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El mundo va camino de comer más peixe que pollo

E. A. REDACCIÓN / LA VOZ

ACUICULTURA

María Pedreda

Analistas de Rabobank sostienen que el crecimiento de la producción mundial de proteínas será ligeramente mayor que en el 2024 y ese aumento vendrá de la mano de los productos del mar y las aves de corral

24 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El mundo sigue alimentándose a base de pollo. Las proteínas de esta y otras aves de corral siguen siendo las que más se consumen en el mundo, con una ingesta de 7,75 gramos por día, según datos de la Agencia de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) correspondientes al 2022 (últimos disponibles). Ahora bien, con todas las pinzas que las «fluctuaciones macroeconómicas» y los sobresaltos políticos que, de un tiempo a esta parte, acostumbra a dar la actualidad recomiendan coger las afirmaciones a futuro, «los productos del mar están en condiciones de superar a las aves de corral como principal contribuyente al crecimiento del suministro mundial de proteínas». Lo auguran los analistas del banco cooperativo neerlandés Rabobank en su informe sobre Perspectivas mundiales de la proteína animal para el 2025, en el que aseguran que «el crecimiento de la producción mundial será ligeramente mayor que en el 2024» y ese incremento vendrá «impulsado por los productos del mar y las aves de corral». Que los acuáticos puedan dar el sorpasso dependerá de la actividad acuícola, pero también se prevé un incremento de la que suministra la pesca extractiva.

La del pescado y productos acuáticos estaba en el 2022 casi al nivel de la carne de cerdo, según los datos de la FAO. Si al día se consumían entonces en el mundo 5,86 gramos por persona de productos derivados del porcino, de pescados, mariscos, crustáceos, algas y demás se ingerían 5,76 gramos.

Según los expertos de Rabobank, las condiciones económicas, la geopolítica y la disponibilidad de suministro influirán significativamente en los mercados mundiales de proteínas animales este año. Y la producción, vaticinan, alcanzará un punto de inflexión, con la acuicultura y la captura silvestre liderando el crecimiento. Así, el 2025 marca un momento decisivo para la producción en diversas regiones y productos básicos, señalan los analistas, que prevén que «la producción general crezca un poco más rápido que en el 2024, impulsada por la acuicultura, la pesca y las aves de corral».

De esta forma esperan que «los productos del mar y la carne de cerdo pasen de la contracción al crecimiento», al contrario que la carne de vacuno, que frenará su trayectoria ascendente para iniciar la bajada, lo que «reconfigurará la dinámica del mercado y las cadenas de suministro».

En cuanto a las previsiones de la acuicultura y la pesca silvestre estas pasan por un crecimiento de un 2,3 % interanual, recuperándose de una disminución que en el 2024 fue del 0,3 %.

La amenaza de los aranceles

A medida que la economía mundial se esfuerza por recuperarse, los cambios previstos en las políticas de los nuevos Gobiernos podrían introducir medidas proteccionistas que den lugar a aranceles y mayores costos comerciales, apuntan. Ahí está el ejemplo de Trump, la reacción de China y el amago de respuesta de la UE.

Además, señalan, los conflictos militares pueden perturbar todavía más el transporte marítimo y de carga, lo que, nuevamente, «repercutirá en el comercio mundial y aumentará la volatilidad del mercado». Aunque las presiones inflacionistas se han ido aliviando, las decisiones políticas podrían revertir esa tendencia, de forma que «podría debilitar la demanda de los consumidores si los ingresos no aumentan en consecuencia».

Mientras, las industrias del ramo se centrarán en una mejor gestión de la bioseguridad, auguran desde Rabobank. Porque la presencia y el impacto de las enfermedades animales siguen siendo un desafío para los productores y, si bien las vacunas, las técnicas genéticas y las tecnologías como la inteligencia artificial no son nuevas, la industria recurrirá cada vez más a estas soluciones para gestionar y controlar mejor las enfermedades animales.

También el juego de la sostenibilidad requerirá de la inteligencia artificial y de las tecnologías emergentes, prevén los expertos del banco neerlandés. Esta sigue siendo una de las principales inquietudes de las cadenas de suministro de proteínas animales y «las presiones relacionadas con la naturaleza plantean riesgos estratégicos». Por eso los analistas alientan a las empresas a prepararse para recopilar datos que usar para, a través de las tecnologías emergentes, «encontrar sinergias entre el clima, la naturaleza y las demandas regulatorias». Esto es, buscar la adaptación de la producción al cambio climático.