Unións Agrarias reclama subir un 25 % la producción de uva en Rías Baixas

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

MARTINA MISER

La formación considera que el alto rendimiento y la calidad que se espera en la cosecha de este año puede atraer a los especuladores

28 jul 2025 . Actualizado a las 08:22 h.

Según el reglamento de Rías Baixas, un viticultor solo puede producir al año un máximo de 12.000 kilos de uva albariña por hectárea. Pero, en ocasiones, esta cifra se queda pequeña para acoger todo lo que trae el viñedo. Por eso el mismo documento recoge la posibilidad de que, en ocasiones excepcionales, estas cantidades se puedan incrementar hasta en un 25 %. Y eso es lo que reclama ahora el sindicato Unións Agrarias, que se permita a los viticultores recoger la totalidad de una cosecha que se prevé de altos rendimientos y calidad. No hacerlo, añaden en esta formación, podría atraer a especuladores que adquirieran esta uva a precios más bajos.

Fue en el 2011 cuando, por última vez, la denominación de origen aplicó este incremento de los rendimientos. Unións Agrarias considera que en esta ocasión se dan las mismas circunstancias que entonces y, por eso, ha registrado un escrito en el consello regulador para solicitar que se utilicen los datos de la estimación de cosecha hecha por los técnicos para aplicar el artículo que permite incrementar los límites de producción.

«Cando apenas queda un mes para o inicio da vendima moitos viticultores da denominación de orixe están a detecta rmoitos casos de fincas con elevadas producións, que superan o límite establecido de rendemento por hectárea e que, sen embargo, presentan parámetros de calidad óptimos», añaden en el sindicato. De confirmarse esta previsión, muchos superarían el rendimiento establecido en el reglamento, de 12.000 kilos por hectárea. El problema, explican en Unións Agrarias, es que los productores son reacios a destruir este exceso antes de la vendimia, «e moi probablemente aparezan nestas circunstancias compradores sen escrúpulos que pretenden facer negocio con esta uva en B», añaden.

Esta situación causaría graves daños a los viticultores, que percibirían por su uva un bajo precio, pero también a las bodegas, para las que supondría una competencia desleal, y para el conjunto de la cadena de valor del vino, por la mala imagen que genera, concluyen en el sindicato.