El IEO de Vigo demuestra que los pingüinos ayudan a esparcir la contaminación en la Antártida
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«La investigación rompe con la idea de que la Antártida es un entorno inalterado», apunta Begoña Pérez, primera autora del estudio e investigadora del Instituto Oceanográfico
09 oct 2025 . Actualizado a las 11:49 h.Un espacio ajeno al resto de los problemas del planeta, a la acción del hombre y, por tanto, un entorno inalterado. Esa idea, que hasta ahora se tenía sobre la Antártida, se ha quebrado. Personal investigador del Instituto Español de Oceanografía de Vigo, en colaboración con las universidades de Santiago, Barcelona y Oviedo, han constatado que los pingüinos ayudan a esparcir la contaminación, según los datos recogidos en los suelos de las colonias de estos animales en las islas Livingston y Decepción.
Según el estudio, publicado en la revista Geoderma, hay un enriquecimiento significativo en nutrientes, metales como cobre (Cu) y zinc (Zn) y compuestos orgánicos como los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs). Por todo ello aseguran que los pingüinos con capaces de transferir contaminantes desde el medio marino hasta los ecosistemas terrestres. El origen de esos contaminantes está en la propia actividad de las aves, la influencia de la actividad volcánica de la isla Decepción y, en menor medida, los humanos que viven en las bases científicas o acuden por turismo.
Aunque estos metales no parecen tener efectos en los suelos, el temor de los científicos es que se filtren a riachuelos o aguas costeras y afecten al plancton, por ejemplo, vital en la cadena alimentaria marina, según señala Begoña Pérez, primera autora del estudio e investigadora del Centro Oceanográfico de Vigo del IEO-CSIC.
El estudio también detectó hidrocarburos aromáticos policíclicos, asociados a la quema de combustibles fósiles o petróleo pero que en este caso vienen de la actividad volcánica y del guano (excrementos) de las aves.
Equilibrio
«Aunque las concentraciones halladas no alcanzan niveles de alarma y son entre 50 y 1000 veces inferiores a los que generan efectos tóxicos en los organismos marinos, la investigación rompe con la idea de que la Antártida es un entorno inalterado», señala Begoña Pérez.
«Los pingüinos son esenciales para el equilibrio de la vida en la Antártida, pero también pueden convertirse en una fuente natural de contaminación en un ambiente extremadamente frágil», señala el profesor X.L. Otero, catedrático de la Universidade de Santiago e investigador del Centro de Investigación Interdisciplinar en Tecnoloxías Ambientais da USC (CRETUS) y coordinador del estudio.
Cristina García-Hernández y Jesús Ruiz Fernández, profesores del Departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo, fueron los encargados de realizar trabajo de campo y destacan la «extrema fragilidad de los ecosistemas antárticos».
Recogida de datos
Para hacer este estudio se realizó una campaña en los meses de febrero y marzo del 2018 en Livingston y Decepción y en el archipiélago de las Shetland del Sur, al noroeste de la península Antártica. La logística corrió a cargo del proyecto Gronoantar, coordinado por Jesús Ruiz Fernández, profesor del Departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo.