¿Por qué la huelga del transporte está haciendo tanto daño al campo gallego?

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

GANADERÍA

ALVITE

Producciones perecederas y granjas y fábricas con una capacidad de almacenamiento muy limitada provocan el colapso del sector alimentario

20 mar 2022 . Actualizado a las 22:20 h.

Cuando el pasado lunes comenzó la huelga del transporte pocos podían imaginar que en cuestión de días el campo gallego iba a estar patas arriba. Pero lo cierto es que el sector agroalimentario se ha situado entre los más afectados por la protesta. Granjas que se quedan sin pienso para alimentar a sus animales, leche que se tiene que tirar porque no hay quien la recoja y ganado al que hay que seguir manteniendo, con el coste que eso supone para las explotaciones porque no puede salir con destino al matadero, son solo algunas de las consecuencias que el conflicto ha dejado en el sector primario. Unas producciones perecederas y, sobre todo, la escasa capacidad de almacenamiento del sector han puesto en serio peligro la cadena que garantiza el suministro de productos frescos a los supermercados. A pesar de todo esto, el sector agroganadero ha insistido en demostrar siempre su apoyo a los huelguistas, porque considera que sus reivindicaciones son justas. Eso sí, reclama servicios mínimos para, por lo menos, poder mantener su actividad y no tener que tirar sus producciones.

¿Cuál era la situación del sector primario antes de la huelga?

Complicada. Ese es el adjetivo menos malo que se puede utilizar para describir cómo lo están pasando las explotaciones gallegas desde hace más de un año. Un estudio elaborado por la Consellería do Medio Rural, en colaboración con la Fundación Juana de Vega, revelaba, a principios de año, que producir un litro en Galicia ya costaba 4 céntimos más que durante el mismo período del ejercicio anterior. Y aunque los precios de la leche habían crecido de media un 2,71 %, los costes de producción lo habían hecho un 12 %. Datos que certifican, aseguró el conselleiro de Medio Rural, José González, que el sector estaba vendiendo a pérdidas. Lo mismo pasa en el vacuno de carne y en sectores como el porcino, el avícola o el cunícola. La situación empeoró con la guerra de Ucrania, que disparó todavía más los precios de los cereales.

¿Por dónde empieza la huelga a afectar a las explotaciones?

Las primeras consecuencias del paro de los transportistas se dejaron sentir en las fábricas de pienso gallegas. Estas vienen lastrando una situación mala, marcada por un incremento desmesurado del precio de las materias primas, cuyo coste volvió a crecer tras declararse la guerra de Ucrania. Este país era uno de los principales productores de maíz y, desde que saltó el conflicto armado, conseguir esta materia prima no ha sido tarea sencilla. Pero los fabricantes gallegos lograron traer desde Rumanía un barco con 33.000 toneladas de maíz hasta el puerto de A Coruña. El problema, que la huelga de transporte no se lo dejó sacar de ahí. El cierre total de los tres principales puertos gallegos provocó un desabastecimiento en las fábricas de piensos, que ya el primer día alertaron de que iban a tener que parar y no iban a poder suministrar a las granjas, poniendo en peligro la alimentación del ganado.

¿Por qué el cierre de los puertos deja sin comer al ganado gallego?

Explica el director de la Asociación Gallega de Fabricantes de Alimentos Compuestos (Agafac), Bruno Beade, que las fábricas de piensos disponen de muy poca capacidad de almacenamiento. Lo normal, es que se vayan aprovisionando a diario con camiones que transportan el cereal desde los puertos para ir fabricando e ir abasteciendo a las granjas. Al estar dos días sin recibir material, se quedan sin producto y empiezan los problemas para abastecer a las granjas. De hecho, algunas plantas tuvieron que cesar su actividad al quedarse sin material. El pasado miércoles se logró un acuerdo de mínimos con los huelguistas, que se comprometieron a dejar salir de los puertos el cereal en cisternas. Pero esto solo supone abastecer al sector con el 40 % de la producción que precisa. Por eso, a día de hoy sigue habiendo problemas. Porque las explotaciones en intensivo, por su parte, tampoco tienen gran capacidad de almacenar cereal y guardan producciones para dos o tres días. El problema está, sobre todo, en cerdos y aves, que si no reciben sus raciones diarias empiezan con episodios de canibalismo.

Si se permite la recogida de leche ¿por qué hay problemas en las granjas?

También el sector lácteo adolece de la falta de almacenamiento. Desde que comenzó la protesta, los convocantes estuvieron de acuerdo en facilitar la recogida de la leche en las granjas. El problema es que no se tuvo en cuenta a las grandes industrias, que son las encargadas de procesar toda la leche. Las que producen en Galicia se encontraron con que les faltaban materiales indispensables para proceder al transformado de esa leche, lo que les obligaba a guardar la producción recogida en tanques, que tienen una capacidad de almacenamiento limitada. Pero es que, además, el 40 % de la leche que produce Galicia se transforma en otras zonas de España. La huelga impidió que las cisternas pudieran hacer sus rutas habituales para llevar las leche gallega a plantas del resto del Estado, lo que volvió a dejar a las lácteas sin capacidad de maniobra. Al borde del colapso, en muchos casos, tuvieron que racionar las recogidas o pararlas por completo. Las granjas, por su parte, tampoco tienen ni capacidad ni condiciones para almacenar la leche durante más de dos días, así que si la industria no venía a recogérsela no le quedaba más remedio que tirarla.

Y qué pasa con la carne ¿cuál es el perjuicio para estos ganaderos?

Las explotaciones gallegas mandan casi a diario sus animales a los mataderos para ser sacrificados. El problema es que si se quedan sin transporte, el ganado no puede salir de la granja, con todos los costes que ello implica para el ganadero. Porque tiene que seguir invirtiendo en su cuidado y alimentación a pesar de que, si pasa demasiado tiempo, su carne se deprecia. Por su parte, los mataderos tampoco pueden repartir la carne, que se queda almacenada en cámaras frigoríficas, de nuevo, con una capacidad muy limitada. Lo mismo sucede con las granjas de pollos, conejos y cerdos. De hecho, Coren lleva días sin matar por el paro.