La cadena pesquera espolea a Consumo para poner coto a los remedos de pescado

Hace ya más de cinco meses que los distintos eslabones de la cadena de valor de la pesca presentaron una denuncia colectiva ante el Ministerio de Consumo porque, al calor del auge de corrientes veganas, vegetarianas y flexitarianas, fabricantes de referencias elaboradas a base de proteína vegetal —los denominados plant-based— las estaban haciendo pasar por pescado, jugando a la confusión con el consumidor con evocaciones, imágenes y denominaciones que sugerían atesorar similares características nutricionales a las de los productos marinos, aseguraban. Y a finales de septiembre el ministerio anunció que ese órgano especializado en prevenir y sancionar posibles fraudes masivos que es la Subdirección General de Inspección y Procedimiento Sancionador empezaba a indagar al respecto. A comprobar si era cierto que los filetes de merlvza que una marca fabricaba con habas de soja o guisantes se podían confundir con un trozo de merluza fileteado, por ejemplo, en A Mariña.

Pero está tardando. Tanto, que tres representantes de aquella cadena de valor de la pesca que interpuso la denuncia en su día, han vuelto a los despachos de Consumo para espolear a las autoridades que tienen que velar por que se cumpla la legislación vigente y vigilar el etiquetado y presentación de los productos plant-based.

José Manuel Beltrán por los productores pesqueros; Luis García, como experto en seguridad alimentaria, y María Luisa Álvarez, especialista en comercialización, en nombre de las pescaderías tradicionales, recordaron al director general de Consumo, Daniel Arribas, que la normativa vigente «impide el uso de denominaciones de fantasía o las referencias a ingredientes que no estén presentes en el producto». Y desde luego, en el filete de merlvza no hay ni una traza de Merluccius merluccius, sino un compendio de proteínas vegetales que tanto se visten de pollo, como de pescado, pizza o hamburguesa. Y si no es fantasía que esos plant-based se presenten en la etiqueta como Sabores del Mar —ejemplo ficticio que ponen los demandantes— alguna irregularidad debe constituir, puesto que lo marino se lo puede dar el saborizante, pero difícilmente los ingredientes, que son para veganos. Y más fantasioso es llamar «atún vegano» a los chícharos machacados o a la soja apiñada en eso que se ha bautizado como heura.

El atún vegano no existe, como tampoco la merlvza, insiste la cadena de la pesca. Y quien así se publicita a través de denominaciones de fantasía o pictogramas engañosos no cumple con la legislación vigente, a juicio de las organizaciones del sector pesquero.

Confusión en el consumidor

La cuestión está en si llama a la confusión del consumidor. Para el sector está claro que sí. Como lo corrobora un estudio elaborado por Nielsen que bajo el título de Power of Plant Based Alternative Foods and Beverages 2023 es el «único a nivel internacional que analiza el comportamiento del consumidor ante estos productos», explican. Según ese informe, «el 54% de los consumidores encuestados reconocen que tienen0 dificultades para diferenciar los productos procesados plant-based de la proteína animal en el lineal del supermercado». No solo eso, sino que, además, «el 58% admiten que invierten algo o mucho tiempo en analizar el envase».

Ante esas conclusiones, los representantes de la pesca inciden en la necesidad de que se redoblen esfuerzos para vigilar estos productos para que cumplan con la normativa vigente y se pueda garantizar que el consumidor disponga de información clara, veraz, rigurosa y precisa.

Aunque a la reunión solo acudieron tres personas en representación de toda la cadena, el comunicado del encuentro está suscrito por Anfaco-Cecopesca, Apromar, Armadores Punta del Moral, Cepesca, Conxemar, Fecopesca, Fedepesca, Federación Regional de Cofradías de Pescadores de Canarias, Federación Nacional de Cofradías de Pescadores, Lonja de Tarifa, Opagac, Opescantábrico, OPP 72, OPP7 Burela, OPP78, OPPC3, Orpagu y Puerto de Celeiro.

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