
La matriculación de embarcaciones el mes pasado cayó un 25 % con respecto al año pasado, agudizando la tendencia a la baja que se percibe desde que arrancó el presente ejercicio
07 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El mercado náutico no ha hecho su agosto. Más bien al contrario. El sector ha tenido el peor de los últimos años, a tenor de las cifras de matriculaciones de embarcaciones de recreo que se acaban de hacer públicas. El mes pasado se dieron de alta en España un 25,4 % menos de veleros, yates, catamaranes y motos de agua que en el mismo período del 2024. Lo admite la Asociación Nacional de Empresas Náuticas (ANEN), que en un comunicado aseguran que este agosto «ha sido especialmente negativo», con 400 matriculaciones.
En general, todo lo que va de año no está siendo bueno para el sector, básicamente «porque no se venden barcos», explican en la asociación. De enero a agosto, se han dado de alta un total de 4.084 embarcaciones de recreo, un 5,3 % menos que en los ocho primeros meses del pasado ejercicio, período en el que tuvieron su bautismo de mar un total de 4.313 unidades. Se confirma así la tendencia que, con fluctuaciones en determinadas temporadas —en junio y julio pasado, por ejemplo, se apreció cierta recuperación en las ventas—, viene arrastrándose ya desde hace un par de años, cuando comenzó a perder ímpetu la ola, de lo más parecido a la de un tsunami, que se generó tras la pandemia de covid, pues tras la salida del confinamiento el ciudadano encontró en la náutica de recreo la modalidad de ocio que más encajaba para unos tiempos en los que se imponía el aislamiento social para escapar de los contagios.
La caída de las matriculaciones se da en prácticamente todos los tipos de embarcaciones: menos barcos a motor (-6,2 %), menos veleros (-7,7 %), menos motos de agua (-12,9 %), menos neumáticas semirrígidas (-10,2 %)... Solo se salvan las neumáticas plegables, con un incremento del 41,9 % y 471 matriculaciones registradas. Y la contracción se aprecia tanto en el mercado particular como en el que se enfoca al alquiler. Así, entre enero y agosto se han estrenado 1.273 unidades dedicadas al chárter, un 20,8 % menos que las que se botaron para empresas de turismo náutico en el mismo período del 2024.
Causas de la desaceleración
La desaceleración del mercado náutico no tiene una explicación única, apunta Jordi Carrasco, director general de ANEN, que cita precisamente como primera causa de esa contracción el fin del efecto pospandemia. No hay que olvidar que en la desescalada del confinamiento se produjo un bum que llevó al récord no solo de ventas de embarcaciones de recreo, sino también de titulaciones náuticas, recuerda Carrasco. «Entonces se adelantaron las ventas y ahora se están ralentizando», explica el director general de ANEN. Es decir, que los nuevos aficionados ya tienen barco y las empresas de alquiler ya han completado su flota y no prevén aumentarla. A renglón seguido aclara que «sigue habiendo interés por la náutica» y, de hecho, pone el foco en que las cifras de matriculaciones están en números parecidos a los que había antes de la pandemia.
Y como el bum de ventas, además, coincidió con el atasco de las cadenas logísticas y la crisis de suministros, las piezas no llegaban, los astilleros tuvieron lista de espera porque no daban abasto para atender la demanda y... «los precios subieron». Por eso ahora que el mercado se ha relajado y ya no hay tantos pedidos, «puede que la gente esté esperando a que se ajusten» las tarifas.
Incertidumbre económica
Carrasco confía en que en otoño se reactiven las ventas, aunque no hay que olvidar un tercer factor que puede empañar ese repunte: la incertidumbre económica. «No es un momento de crisis, pero sí de mucha incertidumbre económica y eso se está notando en la náutica de recreo de la misma manera que se está percibiendo en el ocio turístico y la hostelería», donde este verano se ha apreciado una contención del gasto.
En un país como España, en el que lo que más se compra es el barquito chiquitito, de menos de seis metros de eslora, que suelen ser los más asequibles, lo cierto es que el segmento que menos ha sufrido la desaceleración es el tramo que va entre los 12 y los 16 metros de eslora (un -2,6 %), que se corresponde con un usuario de mayor nivel adquisitivo, menos expuesto a la incertidumbre económica que impera en el ambiente.
Galicia, sitio distinto, va a contracorriente
Galicia se aficionó tarde a la náutica de recreo. El bum de lanchitas, veleros y yates es relativamente reciente, ya sea por el clima, por una concepción diferente del ocio estival, por estar más centrada en la vocación pesquera... Pero ahora que la temperatura del agua está a la que tenía el Mediterráneo antes de que este comenzase a entrar en ebullición, y que cada vez cobra más sentido lo de Galifornia, el ocio en el mar, sea a través de la vela, la moto de agua, el alquiler de barcos, la lanchita de paseo —e incluso el kayak, la tabla de paddle-surf o el barco dragón—, sigue en auge. Tanto es así que, según el informe que ANEN ha elaborado con datos de la Dirección General de Marina Mercante, Pontevedra y A Coruña figuran entre las provincias que más embarcaciones han matriculado en lo que va de año, con 192 y 160 altas, respectivamente, entre enero y agosto de este año. Tanto es así que Pontevedra ha superado incluso en número de altas a provincias en los que la náutica recreativa está muy arraigada, como Cádiz, Málaga o Almería.
Es más, la náutica sí ha tenido agosto. Un buen agosto, pues se han matriculado 72 nuevas embarcaciones, lo que supone una media de más de dos barcos al día.
Pero no solo los gallegos están descubriendo la náutica de recreo. También la náutica de recreo está descubriendo Galicia y su costa y sus rías crecen como destino de este tipo de turismo, explica Jordi Carrasco. «La gente huye de destinos tradicionales que están saturados y ahí tiene Galicia una oportunidad, porque tiene, además, una zona de navegación con un potencial enorme e infraestructuras en puertos para atender la demanda náutica», asegura. Entre las nubes negras, el problema de las orcas y su extraño comportamiento de un tiempo a esta parte, pero esa «es otra historia».