
El plan pone en peligro la actividad de un centenar de factorías gallegas que operan al borde del mar
28 ene 2020 . Actualizado a las 10:00 h.El de Vilanova de Arousa iba a ser un pleno sin grandes sorpresas hasta que el partido socialista decidió dar la campanada y anunciar ayer la suspensión del controvertido proyecto de reglamento de Costas. Según fuentes consultadas por este periódico, el Ejecutivo de Sánchez habría dado marcha atrás al plan que amenaza con demantelar a un centenar de empresas gallegas situadas total o parcialmente al borde del mar, según la Xunta; apenas cuatro según el Gobierno central.
La noticia saltó al filo de la noche. El grupo socialista, que había anunciado su voto favorable a una moción del Partido Popular, en la que se instaba al Gobierno español a descartar la reforma de la Ley de Costas, dejó caer que la votación carecía de sentido al haber sido retirado el borrador, duramente criticado por el sector mar-industria al no haber sido consensuado. La rectificación viene dada en un contexto de enorme rechazo, tanto por la deslealtad con la que fue tramitado, como por la letra del mismo. Su redacción puso en pie de guerra a una amplia lista de municipios gallegos, potencialmente afectados por sus restricciones. Las corporaciones locales están preocupadas por el cambio normativo, que modificaría la duración de las concesiones a las empresas. Ese fue el motivo por el que el asunto fue introducido en el pleno arousano en el que se pretendía exigir explicaciones al Ejecutivo español. Y es que el Concello calcula que cinco factorías, entre depuradoras y conserveras, verían truncada su continuidad en sus actuales emplazamientos. También se mostraron favorables a garantizar el apoyo de la corporación municipal «aos potencialmente afectados pola reforma, e en particular aos traballadores de Vilanova e ás súas familias, así como aos empresarios afectados pola inseguridade provocada por esta actuación do Goberno central». Precisamente, es esa falta de garantías legales uno de los elementos que más preocupan a las empresas de la cadena mar-industria. Según explican distintos portavoces de este sector, ese factor está provocando ya la ralentización, cuando no la cancelación total, de algunas inversiones previstas, poniendo contra las cuerdas su actividad.