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Cuando el capón de Vilalba se coló en la celebración de la Constitución en las Cortes

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

GANADERÍA

En la feria de este año se vendieron 300 capones.
En la feria de este año se vendieron 300 capones. PALACIOS

Manuel Fraga le recomendó a Gregorio Peces-Barba que lo comprase porque era el mejor del mundo

29 dic 2023 . Actualizado a las 09:36 h.

La Navidad se celebra todos los años. La aprobación de la Constitución, por lo menos en un sistema estable, suele darse una vez cada muchas décadas. Pero lo que tienen en común ambos acontecimientos es que pueden festejarse con unas buenas viandas, entre las que el capón de Vilalba puede figurar por derecho propio. Las aves que llevan el nombre de la capital chairega por España adelante lograron además su minuto de gloria hace ahora 45 años, al ser sancionada la Constitución española en las Cortes.

Gregorio Peces-Barba fue ponente del texto constitucional por el PSOE, y Manuel Fraga, por Alianza Popular. Que tuviesen orígenes políticos distintos no solo no impidió que la norma fundamental contase con aportaciones procedentes de distintas ideologías, sino que el consenso y las buenas formas llegaron más allá de los debates sobre artículos de la ley. Tras haberse aprobado la Constitución en referendo el 6 de diciembre de 1978, el día 27 llegó el momento de que fuese sancionada por el rey Juan Carlos en las Cortes.

Ponentes de la Constitución homenajeados en la fiesta de la Comunidad de Madrid del 2001, con el presidente Alberto Ruiz-Gallardón en el centro.
Ponentes de la Constitución homenajeados en la fiesta de la Comunidad de Madrid del 2001, con el presidente Alberto Ruiz-Gallardón en el centro. EDU ORTEGA

A los ponentes de la Constitución se les suponía ese día una emoción especial, pero también demostraron capacidad para captar la atención, como se comprueba leyendo La Voz de Galicia. En la crónica, elaborada para la agencia Colpisa por Amalia S. Sampedro, se recoge el agradecimiento de Peces-Barba a Fraga por haberle recomendado capones de Vilalba para las comidas navideñas. Fraga hizo un comentario sencillo y rotundo de esa sugerencia: son, dijo, «los mejores del mundo». El ponente socialista, que luego sería presidente del Congreso de los Diputados y rector de la Universidad Carlos III, tampoco parecía falto de criterio gastronómico: Fraga le dio las gracias por el regalo de unas botellas de «deliciosos caldos vallisoletanos», aunque no se concreta si el vino era blanco de Rueda o tinto de la Ribera del Duero.

La satisfacción en las Cortes por la aprobación del texto constitucional no se limitó a los ponentes. Santiago Carrillo, entonces secretario general del PCE, dijo que la aprobación, «refrendada mayoritariamente por el pueblo», era el digno final de un «proceso muy complejo y laborioso». Enrique Tierno Galván, entonces diputado por el Partido Socialista Popular (PSP) y autor del preámbulo y más tarde alcalde de Madrid tras la integración de su partido en el PSOE, aseguró: «Creo que hoy se nos han abierto definitivamente las puertas de la democracia y las puertas de Europa».

También, años después, se le abrieron las puertas de Europa al capón. El producto está reconocido por una Indicación Xeográfica Protexida, cuyo pliego de condiciones se aprobó en el 2017. En ese texto, por otro lado, se puede comprobar que la fama y el prestigio del producto, criado en una zona en la que la agricultura y la ganadería aún están presentes, son muy anteriores a la Transición: «Las primeras noticias conocidas sobre la cría y consumo de capones en Galicia datan de la Edad Media, abundando en esta época documentos de foros en los que los foreros se comprometían a pagar en capones parte de la renta».

Una feria con dos mil ejemplares y precios que llegaron a 4.000 pesetas

La Feira do Capón de Vilalba de 1978 contó con casi 2.000 aves. En el mercado anual, que entonces tenía lugar en el pabellón polideportivo municipal, hubo ejemplares por los que pagaron unas 4.000 pesetas (24 euros de hoy). El corresponsal de La Voz de Galicia, Jaime Rábade Prieto, informaba de que el precio había oscilado durante la feria, celebrada de nueve de la mañana a una de la tarde, hasta el punto de que algún par había costado 1.500 pesetas. En la noticia se recoge que no todos los pares eran de igual calidad, una desigualdad corregida con los años.

Por otro lado, ya entonces era habitual que en la feria se comprasen capones cuyo destino estaba a centenares de kilómetros de la capital chairega. «Tenemos la certeza de que salieron rumbo a Madrid», se lee en la crónica de La Voz de Galicia sobre tres capones que habían costado en total 11.500 pesetas y que había comprado un vecino de la parroquia de Árbol. La fama también llegaba lejos, pues en la feria de 1978 no solo hubo compradores de ciudades de Galicia y del resto de España. La crónica de Jaime Rábade Prieto terminaba así: «Hemos saludado a dos periodistas de Tokio que preparan una publicación sobre el Camino de Santiago y tomaron fotos y datos de este emporio mercantil con aire medieval, que año tras año se celebra en la villa capitalina de Terra Chá».

 La cría del capón empieza a tener en los últimos años caras nuevas. Sin embargo, criadoras como Corsina Guizán, de la parroquia de Noche, aún conserva esa costumbre a sus 96 años. Los que cebó este año se mandaron a Madrid ya antes de la feria.