
La escasez de algunas materias primas se está haciendo muy presente en una feria internacional eminentemente vendedora, que este año ha reunido a 812 expositores
09 oct 2025 . Actualizado a las 11:33 h.El azar (pues la ubicación de los puestos va a sorteo) ha querido que la caseta con la que Argentina exhibe su poderío pesquero en la feria internacional de productos del mar congelados, Conxemar, esté situada enfrente de la de Ecuador. Con productos parecidos pero diametralmente diferentes, rivalizan por el mercado en un país donde una mesa navideña no lo es tanto si no hay encima un plato de langostinos. Y por el salvaje, este año, va a haber que pelear duro para conseguirlo. Lo reconoce el mismo subsecretario de Pesca de Argentina, Juan Antonio López Cazorla, que acude a la cita pesquera de Vigo desde hace 22 años, al principio como consejero por la provincia de Tierra de Fuego; y como responsable de los asuntos pesqueros, los últimos 15. A pie de pabellón, López Cazorla, con el embajador de Argentina en España, Wenceslao Bunge, a su lado, vienen «a acompañar y a vender productos del mar argentino a una tierra con la que hay una estrecha relación con empresas de Galicia».
«Va a faltar langostino (gambón) argentino, indudablemente». Porque «se van a pescar como unas 30.000 toneladas menos en esta zafra [campaña]», a raíz del conflicto salarial que tuvo amarrada más de 60 días a la flota tangonera. A cambio, el tamaño y la calidad serán fuera de serie, pues «salió mucho langostino cero [el de tamaño más grande] que no se veía en cantidad desde hace más de quince años». Gastón Ortiz, representante de la empresa Cabo Vírgenes, una de las firmas instaladas en el pabellón de Argentina, señala que esa escasez se ha hecho notar ya antes de Conxemar, con una revalorización en la cotización por kilo. De los siete euros a los que se vendía por mayo se ha pasado a los nueve.
Ortiz, como el subsecretario, defienden su producto por la calidad, «nada comparable», dicen, al género que luce enfrente, el langostino vannamei. Este, al ser de cultivo, tiene a favor la regularidad en el suministro y el precio, pero el Pleoticus muelleri, un «producto similar» no compite con el Litopenaeus vannamei. Al menos eso entiende López Cazorla, que señala que el ecuatoriano tiene un color grisáceo pálido y el argentino tiene «ese naranja, color de sano».
La del langostino no es la única especie que ha fallado en una feria internacional que se tiene por eminentemente compradora. En el pabellón de Alaska, no había representado ningún productor. Y los cefalópodos, otro fuerte de la plaza, tampoco abundaban a pesar de que la campaña de la pota argentina (Illex argentinus) ha sido la tercera mejor de la historia. Eso mitigará el resbalón que ha tenido el calamar patagónico (Dorytheutis gahi), que mostró un estado de la biomasa muy al límite en la última campaña de las islas Malvinas. Finalmente, la flota acató las recomendaciones científicas y aceptó el cierre de la temporada 11 días antes de lo previsto. Al menos pudieron capturar unas 15.000 toneladas.
Con todo, esas roturas de materia prima harán que «la edición de este año, sea una feria más compradora», sostiene Alberto Freire, de Iberconsa.
La segunda jornada de una feria de récord, en la que el Ifevi ha tenido que dar cabida a 812 expositores de 46 países —algunos instalados en casetas de doble piso—, y que la primera jornada creció un 14 % en visitantes, ha sido también de estudio de mercado, tendencias de consumo y análisis de la sostenibilidad de los recursos, pues se han presentado informes tanto de Kantar, como del Observatorio Europeo del Mercado de Productos de la Pesca y la Acuicultura (Eumofa) y de la FAO.