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Ofensiva política para intentar salvar a la última flota de anzuelo en Gran Sol

Somos Mar REDACCIÓN / LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

Uno de los últimos pincheiros que quedan en Gran Sol, el Tobalina, zarpando de Burela, su puerto base
Uno de los últimos pincheiros que quedan en Gran Sol, el Tobalina, zarpando de Burela, su puerto base PEPA LOSADA

Pesca y eurodiputados urgen a la Comisión Europea a excluirla de las 87 vedas

27 jun 2025 . Actualizado a las 04:45 h.

Soportando pérdidas anuales por barco de más de 150.000 euros, en los caladeros comunitarios de Gran Sol subsisten cada vez menos pincheiros, palangreros demersales que capturan merluza con anzuelo. La flota más selectiva es la más castigada por las 87 vedas a toda la pesca de fondo que la Comisión Europea impuso para expulsar al arrastre de espacios marinos vulnerables, donde se sabe o se supone que puede haber corales, plumas o esponjas. El Tribunal General de la UE (TGUE) ha validado una norma que intentaron anular el Gobierno de España, la Organización de Productores Pesqueros del Puerto de Burela y la Xunta de Galicia. Coordinados, ahora valoran recurrir el fallo judicial. Mientras tanto, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha relanzado la ofensiva política para intentar que la Comisión modifique el reglamento de aguas profundas para excluir al pincho de los cierres. Casi todos los eurodiputados de Pesca lo respaldan.

Si no lo consiguen, se consumaría el exterminio del palangre demersal, una flota ya «en vías de extinción, nun proceso que se expandirá como unha mancha de aceite», alerta Productores Pesqueros de Burela. Ahí, donde más pincheiros quedan, los Reyes de España proclamaron el pasado día 17 que la pesca es un «sector al que debemos defender para garantizar su futuro».

Aguantaban, porque la sentencia del TGUE ha frustrado su esperanza de regresar a sus caladeros históricos y de reponerse de las pérdidas económicas acumuladas desde finales del 2022. Agobiados por decisiones políticas que les impiden mantener a flote empresas y empleos, seguir suministrando pescado fresco y cuidando el medio marino, varios armadores de la quincena de pincheiros burelenses los venderían ahora mismo, si pudiesen.

También en A Mariña lucense, en el puerto de Celeiro que antes de las 87 vedas era el otro gran referente del palangre demersal europeo, una docena de barcos se han reconvertido a la volanta de fondo, otro arte fijo, pero de red. Eso si han podido afrontar la inversión de más de 300.000 euros que requiere cambiar de modalidad. A quienes les surgió la oportunidad, vendieron sus buques, cinco en los últimos meses.

El remedio más ágil

Por eso el tiempo apremia. Incluso si se impugnase la sentencia ante el Tribunal de Justicia de la UE, el dictamen se demoraría meses, demasiado para una flota asfixiada, incluso en el supuesto de que esta vez le fuese favorable. Además, podría repetirse el respaldo explícito del Consejo Europeo y de la Eurocámara al controvertido reglamento de la Comisión, apoyos invocados reiteradamente por el TGUE para desestimar los recursos.

De ahí que la vía política cobre fuerza como el remedio potencialmente más ágil para salvar a los últimos del palangre demersal, conocido como palangre de fondo pese a que las líneas de anzuelos no tocan el suelo marino, donde sí se posan cada 50 metros los anclajes de esos aparejos, del tamaño de un adoquín.

Antes de iniciarse el pasado lunes el Consejo de Agricultura y Pesca, el español Luis Planas confirmaba en Luxemburgo que España volvía a demandar la modificación del reglamento comunitario que aún considera al palangre demersal un arte de fondo. Reiteró la solicitud para «poder avanzar y no estar bloqueados en diciembre». Sería la fecha en la que quisieran excluir a los pincheiros de 87 vedas que podrían aumentar a 104 o 115, según la última propuesta científica.

Y el martes, en Bruselas, la Comisión les explicó la sentencia del TGUE a eurodiputados de Pesca. Entre otros, replicaron el gallego Millán Mon (PP), quien cree que «por desgracia», parte del daño ya es irreversible, pero si la Comisión «interpreta que el reglamento base no le deja margen de maniobra, pido una reforma». También la reclamó Ana Miranda (BNG), quien apeló a actuar ante «as consecuencias políticas, económicas, sociais e ambientais» del fallo judicial.

A la izquierda, Miguel Neira (gerente de Armadores de Burela) y Sergio López (gerente de Productores Pesqueros de Burela); y al fondo, Marta Villaverde, conselleira de Mar
A la izquierda, Miguel Neira (gerente de Armadores de Burela) y Sergio López (gerente de Productores Pesqueros de Burela); y al fondo, Marta Villaverde, conselleira de Mar ANA VARELA

Mar apela al eurocomisario para resolver «un asunto vital» para Galicia

Casi ocho meses después de que Costas Kadis tomase posesión como eurocomisario de Pesca y Océanos, el sector sigue esperando acciones concretas que reflejen las buenas palabras con las que generó tantas esperanzas. A él apela la conselleira de Mar, Marta Villaverde, quien se reunió este miércoles con Sergio López, gerente de Productores Pesqueros de Burela, y Miguel Neira, gerente de Armadores de Burela. Sin descartar recurrir la sentencia del TGUE, la consellería considera que la vía política puede ser el camino para hallar «posibles solucións nun asunto vital para a frota galega».

Mar explica en una nota que ha pedido a Kadis una reunión para evaluar con representantes de la flota el impacto del fallo judicial. Y prepara «unha batería de propostas coa finalidade de que algunha delas sexa aceptada pola Comisión». Además, Villaverde ha solicitado al ministro Planas un encuentro, al que también asistirían los pescadores, para «establecer liñas de traballo conxuntas no deseño e execución de solucións alternativas» al veto al palangre demersal.

La conselleira reitera su apoyo a la flota y su «decepción» con la sentencia que avala la expulsión de la última flota de anzuelo en Gran Sol de 87 áreas de España, Portugal, Francia e Irlanda. Una medida que «carece de aval científico, non ten en conta os factores socioeconómicos, en liña co que sinala a Política Pesqueira Común, e que afecta a 200 barcos galegos de xeito directo e a outros 946 de artes menores».