Patrocinado porPatrocinado por

Pelágicos convierten en cementerios de bonitos caladeros donde pescan gallegos

S. Serantes REDACCIÓN / LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

Destrozados y en descomposición, los barcos gallegos capturan los bonitos tirados por los pelágicos sin querer, cuando van a por a bacaladilla
Destrozados y en descomposición, los barcos gallegos capturan los bonitos tirados por los pelágicos sin querer, cuando van a por a bacaladilla Cedida

Parte de esos arrastreros con bandera francesa pertenecen a españoles

31 ago 2023 . Actualizado a las 04:50 h.

A falta de ese registro público que se pidió en aras de la transparencia en la Unión Europea (UE), resulta complicado averiguar a quién pertenecen los pesqueros de otros países. Igual que son de capital nacional barcos con pabellón extranjero de Gran Sol, palangreros de superficie, arrastreros de litoral o atuneros congeladores, arrastreros pelágicos de bandera francesa y algunos irlandeses pertenecen a armadores del norte de España. A diferencia de las otras pesquerías citadas, estos faenan con redes prohibidas en España en la campaña bonitera. Como habitualmente, los pelágicos zarpan a por ese túnido a partir del ecuador de la costera. Y otra vez vuelven a recibir críticas porque salpican zonas del litoral gallego y cantábrico de bonitos muertos, convirtiendo en cementerios caladeros donde faenan gallegos.

Son las piezas más deterioradas las que tiran al mar, porque acaban tan destrozadas en los copos del arrastre pelágico que ni siquiera valen para vender a conserveras. La Comisión Europea consiente que los pelágicos descarten hasta un 5 % de sus cuotas de bonito, sin descontarlo de su cupo, para evitarles «costes desproporcionados de almacenaje y manipulación en mar y tierra».

El arrastre pelágico se considera similar a las «cortinas de la muerte», como se bautizaron a las ya prohibidas redes de enmalle a la deriva porque arrasan con todo lo que pillan en la superficie del mar. 

Al noroeste de Cedeira

Decenas de pelágicos de bandera francesa e irlandesa faenaban este miércoles frente a las costas gallegas, como los últimos días. Ayer por la tarde se concentraban a unos 44 kilómetros al noroeste de Cedeira, cumpliendo la norma que les impide pescar por dentro de la franja de 22 kilómetros ­-medidos desde la línea de costa- que delimita las aguas territoriales españolas. En el entorno de los pelágicos también había españoles, boniteros que capturan ese túnido con anzuelos y arrastreros de fondo.

La presencia de los pelágicos «en el caladero de Galicia» vuelve a provocar protestas de pescadores gallegos. Por experiencia, saben que «nos acabarán fastidiando y tirando sus ‘descartes’ al fondo y ahuyentarán a los peces» que capturan los arrastreros de litoral. Y no solo eso, sino que también pueden estropear su pesca y hasta sus aparejos. 

Un acta oficial lo atestigua

Cuando los cientos de bonitos tirados por los pelágicos se hunden donde faenan los arrastreros de fondo españoles, suelen acabar en sus copos, destrozándoles las capturas y parte de las redes. Además de los testimonios de los afectados, los perjuicios los documenta una inspección oficial de Pesca. Más de medio centenar de bonitos se colaron «en estado de putrefacción» en la red de un arrastrero. Le machacaron la bacaladilla que habían capturado y, aunque no valía para vender para consumo humano, la inspección nacional le advirtió que no podía descartarlo, debía declararlo y restarlo de la cuota del barco, contabilizarlo como si fuese a obtener beneficios.

Hartos de ver cómo el problema se repite año tras año sin que nadie lo remedie, y conscientes de que aún está empezando, pescadores gallegos que piden preservar públicamente sus identidades reiteran sus protestas. En esta ocasión han dado un paso más al explicar que parte de los pelágicos franceses son de capital español. De hecho, muchos de ellos descargan en Ondárroa y, puntualmente, algunos también en A Coruña