Es la «operación bikini» de las ovejas que no tienen un pelo de tontas y saben que cuando llega el calor toca ponerse en manos de los mejores «estilistas». Ellos son esquiladores, con tanta maestría que esquilan no solo en España sino también fuera
13 may 2025 . Actualizado a las 13:06 h.Carmen Sevilla, que en paz descanse, nos dejó momentos icónicos más allá de su dominio actoral o vocal. Tengo grabado en la memoria, a fuego, como se hacía antes en las rapas hasta que llegó el hidrógeno para el marcaje de las reses ecuestres, una frase muy popular de la actriz: «¡Oye! ¿pero a quién se le ha ocurrío lo de la ovejita? La ovejita pesa... Tela marinera. ¡Chiquillo, vente pacá! ¿Pero quién me ha traío esta ovejitaaa? Oye, esta oveja se queda aquí ya, ¿eh? ¿No dices ‘bee’?». Fue en Canal Sur. Con esa letra jota aspirada tan característica andaluza y el desparpajo del que ella hacía gala, demostrando ahí su gran amor por ese animal, era tal que llegó a tener una finca ganadera y a lanzar un perfume. Se llamaba Mis ovejitas. Una oveja muy famosa fue la Dolly, icono de la biotecnología animal nacida hace casi 30 años. Finalmente, disecada y expuesta en el Museo Nacional de Escocia, en Edimburgo, por su reconocimiento como oveja transgénica excepcional y que cobró gran fama internacional. Ya con niños en casa me encariñé de Shaun the Sheep. No decía ni mu porque no era vaca y porque estos dibujos animados son mudos, también. Del tierno animal que acompaña a los insomnes a la cama, con más o menos éxito igual que el del método Estivill, va el capítulo de hoy. Es la temporada del estilismo ovejero. Estrenan outfit. Este año, como todos, se llevan los cortes al cero, el rape total a lo Sinéad O ‘Connor. Llega la caló, que diría Carmen. La primavera es el momento en el que piden a gritos un poco de fresh. Es la hora de los esquiladores. ¡Mundo ovino ready!

Hablamos con los expertos: Rapadores da Montaña Lucense. Atilano Borrás, que vive en Negueira de Muñiz y cuyo hijo Teixo, de 21 años, ya ha heredado la pasión de su padre, forma parte de esta cuadrilla y está en el oficio desde hace 34 años. Le pregunto si iba para peluquero pero se desvió del tipo de clientela: «En mi pueblo había muchos esquiladores porque había dos mil ovejas». Es de Alcañiz, en Teruel. Empezó a los 15: «Me gustó desde el primer día». Pasó de aprender una forma de esquilar tradicional en plan Eduardo Manostijeras hasta un método más evolucionado, con maquinaria primero a gasoil y después eléctrica. Ahora se «rapa igual que se rapa en Nueva Zelanda», dice. La globalización también ha llegado al mundo ganadero, contribuyendo los sistemas actuales a hacer la labor más rápida y a tener el animal más happy, asegura Borrás. «Ahora la oveja ya no está atada como antes y trabajamos con ella suelta, porque está más tranquila», dice del método neozelandés. Mejora en bienestar animal: «Así la lana sale mejor cortada, que es de lo que se trata. Hay que cortar al ras, para que salga más larga y tenga más calidad».
Unos dos kilos por oveja
Por cada oveja pueden conseguir unos dos kilos de lana. En un día, en temporada alta, pueden esquilar casi 400. Hubo una época en que empezaron a venir extranjeros para hacer el trabajo en España. Algunos polacos, recuerda Borrás, hicieron su agosto. Ahora los gallegos también salen por el mundo a esquilar, demostrando su maestría en un oficio tan tradicional y necesario. Algunos hasta hacen su minigira internacional, allá donde necesiten el servicio «peluquero» clientes de cuatro patas. «El trabajo se concentra cuando viene el calor, en abril, mayo y junio. Si no se le quita la lana, la oveja coge enfermedades. Antes era muy valiosa para hacer calcetines y colchones, pero ahora se ha desvalorizado, desde hace cinco años. Desde el 2019 no vale nada, aunque el precio es cíclico, a veces está arriba, otras abajo. Hoy en día es el octavo o noveno producto a nivel mundial», explica sobre el mercado lanero.
«El trabajo se concentra cuando viene el calor, en abril, mayo y junio. Si no se le quita la lana, la oveja coge enfermedades. Antes era muy valiosa para hacer calcetines y colchones, pero ahora se ha desvalorizado, desde hace cinco años»
Entre las variedades más apreciadas estaría la cachemir, que procede de una raza asiática de cabra. El de esquilador es un trabajo temporal en el que se paga «dos euros por animal», apunta. Hasta la oveja negra no tiene en este ámbito profesional tan mala fama como suele tener en las familias humanas. «Y la de la merina es la lana más buscada. Es la mejor lana del mundo», dice.

