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El sello azul de MSC abre la puerta a nuevos mercados para la sardina de España y Portugal

Brais Suárez
brais suárez OPORTO / E. LA VOZ

SOMOS MAR

Brais Suárez

El sector gallego celebra la obtención de este certificado de sostenibilidad tras cinco años de cooperación y trabajos conjuntos

16 jul 2025 . Actualizado a las 04:45 h.

«Es un día de capturas razonablemente bueno», dice a primera hora de la mañana, en el puerto de Matosinhos, Agostinho da Mata, presidente de la cooperativa de pesca de cerco Propeixe. Al alboroto habitual de las gaviotas sobre los barcos, se suma el bullicio de los medios y la visita de los representantes españoles y portugueses del sector, que celebran la obtención del sello azul de Marine Stewardship Council (MSC). Se reconoce así a la pesquería de cerco de la sardina ibérica (Sardina pilchardus) su gestión transparente de recursos y su condición de sostenible para el medio ambiente y para la propia sardina.

«Solo en esta dársena hay unos 600 marineros y este reconocimiento nos permitirá trabajar en mejores condiciones. Necesitaremos mantener los esfuerzos, pero también se reflejarán en los mercados», continúa Da Mata, marcando la pauta de un día de felicitaciones y promesas.

«El sello de MSC reconoce un ejercicio de transparencia de la pesca (…) en función de las necesidades ecosistémicas», comenta Alberto Martín, director de MSC para España y Portugal, que resalta que hubo un trabajo conjunto para recuperar el stock, que hoy está reconstituido.

También la secretaria general de Pesca española, Isabel Artime, valoró esta colaboración: «España y Portugal no solo comparten el mar, sino la posibilidad de conservarlo y conservar nuestros recursos. La colaboración ha dado frutos tan importantes como el que celebramos», valoró Artime, destacando la trayectoria que ambos Estados emprendieron en el 2021. Desde entonces, 317 embarcaciones lusas y españolas, con 15 cooperativas de productores, acordaron un plan para recuperar la biomasa y la sostenibilidad a largo plazo, que el año pasado fue verificado por una identidad independiente. Uno de los primeros impulsores fue Alberto Castro, de la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga), cuando en el 2019 empezó a dinamizar las conversaciones para obtener el sello. «Hablamos con el sector gallego, con el portugués, y quién nos iba a decir que estaríamos ahora aquí. Un poco tarde, pero estamos», dice, resumiendo un período de «encuentros, desencuentros y vigilancia muy rigurosa».

A partir de ahora, los pescadores del Cantábrico, Galicia y Portugal pasan a competir con la única sardina europea certificada, la de Cornualles, y podrán exportar a los mercados más exigentes y de mayor poder adquisitivo.

España, que ya tiene certificada la anchoa o el bonito del norte, es la primera vez que cuenta con esta distinción para sardina. Portugal ya la obtuvo en el 2010, pero la perdió cuatro años después, al caer la biomasa. De ahí que el país luso se haya volcado con el evento, con gran presencia institucional: «Esto no es fruto de una buena marea, sino de la competencia y persistencia. Tenemos que asegurar los ingresos del pescador y la renovación generacional del sector», dijo el ministro de Agricultura y Pesca luso, José Manuel Fernandes.

«Cumplimos nuestra parte, hemos obtenido la MSC y ahora Bruselas debe aumentar nuestra cuota y podremos dejar de racanear sardina a los portugueses», reclama Castro, en alusión a los intercambios de cupo que se venían haciendo con Portugal. El país vecino acapara dos tercios de la sardina ibérica.

«O cerco galego e cantábrico fixo un esforzo moi grande e merecen ter algo máis de cuota para traballar, porque saben facelo de xeito sostible», apuntó el secretario xeral de Pesca, Cándido Rial, que considera que esto «permitirá mellorar a marxe de beneficio e as condiciones do sector». Sin embargo, no cree que «a nivel local vaia supoñer unha diferenza de prezo, senón que abrirá novos mercados».