Los mejores restaurantes gallegos para una ocasión especial

YES

Oscar Vázquez

Con la llegada de las fiestas se multiplican las citas para salir a comer o a cenar. Por eso en YES te proponemos una selección de locales que destacan por su gastronomía, su entorno y su servicio para celebrar en familia o con tu pareja. Vete reservando

02 dic 2022 . Actualizado a las 10:45 h.

Ahora que se acercan las fiestas, son numerosas las citas que tenemos para quedar con amigos, familia o con nuestra pareja. Es entonces cuando empieza en tu cabeza el runrún de qué sitio escoger para comer o cenar en un lugar agradable, donde la comida esté buenísima y el servicio destaque. Para hacerte más fácil la elección, en YES te adelantamos esos locales que merecen la pena visitar si quieres sorprender a los tuyos.

En Vigo, por ejemplo, uno de los restaurantes más interesantes para una ocasión especial es también uno de los últimos en abrir sus puertas al público. Imagínate estar disfrutando de una buena cena o comida escuchando las olas del mar y con el increíble paisaje de la playa de Samil a tus pies. Ese escenario que invita al disfrute de los sentidos lo ha creado el hotel Attica 21 en la primera planta de su edificio central. Es un lujoso complejo hotelero que se levantó donde antes estaba el hotel Samil. El antiguo mamotreto que estropeaba el paisaje de la costa fue derribado para dar paso a un nuevo concepto de ocio y bienestar respetuoso con el entorno. El hotel cuenta con 157 habitaciones y un spa que abrió con una excelente acogida el pasado verano. Uno de sus puntos fuertes es la oferta gastronómica de su restaurante Beira. No solo está abierto para los huéspedes, sino también para el resto de las personas que quieran disfrutar de la experiencia que propone.

El director del hotel, Daniele Provezza, explica que el mar les sirve de inspiración, tanto a nivel gastronómico como de ambientación. El pulpo de la ría al carbón sobre puré de boniato, el rodaballo salvaje o el entrecot de vaca gallega son algunas de las propuestas de su carta, así como toda clase de mariscos de la ría y una amplia carta de vinos. De la cocina que tiene al mando Alberto Llorente salen recetas tradicionales, pero con toques innovadores. Degustarlas en su gran comedor o en su magnífica terraza al aire libre promete ser toda una experiencia.

En O Ribeiro

Santi M. Amil

La gastronomía de Ourense está llena de opciones para celebrar un día distinto, aunque, sin duda, una de las más completas y especiales es la que propone Sábrego. El restaurante de las bodegas Casal de Armán, que cuenta con una recomendación en la guía Michelin y un Sol Repsol, se encarga de dar de comer a O Ribeiro desde el corazón de esta comarca de la provincia. Está situado en Ribadavia, en un lugar privilegiado, completamente rodeado de viñedos en el alto de San Andrés, con vistas a todo el valle del Avia.

«Hacemos que la gente se empape y disfrute del paisaje. De hecho, incluso los aperitivos, si el tiempo lo permite, los servimos fuera», explica Marco Varela, chef al frente de este proyecto culinario desde el 2016. El cocinero de O Ribeiro dice que los clientes escogen Sábrego para «disfrutar de una experiencia gastronómica única». En el restaurante de Casal de Armán acaban de iniciar la temporada de los platos de caza y de cuchara. Estas elaboraciones ya están presentes tanto en sus propuestas de carta como en sus menús degustación. Tienen dos, uno de nueve pases, que cuesta 55 euros, y otro de once, a un precio de 68 por cabeza. «Ahora mismo están triunfando las fabas de Lourenzá con cocochas, el falso ravioli de bogavante con chili y también el arroz de pichón», destaca el chef.

Este restaurante es tan especial que en él han presenciado momentos de película. «Hace un tiempo nos pidieron esconder entre los petit-fours —esos bocados dulces con los que terminan los menús degustación— un anillo de compromiso», explica Marco Varela. La joya iba debajo de una exquisita trufa. La novia dijo que sí. «Otra vez el novio le pidió matrimonio a su chica durante el cóctel, recitándole un poema, diciéndole que el valle del Avia era testigo de su amor. Todo el equipo nos quedamos sorprendidos», termina el chef, quien se encarga de los banquetes de Sábrego.

Cocina de leña

CAPOTILLO

Apenas a unos kilómetros del centro de Pontevedra, en un rincón de naturaleza que se esconde en uno de los márgenes de la carretera de Vigo, el cocinero Pablo Liste cumplió hace casi siete meses el sueño que le perseguía desde hacía años. Le llamó Albanta, como esa canción de Luis Eduardo Aute que habla de un mundo imaginario en el que todo «fuese como debe ser». Porque el Albanta de Pontevedra es todo lo que Pablo soñó. En sus cocinas solo se emplea la leña. Postres, pescado, marisco o carnes se elaboran en cocinas como las lareiras de antaño. «Para acceder al local, los clientes tendrán que pasar por la zona de cocinas», explica Liste, que quiere que así el comensal se vaya empapando del espíritu que quiso dar a Albanta, un universo que puso en marcha para disfrutarlo con calma. Así entiende él la experiencia de ir a comer a su casa. «Dispusimos todo para que así sea, los espacios están pensados con mesas separadas, muchas de ellas en pequeños reservados que lo hacen especial», explica este cocinero pontevedrés, que cuidó con mimo la preparación del restaurante.

