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Metano, metanol y amoníaco, siempre de la mano del hidrógeno verde, opciones para descarbonizar la flota

Somos Mar REDACCIÓN / LA VOZ

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JOSE PARDO

La tesis del investigador del Centro de Investigación en Tecnoloxías Navais e Industriais (CITENI) José Miguel Mahía, analiza técnica, económica y normativamente las fortalezas de cada uno de los combustibles que pueden ayudar a eliminar la huella de carbono

03 jul 2025 . Actualizado a las 04:49 h.

Metano, metanol y amoníaco, obtenidos a partir de hidrógeno verde, son los combustibles mejor posicionados para descarbonizar el sector naval, según la comparativa que, desde una perspectiva técnica, económica y normativa, ha realizado el investigador José Miguel Mahía, del grupo de Enxeñaría Enerxética (Ingen) del Centro de Investigación en Tecnoloxías Navais e Industriais (Citeni), con sede en el Campus Industrial de Ferrol. La investigación, que se realiza en la Escola Técnica Superior de Náutica e Máquinas (ETSNM) de la Universidade da Coruña (UDC), ha sido publicada por la revista en la revista científica Fuels, con el título Feasibility Analysis of the New Generation of Fuels in the Maritime Sector (Análise de viabilidade da nova xeración de combustibles no sector marítimo), y en ella se analizan los retos y oportunidades que ofrecen estos cuatro combustibles a través de una revisión de la normativa internacional, un modelo teórico de motor naval y un estudio de costes, infraestructura y disponibilidad.

Mahía, al que el estudio ha servido de tesis doctoral, explica que «o sector marítimo avanza a distintas velocidades en materia de descarbonización», de ahí que crea fundamental «identificar onde están os maiores desafíos para actuar eficazmente».

El metano, en forma de gas natural licuado (GNL), es el combustible alternativo más implantado gracias a su madurez tecnológica, a que existe una amplia red de suministro y a su coste moderado. El metanol, mientras, gana terreno como opción de futuro «pola facilidade para manexalo, as menores emisións que produce e a súa crecente adopción», señala Mahía en el análisis, en el que han cooperado Ignacio Arias y Manuel Romero, codirectores de la tesis.

De mayor riesgo

El hidrógeno y el amoníaco pueden eliminar las emisiones de CO2, pero su uso en el sector marítimo sigue siendo limitado por «obstáculos tecnolóxicos e de seguridade», amén de «falta de infraestructuras adecuadas». Además, existen riesgos, como pueden ser las emisiones secundarias de óxidos de nitrógeno o la inestabilidad en procesos de combustión, que requieren más investigación y desarrollo.

El estudio también llama la atención sobre algunos efectos climáticos no deseados, como fugas de metano o la alteración de los radicales atmosféricos por el hidrógeno, que «poderían restar eficacia a certas solucións se non se xestionan correctamente», apunta.

En definitiva, que hoy por hoy, el metano es, con diferencia, el combustible con mayor proyección para descarbonizar el transporte marítimoresponsable del 3 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI)—, seguido del metanol que crece con fuerza y, en comparación, los pedidos de buques que usan amoníaco o hidrógeno son «case inexistentes».

La tesis propone un calendario más realista y gradual

Atendiendo al actual desarrollo de las tecnologías que hay en el mercado, el investigador José Miguel Mahía propone un calendario de descarbonización más realista y gradual. Así, de aquí al 2035, sería la etapa para consolidar el metano como principal combustible alternativo. Del 2030 al 2040, sería el plazo para que el metanol, tras un crecimiento sostenido se adopte como la solución preferente.

A partir del 2040, según la planificación de Mahía, sería la hora de ir incorporando el amoníaco y el hidrógeno, en cuanto maduren estas tecnologías. Este enfoque permite «avanzar cara a un transporte marítimo máis limpo sen perder de vista os condicionantes técnicos e económicos».