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La flota que pare para proteger delfines tendrá ayudas, pero no de las de urgencia

e. a. / s. s. REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

MARTINA MISER

La veda decidida por Francia y asumida por Bruselas comienza mañana

21 ene 2025 . Actualizado a las 04:45 h.

En vista de que la veda que Francia impuso a principios del 2024 tanto a su flota como a la de los demás socios comunitarios ha tenido efectos positivos, al reducirse en ese período el número de varamientos de cetáceos en el golfo de Vizcaya en comparación con el 2023, la Comisión Europea ha hecho suya la medida. A través de un acto delegado, y atendiendo a una recomendación conjunta presentada por Bélgica, España, Francia, los Países Bajos y Portugal, el Ejecutivo comunitario reeditó este ejercicio la prohibición de pesca para buques de más de 8 metros de eslora que trabajen con redes de arrastre pelágico, arrastre de fondo a la pareja, redes de cerco, redes de enmalle de fondo, como volantas, rascos y trasmallos. A partir de mañana, las embarcaciones no podrán operar con esas artes en toda la subzona 8 del ICES (Consejo Internacional para la Exploración del Mar), que se corresponde con el golfo de Vizcaya. La actividad estará vedada hasta el 20 de febrero.

La flota tendrá, al igual que el año pasado, varias opciones: o amarrar temporalmente, faenar en esa zona con otras artes o salir de ese caladero. En el 2024, por la primera solución optaron 21 barcos españoles, que recibieron ayudas por ese amarre temporal. En este período de veda también habrá subsidios para aquellos que decidan dejar de pescar durante ese mes de veda. Ahora bien, hay una diferencia, según avisó al sector la Secretaría General de Pesca. Un cambio importante. Ocurre que en el ejercicio del 2024, las ayudas se tramitaron como medida de urgencia a nivel central, como ayudas de Estado. Sin embargo, la de este año tendrá un carácter estructural y, por tanto, se financiará con dinero del Fondo Europeo Marítimo de Pesca y Acuicultura (Fempa), previsto para paradas temporales. Por tanto, la gestión quedará en manos de las comunidades autónomas, que serán las que decidirán las condiciones y requisitos para poder beneficiarse de las mismas.

De acuerdo con los datos que el ministerio de Pesca facilitó el año pasado, eran 41 las embarcaciones afectadas por la veda alentada por Francia en el golfo de Vizcaya para tratar de reducir las capturas accidentales de delfines y otros cetáceos. De ese total, 20 decidieron cambiar de caladero y 21 se inclinaron por el amarre temporal.

Otras medidas de gestión

Paralelamente a la veda, Bruselas impone a la citada flota el uso de dispositivos acústicos para ahuyentar cetáceos. Asimismo, obliga a los capitanes de los buques a registrar por separado en el diario de pesca las capturas accidentales de delfines comunes, marsopas y otros pequeños cetáceos.

A mayores, los Estados miembros deberán recopilar datos de capturas a través de observadores a bordo o sistemas electrónicos de vigilancia con cámaras, de forma que esté cubierto al menos el 1 % del esfuerzo pesquero anual de la flota afectada y el 5 % del arrastre (pelágico y de fondo) entre enero y marzo. Para las artes fijas, el rango de cobertura se situará entre el 2 y el 5 % del esfuerzo durante el período de más riesgo.

Medidas más laxas que las sugeridas por los científicos que asesoran a Bruselas

La Comisión da por hecho que las medidas decididas no van a reducir las capturas accidentales por debajo del umbral de seguridad que se busca (4.926 individuos al año), pero admite que contribuirán a rebajar el problema. Por eso ha aceptado la sugerencia de la recomendación conjunta, por más que sean «menos estrictas» que las que habían recomendado los científicos del Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES) en cualquiera de sus seis escenarios. Según el ICES, en el golfo de Vizcaya habría 634.286 ejemplares de cetáceos y se atrapan sin querer 5.938 al año.

La Xunta vincula los varamientos récord a la temperatura y a que en los caladeros hay más cetáceos

En los 1.500 kilómetros de costa de Galicia han varado desde 1990 hasta el 2024 algo más de 9.000 ejemplares de cetáceos, focas y tortugas. Sobresalen, con mucho, los primeros, con individuos de 24 especies diferentes. De focas se han encontrado de seis tipos distintos, y de tortugas marinas, cinco.

Pero los hallazgos de estos animales marinos en playas, rocas y otros puntos del litoral gallego se han disparado en los últimos dos años, donde los registros se sitúan muy por encima de la media. En el 2023 fueron 695 los varamientos y el año pasado se elevaron hasta los 689, el récord histórico desde que hay registros.

En un comunicado, la Xunta apunta que la posible explicación de este incremento en el caso de los registros de tortugas marinas «podría estar relacionada con los cambios de temperatura oceánica, al igual que ocurre en el norte del Cantábrico». En cuanto al mayor número de varamientos de cetáceos, este estaría vinculado a ese calentamiento y a un incremento de la densidad de este tipo de mamíferos marinos en las zonas de pesca, con el consiguiente aumento de las capturas accidentales derivadas de esta situación.

Convenio con la Cemma

Los datos los ofreció la conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez, el fin de semana pasado, al hilo de la firma de la renovación del convenio que la Xunta mantiene con la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma), para la recuperación de animales varados en la costa gallega y el estudio y cuidado del medio marino.