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La odisea del Spirit of Discovery: algo supuestamente divertido que acabó con cien heridos

E. A. REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

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El crucero, en el que viajaban  un millar de personas, fue sorprendido por una tormenta en medio del Cantábrico después de no haber podido entrar en el puerto de A Coruña por el mal tiempo

17 nov 2023 . Actualizado a las 07:53 h.

Viajar en un crucero es algo supuestamente divertido, aunque hay quien antes de quitarse la vida ya había plasmado por escrito que nunca lo volvería a hacer. Y es posible que como David Foster Wallace piensen ahora el millar de turistas que a finales del mes de octubre, el día 24 se embarcaron con ganas de sol canario en el Spirit of Discovery. En especial el centenar de personas que resultaron heridas —algunos medios citan de cinco de carácter grave— cuando la pasada semana, ya a punto de regresar al Reino Unido, el barco se detuvo bruscamente en medio de una fuerte tormenta en medio del Cantábrico.

Es el Spirit of Discovery un gigante de 236 metros de eslora, sobre los que se cimenta todo un paraíso de diez cubiertas del dolce far niente por el que velan el más de medio millar de personas que forman parte de la tripulación. Dos piscinas, siete restaurantes, spa, biblioteca, gimnasio, sauna, salón de belleza, simulador de golf, teatro y, por supuesto, tiendas... Todo para matar el tiempo entre escala y escala durante esos catorce días de asueto frente a la costa africana por los que habían pagado cada uno de ese millas de cruceristas.

Tras zarpar del Reino Unido, el buque se dirigió a las islas Canarias. Recaló en La Palma, en Tenerife, visitó Arrecife, amarró en Puerto del Rosario... El siguiente destino sería Las Palmas, pero el tiempo se puso caprichoso y el capitán decidió saltarse esa escala y dejar en un simple cuarteto el quinteto canario que había prometido al bautizar el crucero de Saga Cruises. La idea alternativa era poner rumbo a A Coruña y recalar allí dos días (el 5 y 6 de noviembre), pero cuando se estaba aproximando a destino se encontraron con el «puerto cerrado». No es que hubiese una barrera que impidiese el acceso, pero sí una altura de olas suficiente para que los prácticos portuarios solo actúen en caso de emergencia. Así que el Spirit of Discovery no llegó a entrar en la dársena herculina y continuó rumbo hacia Portsmouth confiando en escapar de la tormenta. No fue posible. Los sorprendió con toda crudeza en el Cantábrico. Las duras condiciones meteorológicas hicieron que el barco realizase una maniobra de seguridad que hizo que el crucero se detuviese y escorase a babor. Según relataron a la BBC algunos de los pasajeros, que grabaron los momentos más duros del oleaje, las mesas volaron por los aires, objetos se desprendían de las paredes y los pasajeros se golpeaban o caían mientras seguían las instrucciones de un capitán que intentaba calmar a los cruceristas pero que sonaba aterrado a través de los altavoces.

Cruceristas de avanzada edad

Muchos pasajeros confesaron a ese medio de comunicación que temieron por sus vidas y no ocultaron su indignación por las explicaciones de la armadora, Saga Cruises, minimizando la importancia de las lesiones. «Decir heridos leves es un insulto a las horribles fracturas de huesos, pelvis, laceraciones, puntos de sutura...» Daños que, por encima, sufrieron personas en su mayoría de edad considerable, cuando las secuelas de una rotura de cadera no son algo nimio.

El susto ya ha pasado. Tanto, que el Spirit of Discovery ya ha emprendido nueva ruta. Navega rumbo a las Barbados desde Lisboa. Y, si nada lo impide de nuevo, recalará en A Coruña el próximo 9 de diciembre. Por cierto que su gemelo, el Spirit of Adventure, visitó A Coruña el día 7, después de que el Cantábrico hubiese dado un buen meneo al Discovery.