Un estudio europeo revela que la especie salvaje, «extinta en el Mar del Norte», resiste en Galicia
16 oct 2024 . Actualizado a las 00:58 h.«La ostra es abundantísima en Vigo, pero el empeño y la codicia con las que se persiguen pueden llegar a extinguirlas», reflexionaba el naturalista Cornide en su libro Historia natural de los peces y otras especies marinas de Galicia, publicado en 1788. Cien años después, arribaba a la ría el naturalista Paz Graells para escribir la Exploración científica de las costas del departamento marítimo de Ferrol (1870) y la ostra ya escaseaba. «La devastación de los bancos de la ría de Vigo, puerto de Baiona y de la ensenada de Aldán se atribuye a los mariscadores de San Paio...», escribía Graells. Este constataba hace más de 150 años un fenómeno que hoy sufre toda Europa, la desaparición de la ostra salvaje, también conocida como ostra plana, de sus costas. Documentos históricos como los de Cornide y Graells han servido de base a un grupo de 30 investigadores europeos del Historical Ecology de NORA (Native Oyster Restoration Alliance) para estudiar cómo la mayoría de arrecifes del molusco bivalvo del continente «han desaparecido». También en la ría de Vigo, donde es un símbolo, aunque «aún resisten en su interior», explica el investigador del Centro Oceanográfico que participó en el trabajo, Fiz da Costa.
A través de 1.600 documentos históricos, los investigadores han podido dibujar el mapa de distribución histórica de la ostra salvaje en Europa. Se extendía desde Noruega al Mediterráneo, cubriendo «por lo menos», 1,7 millones de hectáreas, «un área más grande que Irlanda del Norte». La mayoría está extinta. En el Mar del Norte ya no quedan y en la ría de Vigo se agotan. El texto de Graells permite ya avisaba. El naturalista escribía que «en Cangas existieron tres ostreras muy productivas, pero hoy (1870) están esquilmadas». Muchos otros bancos que relataba ya no existen hoy. «Os poucos arrecifes de ostra salvaxe que nos quedan aguanta no interior da ría, sobre todo na zona de Arcade», indica Fiz da Costa.
La documentación histórica también permite saber que «a principal razón da desaparición é a actividade humana», explica el investigador. Fueron presas de la sobreexplotación y de la falta de regulación. Hoy, lo son del cambio climático y de un virus que está diezmando su población. «As ostras que se infectan con esta enfermidade morren na súa gran maioría. Ten unha mortalidade de case un 100 %», explica Da Costa. En la ría de Vigo tampoco se libran. «Todos os indicadores mostran que a ostra plana está en perigo. Hai unha redución paulatina das súas capturas, están expostan a unha enfermidade que acaba con elas e, ademais, estamos rexistrandro episodios de gran mortandade co descenso brusco da salinidade por mor da chuvia», explica.
Están expuestas a muchos riesgos, pero «estamos a tempo de salvalas». Con esta investigación, Fiz Da Costa y sus compañeros quieren incidir en «estamos na década da restauración dos océanos e debemos crear iniciativas a longo prazo para recuperar estes arrecifes». El investigador pone como ejemplo la política de restauración del lince ibérico. «Un traballo de moitos anos que va dando os seus froitos». Da Costa tiene experiencia en este tipo de procesos, ya que forma parte de la iniciativa para la recuperación de la ostra plana en el Mar Menor (MMOI), que lidera la investigadora Marina Albentosa del IEO de Murcia. Allí colidera el proyecto RemediOS2, del programa Pleamar de la Fundación Biodiversidad que «procura o emprego da ostra plana para filtrar a auga do Mar Menor», explica.
La ostra, además de ser un activo económico para la comarca, también es un organismo «imprescindible» para la salud de la ría. El doctor de la Universidad de Exeter Ruth Thurstan, uno de los promotores de la investigación, recuerda que «solemos pensar que el suelo marino como una extensión plana y fangosa, pero en el pasado muchos lugares eran un paisaje tridimensional de arrecifes vivos complejos». Estas estructuras son el hogar de «casi 200 especies de pescado y crustáceos». Además, las ostras también juegan «un papel vital en la estabilización de las costas, en el ciclo de nutrientes y en la filtración de agua. Una sola ostra adulta filtra hasta 200 litros de agua al día», explica.
Los resultados del estudio «crean un mapa que temos que tratar de reactivar». Restaurar esos arrecifes desaparecidos «sería unha gran mellora na saúde do noso océano», recuerda Da Costa. Será un proceso largo, ya que las estructuras se desarrollan lentamente, con capas de nuevas conchas acumulándose sobre las muertas, pero «necesario para recuperar e protexer a biodiversidade».