Galicia, donde están encerradas las gallinas de once municipios, se libra de un brote de gripe aviar que se lleva por delante 870.000 animales

GANADERÍA

En lo que va de año, en toda España se han registrado seis focos en explotaciones avícolas y 38 en aves silvestres
24 sep 2025 . Actualizado a las 10:02 h.Las gallinas de once municipios gallegos llevan ya nueve meses encerradas por culpa de la gripe aviar. Y nada hace prever que su situación cambiará durante los próximos meses. Porque la cercanía del otoño ha traído un incremento de los positivos por esta enfermedad, tanto en animales silvestres como entre los que conviven en explotaciones avícolas. Hasta ahora, ha habido seis positivos en granjas, que han obligado a sacrificar más de 870.000 aves. Y otros 38 en aves silvestres, de los que seis tuvieron lugar en la comunidad gallega.
Fue en enero de este año cuando el Ministerio de Agricultura decidió elevar el nivel de riesgo por la evolución que esta enfermedad estaba teniendo en otros países europeos. Entonces, el país estaba libre de la gripe aviar en las explotaciones ganaderas, que se habían visto especialmente perjudicadas por esta dolencia en el año 2022, cuando fue preciso sacrificar más de un millón de cabezas entre gallinas, pavos y broilers. Seguía habiendo, eso sí, focos en aves silvestres, de los que Galicia registró una elevada incidencia también hace ahora más de un año.
Pero lo cierto es que, cuando se decretó el nuevo encierro de las gallinas, apenas había positivos en el país. La situación duró poco, pues en marzo de este mismo año llegó el primero positivo en aves silvestres, que tuvo lugar en Andalucía. Desde entonces, se han detectado otros 37 positivos en aves silvestres, seis de e los en Galicia. A la comunidad la enfermedad llegó el 25 de agosto, tras encontrar focos en los municipios de Foz, Miño, Bueu, Abegondo, Arteixo y Cangas.
Por fortuna, en Galicia sigue sin haberse registrado ningún focos en explotaciones avícolas. Eso sí, hay once municipios en los que las gallinas no pueden salir al aire libre. En Cambados, O Grove, Meaño, A Illa, Sanxenxo, Ribadumia y Vilanova, todos ellos ligados a la desembocadura del Umia, la medida se está aplicando desde principios de año. Pero en los de Ordes, Cerceda, Tordoia, en A Coruña, y Xove, en Lugo, la orden se aplica solo desde mediados de abril. Porque el ministerio decidió entonces publicar un decreto para ampliar el número de zonas que pasan a estar consideradas como Zonas de Especial Riesgo. Y en Galicia se incluyó en ella el embalse de Vilagudín, que es el que afecta a los municipios de A Coruña, y a la localidad de Xove.
Todos esos concellos son las Zonas de Especial Riesgo, en los que además de encerrar a las gallinas están prohibidas las concentraciones de aves. Sin embargo, dado la incidencia que la enfermedad está teniendo en el resto del país no se descarta que estas mismas medidas puedan aplicar a las consideradas Zonas de Especial Vigilancia, donde serían ya muchos más los municipios gallegos que tendrían que tomar medidas.
El problema es que, una vez más, la enfermedad está dejando huella en explotaciones avícolas de todo el país. En todos los positivos detectados hasta el momento, se cree que la principal vía de contagio fue el contacto con aves silvestres que estaban enfermas. De ahí la insistencia de las autoridades en que se refuercen las medidas de bioseguridad, como evitar que las aves de cría tengan acceso a comederos y bebederos al aire libre.
El primer brote de este año tuvo lugar el pasado 18 de julio en una explotación de Badajoz, donde fue preciso sacrificar a 12.035 aves. Posteriormente, el 28 de julio se confirmó otro positivo en una granja de Toledo con 45.000 animales. Y, entre el 4 y el 7 de septiembre, hubo otros dos brotes en la provincia de Huelva, en los que se vieron afectadas más de 16.000 cabezas. Guadalajara fue la provincia en la que se detectó el quinto positivo, en una granja con 37.300 aves. Pero fue sin duda el último de los positivos el que más daño ha causado. Se registró en una explotación de Valladolid con un censo aproximado de 760.000 aves, que ahora están siendo sacrificadas para poner fin al brote.