirma. La agricultura en vertical tampoco precisa grandes extensiones de terreno. «En 100 metros cuadrados de cultivo podemos producir seis mil kilos de albahaca al año», sostiene.

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En Néboda tienen claro que este sistema produce, además, alimentos de gran calidad, contradiciendo así a los que creen que es la tierra lo que da sabor a los cultivos. «La tierra es el soporte, nosotros retiramos ese soporte pero dejamos todo el alimento, que es lo que la planta va a precisar», cuenta López. De hecho, insiste, «nuestro sistema es más sostenible y ecológico», añade. Albahaca, tomillo, lechuga, rúcula, mostaza y acelgas, entre otros, son los cultivos en los que trabaja Néboda con la vista ya puesta en el mercado, aunque hay empresas que ya han comercializado también con este sistema tomates o frutas como las fresas. «Nuestro objetivo es que, durante el segundo semestre del año, haya ya en los mercados un mézclum de Néboda», asegura García. Calcula que esas bolsas de ensalada listas para consumir podrían tener un precio de 2,40 euros, la de 85 gramos. Pero tendrá muchas ventajas con respecto a otras marcas porque «durará más, porque estará más fresca, habrá sido producido de forma sostenible y será un producto que se diferenciará por su sabor y frescura». Será, la ensalada del futuro.