El sector náutico de las Rías Baixas se conjura en tiempos de covid como refugio para el turismo

Monica Torres
mónica torres VIGO / LA VOZ

VIGO

Senda Natura Galicia

Las empresas comienzan ya a cerrar reservas para el verano

23 abr 2024 . Actualizado a las 11:43 h.

El mar es un refugio para el turismo en tiempos de covid y en la comunidad autónoma con más kilómetros de costa del país se preparan ya para, como mínimo, mantener su atractivo del año pasado. La crisis sanitaria originada por el covid y las medidas para frenarla, hicieron echar el freno a muchos sectores económicos hace justo un año. Pero el sector náutico se refuerza como una forma segura de hacer turismo en tiempos de pandemia. Los números no cuadraron en muchas empresas, pero el sector confirma que fue el del 2020 el verano que más reservas de alquiler de barcos y chárter cerraron. A más de tres meses de que arranque la temporada alta, las empresas de turismo náutico ya tienen reservas para junio y julio, algunas amplían su flota y los clubes notan cómo se ha incrementado también la demanda de los cursos para obtener el título de patrón de embarcación.

«El covid multiplicó por cuatro la demanda en el turismo náutico», indica Óscar Garrido Fernández, gerente de la empresa Senda Natura Galicia, pionero en el sector del chárter en Baiona y con una flota de medio centenar de barcos en la actualidad. «Fue un bum sin duda. Hubo jornadas en julio que se agotaron todas las plazas de los cincuenta barcos y eso nunca antes había pasado», explica. La demanda fue similar en los cuatro puertos desde los que trabaja y que son los de Vigo, Baiona, Sanxenxo y Portonovo.

En Vigo, Pablo Mariño Lustres, director de Bluscus Turismo Marinero, ya tira de adenda. «Ahora mismo acaban de llamar para hacer una reserva para dos familias que suman nueve personas y quieren un barco privado para julio». La crisis hizo estragos en todas las economías, pero Mariño comparte las buenas perspectivas para esta campaña siempre y cuando las condiciones sanitarias den un respiro. «El verano pasado fue muy bueno. Hubo momentos puntuales en los que teníamos cinco grupos a la vez por lo que estaban todos los barcos llenos», señala. Ahora mismo están casi parados, planean retomar la actividad fuerte a partir de mayo y también coincide, aunque con las reticencias que obliga la situación, en que si la pandemia da una tregua, el sector náutico disfrutará de un verano tan bueno al menos como el anterior. «Tuvimos una caída del 70 % de ingresos contabilizando todo el año, porque hasta las empresas dejaron de hacer salidas, pero el verano sí trajo un despegue que creemos se repetirá, con una oferta y demanda similar a la del año pasado», apunta Mariño Lustres.

Los empresarios confirmar también el cambio de perfil de sus clientes. «Es una actividad asequible. Antes hacíamos muchas fiestas, cumpleaños o despedidas de soltero, pero ahora la mayor demanda son de familias o grupos de amigos burbuja», indica Óscar Garrido. Han cambiado también las preferencias a la hora de reservar en cuanto a tiempos y horarios. «La gente escapa del covid en barco y, mientras que antes lo más habitual era alquilar el barco por ocho horas, ahora son cada vez más los que quieren disfrutarlo durante varias jornadas seguidas, nos acercamos más al estilo del Mediterráneo», considera el gerente de Senda Natura Galicia.

El mayor desembarco fue de turistas nacionales y, para muchos gallegos, el verano del 2020 supuso también su bautizo de mar. «Muchas personas de la zona no se habían planteado disfrutar del mar en barco porque siempre iban a la playa, pero nos sorprendió gratamente que se embarcaran con nosotros», destaca Mariño, ratificando que el grueso de los clientes del verano de la pandemia fue español y que también es peninsular el que se espera para los próximos meses. «Muchos de ellos se sorprendían de que hiciera buen tiempo en Galicia y, tras probar, ya han confirmado que volverán», señala Óscar Garrido.

El Chasula

En velero, catamarán, yate, gamela o en tarraza, abordo del Chasula. Isidro Mariño Cadarso, patrón de este barco de cerco de 1959, característico de las rías altas, reconvertido en aula-taller y de los pocos que en Galicia ofrece viajes para avistar pájaros y mamíferos marinos, también confirma que el turismo vinculado al mar no ha parado de crecer. «Sí que notamos mucho más interés y eso que tuvimos que limitar el aforo por las circunstancias sanitarias», señala Isidro. Valora especialmente el trabajar con personas de la zona. «Yo tuve y tengo más gente y sobre todo de aquí, que son clientes fijos que pueden venir todo el año, de ahí mi satisfacción y gratitud», indica Isidro a la vez que ratifica el potencial del sector. «Fue el bum de la pandemia, por el turismo de proximidad. Tanto en verano como fuera de temporada estamos trabajando y debemos seguir haciéndolo para desestacionalizar el turismo», defiende. Recuerda que «las posibilidades de rutas que hay en las rías gallegas es impresionante», por lo que anima al sector a seguir trabajando en la desestacionalización de la actividad náutica.