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El patrón español retenido 45 días en Mauritania denuncia que le pegaron en la cárcel

Somos Mar REDACCIÓN/ EFE, LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

El abogado Fernando Osuna y José Bermúdez, el patrón de pesca español que estuvo retenido 45 días en Mauritania acusado de un naufragio que según dice nunca sucedió
El abogado Fernando Osuna y José Bermúdez, el patrón de pesca español que estuvo retenido 45 días en Mauritania acusado de un naufragio que según dice nunca sucedió JOAQUÍN CORCHERO / EUROPA PRESS

Niega el naufragio del que lo acusaron, se sintió «abandonado por todo el mundo» y marchó cuando un guardia civil le llevó un taxi que lo transportó por el desierto

05 sep 2023 . Actualizado a las 21:32 h.

«Me he sentido abandonado por todo el mundo». Así resumió José Bermúdez, patrón de pesca español, lo que vivió mientras estuvo retenido 45 días Mauritania, acusado de un naufragio con cuatro muertos que asegura que nunca sucedió. Sin poder contener las lágrimas, este martes relató la «pesadilla» que vivió en Nuadibú, donde estuvo 14 días en un calabozo «sin apenas poder dormir» y donde la primera comida que probó fue una hamburguesa que le llevó un legionario dos días después de entrar en prisión.

Bermúdez compareció ante la prensa acompañado de su abogado, Fernando Osuna. Él era el segundo patrón de un barco cuyo nombre sigue sin hacerse público, al que Mauritania acusó de provocar la muerte de cuatro marineros de este país tras una colisión entre la embarcación artesanal en la que navegaban y el pesquero. Su «odisea» comenzó el pasado 14 de julio, cuando fue retenido porque comandaba una tripulación formada por españoles, mauritanos, senegaleses y marroquíes. Al arrastrero congelador lo responsabilizaron de un supuesto naufragio en aguas de Nuadibú, a 470 kilómetros al norte de Nuakchot, capital mauritana.

El primer patrón, de nacionalidad mauritana, «se quitó del medio» una vez que declaró. Solo sabe que en los últimos 45 días se sometió a cuatro juicios, presididos por jueces diferentes, que el primero de ellos se celebró estando en el calabozo lleno de insectos, como prueban las picaduras en su cuerpo, y donde recibió palizas supuestamente por parte de familiares de los marineros fallecidos.

Un guardia civil fue a su hotel, le dio 100 euros y le dijo marcha pitando

Para el resto de los juicios estaba ya en un hotel pagado por la armadora canaria, pero recuerda que firmó documentos «sin saber lo que firmaba» porque estaban escritos en árabe, pero hubo un día en el que un guardia civil se acercó a la habitación de su hotel para decirle que se fuese «pitando» de allí. Le dio 100 euros y le acompañó a la frontera donde le esperaba un taxi que lo trasladó a través del desierto. Su odisea acabó en el aeropuerto de Casablanca, donde un avión le trasladó a España.

Atrás quedaba la acusación de un delito que asegura no haber cometido porque la colisión entre ambas embarcaciones «no se produjo», algo sobre lo que dice tener pruebas.  «No me voy a declarar culpable de algo que no he hecho», ha advertido Bermúdez, quien explica que si de verdad su pesquero hubiera chocado con el barco de los mauritanos «no deja ni las astillas», por lo que se ha mostrado seguro de que el único crimen que cometió fue «ser español» en aguas mauritanas.

Reclamará indemnizaciones

Era la primera vez que sufría un hecho similar en sus 41 años de vida y los seis que lleva patroneando embarcaciones pesqueras desde su localidad natal de Isla Cristina (Huelva). Ha reconocido que pese a llevar apenas cuatro días en España sigue «en alerta» porque no se encuentra seguro: «Mi mujer dice que su marido no es el que se marchó» hace unos meses a faenar, según explica Bermúdez, quien confiesa que en estos momentos incluso desconoce su situación procesal en el país africano.

Bermúdez no desea que esto quede impune y por ello Fernando Osuna, el abogado que lleva su caso, ha avanzado que su bufete va a presentar una demanda por el daño moral sufrido por su representado, quien en los próximos días va a someterse a una valoración psicológica para reclamar una indemnización.