En cuanto a la decoración, optó por el hierro, la madera y la piedra como elementos dominantes para una carta que cambia cada día en la que solo hay un protagonista: la leña. «Es como ir a un restaurante de hace un siglo, pero con la cocina actual», subraya. «Esto no es un restaurante de carnes a la parrilla, todo se cocina de la misma forma y va variando en función de los productos que encontramos en el mercado», recalca Pablo, que puede preparar desde una nécora a la brasa a un flan con nata agria o un cebiche, pasando por un bogavante con huevos bajo un denominador común, la leña y un entorno tranquilo para saborearlo.

Un local con historia

MARCOS MÍGUEZ

Cuando le das una segunda vida a un local que ya tiene historia, esa esencia crea algo único. Es lo que ocurre cuando un comensal entra en Greca, en A Coruña. «Hay cosas recicladas que pertenecían a la antigua Greca. No quisimos tirarlas y se mantiene también mucho la esencia del anterior local. Hay mucha gente que sigue viniendo, y ahora también sus hijos. Tienen como un recuerdo muy bueno y a nosotros eso también nos animó a cogerlo», explican Alma García y Víctor Rubio, cocineros y socios del proyecto hostelero. Con su llegada, en el 2015, el local ganó en personalidad y carácter. «Los anteriores dueños también tenían esa filosofía de sitio familiar, con cocina de proximidad y productos de temporada. Eso se mantiene con la misma esencia, pero enfocado de otra forma», señala Alma. Con la decoración buscan que el cliente se sienta como en casa. «Que no sea un sitio frío y que nosotros podamos estar cerca de los comensales. Poder hablar con ellos y que no tengan simplemente la carta», añade. Otro aspecto que llama la atención es cómo recuperan ciertos objetos para crear esa calidez. «No es lo mismo estar comiendo en una mesa al uso, que en una mesa que anteriormente fue una puerta. Ese objeto se adaptó, se le puso un cristal y queda una mesa superbonita. Detallitos que al final ves cómo la gente se queda observando todo», precisan los responsables del local. En lo culinario destaca, entre otras elaboraciones, sus carnes cocinadas a 79 grados durante 18 horas. Todo ello, lo convierte en un local idóneo para cualquier celebración. Confiesan que hay parejas que se conocieron ahí y que ahora crearon la tradición de volver para celebrarlo. «Tú entras y ya percibes esa comodidad, esa cercanía y ese calor. Es como un refugio. Todos están muy a gusto», añade Alma.

Cenas bajo las estrellas

Sandra Alonso

En Santiago hay muchas opciones cuando se busca un brindis especial. Entre las novedades, está el Marie Miner, que abrió sus puertas este año en pleno casco histórico y celebra sus primeras Navidades. El establecimiento dirigido por dos hermanos, Carol y Miguel Pérez Negreiro, se propuso desde el principio ser, «más que un restaurante, una experiencia»; y entrar en sus comedores y salas de estilo romántico es como zambullirse en un viaje en el espacio-tiempo en el que no falta un piano de cola, una chimenea (con fuego artificial, eso sí), lámparas de cristal y mesas de madera noble ornamentada. La misma calidez y magia se traslada a su jardín exterior, en donde cuentan con unos pequeños invernaderos acristalados —ideales para parejas y con capacidad para un máximo de 6 personas— que calefactarán para dar servicio en ellos durante el invierno y ofrecer cenas bajo las estrellas.

Océanico, A Coruña

«Creamos algo distinto a todo lo que existe en A Coruña tomando como referencia lo que se hace en otras ciudades, no solo de España, también de Europa y América. En la ciudad hay una gastronomía de alta calidad, por eso no buscamos abrir solo un restaurante. Unimos la restauración con el ocio nocturno para ofrecer una opción diferente», apunta Pablo Diz, gerente de Pelícano, que indica que para este proyecto buscaron un socio experto en gastronomía «con una línea contemporánea y una cocina reconocible y accesible, ya que el tique será desde los 30 euros». 

La clave del éxito de Oceánico, situado donde antes estaba la discoteca Moom, en pleno paseo marítimo coruñés, llega de la mano de las actuaciones que ofrecerán y que no serán anunciadas. «Habrá artistas de renombre y también músicos locales, además de performance. Por ejemplo estamos ya cerrando fechas con Pablo Méndez (compañía gallega dedicada a la elaboración y ejecución de sus propios espectáculos en todo el mundo)». El motivo de que no se comunique la programación «es que el público siempre viva una experiencia distinta. Si la programación es pública, una persona que haya ido y sepa quién actúa ya sabe lo que se va a encontrar, mientras que de esta forma siempre será sorpresa».

Sobre la música que sonará en el club, una vez finalicen los servicios de comidas, Liz expresa que apostarán por un estilo «que ahora mismo no se ofrece». Así, predominará la electrónica, pero comercial. «Habrá grandes éxitos de disco fever para que el público se traslade a ese momento de recuerdo y a la vez genere uno nuevo con esta experiencia».

Para Diz, Oceánico supone también una oferta más de ocio en la ciudad, de forma que podrá atraer a visitantes. «Esperamos que potencie las visitas de fin de semana y que la gente que venga a A Coruña no solo disfrute de nuestro local, sino de la Marina, la Torre de Hércules y otros restaurantes. Todas los proyectos que se hagan en la ciudad y ayuden a dinamizar la economía son positivos».