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Cospeito anuncia las matanzas caseras: «A carne do porco da casa sabe mellor»

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

GANADERÍA

Al mercado porcino anual acudieron vendedores de la comarca chairega

26 nov 2023 . Actualizado a las 10:38 h.

Las matanzas caseras están a la vuelta de la esquina, y quienes conservan esa costumbre tienen sus proveedores de confianza o acuden a mercados donde saben que hay producto casero. La Feira do porco da ceba, que se ha celebrado este sábado en Cospeito, es un buen ejemplo de ese perfil: vendedores de la comarca de Terra Chá llevan sus animales, una muestra de ganadería a pequeña escala, y compradores de esa misma zona o de algo más lejos adquieren los animales.

Julia Vilar, de Rábade, llevó este sábado una cerda. Sui mejor presentación era que había comido productos que encajan en una crianza tradicional. Remolacha, hierba o maíz fueron la base de la alimentación: «todo da casa», recalcaba. La conclusión, en este y en casos similares, parece clara, como subrayaba la vendedora: «A carne do porco da casa sabe mellor», decía. Con el mercado en sus primeras horas, en sus planes estaba volver a casa habiendo vendido la cerda. «A ver se deran novecentos euros...», comentaba.

Nabo, hierba y harina fueron alimentos habituales en los dos cerdos llevados por Javier Verdes, vecino de Árbol (Vilalba). Los animales tenían ocho meses, y habían comido nabos, harina o hierba. En las primeras horas de la feria la animación aún era menor que la de otros años, y este criador tenía una explicación: «Non hai cartos. Se houbera cartos... Pero cartos non hai», aseguraba. Lo que sí presentaba como un aval era el valor, ya que sus animales, aunque de menos peso que los criados de una manera más industrial, ofrecían la garantía de una carne de calidad.

Tres cerdos formaban la mercancía transportada por Luis Peña, de Outeiro de Rei. Por cada uno de sus tres cerdos pedía 550 euros por cada uno. Alimentó con maíz y remolacha, y los animales solo comieron algo de pienso en los primeros cuatro meses de vida. ¿El resultado? «Hai diferenza no sabor», explicaba. Él cría también otros cerdos para que su familia tenga carne casera durante meses.

En la feria, también se comprobaba que el precio oscilaba según las cabezas: por ejemplo, una cerda de once meses se vendió antes del mediodía en 750 euros. Por otro lado, además de la parte más económica, el mercado, organizado por el Concello, contó con una degustación de productos porcinos y de filloas.