Aunque él de Galicia, Asturias y Portugal no se mueve, apunta que hay esquiladores gallegos que cubren la demanda de profesionales en Francia, «donde a primeros de enero ya quieren rapar ovejas, cuando se van a los Alpes al derretirse la nieve. Esa es una campaña buena y están regresando a Galicia. En 15 o 20 días, en Italia (Sicilia y Cerdeña) habrá varias cuadrillas», agrega. Incluso los hay que hacen más kilómetros y alcanzan Australia. ¿Trasquilarán canguros?
Nueva Zelanda, Australia
Brais Quinteiro, de Vigo, puso rumbo hace años a Nueva Zelanda. «Por vivir la experiencia», recuerda. Su próximo destino será Cerdeña: «Las ovejas de allí son distintas a las de aquí. Son más fáciles de rapar, por el tipo de oveja. Las hay de dos minutos y otras de treinta segundos, por la lana y la morfología». No tiene raza favorita, pero apostilla: «Me gusta mucho la xalda. No es una oveja fácil pero a mí me gusta. Es pequeñita, huesuda y con un montón de lana, por eso da trabajo». A las negras no les tiene manía: «¡Qué va! Lo que pasa es que si no tienes buena luz, se ven menos». El resto del año que no se dedique a esquilar, Brais dice que probará a esquiar y ser monitor. Solo cambia una letra.
«Una de las mejores cosas que te pueden pasar en la vida es estrenar un colchón de lana. Notas como si estuvieras en una nube y como si el colchón se amoldara a tu cuerpo. ¡Es algo maravilloso!»
Profesionales como Atilano y Brais tienen jerséis calcetados por sus madres o sus abuelas y duermen en colchones muy especiales que les llevan directos a los dulces sueños. No les hace falta contar ovejitas. Es más, eso sería algo así como llevarse el trabajo a la cama. «Una de las mejores cosas que te pueden pasar en la vida es estrenar un colchón de lana. Notas como si estuvieras en una nube y como si el colchón se amoldara a tu cuerpo. ¡Es algo maravilloso!», dice Borrás. Palabra de esquilador. Yo desconocía que a la oveja, cuando le quitan su «abrigo», pasa los tres días siguientes con fiebre, porque su cuerpo genera calor después de ser esquilada. Hay que tener cuidado con el sol y el frío. «Al quitarles su aislante, el cambio es muy radical», comenta también Brais.

Al final, este último me cuenta una anécdota al estilo de Rebelión en la granja: «Un día estábamos rapando ovejas al lado de Lugo, en un puente. El macho, que era el último, nos vio, se asustó y saltó hacia abajo. ¡Se tiró al río! Lo tuvimos que sacar a plomo. Es una mítica que nos pasó hace años». Le pregunto si ya recurren a la IA (inteligencia artificial), pero como mucho hoy en día utilizan «máquinas, pero de hace 30 años».
El láser que yo uso para depilarme no vale, contesta a una sugerencia mía estrambótica ya que «en el láser la idea es que no crezca más el pelo». Sin embargo, «hay una raza de oveja que pierde el pelo por sí sola, que se llama pelibuey». Literalmente se le cae el pelo y no necesita pasar por la «pelu». No solo han esquilado ovejas o cabras, sino también burros, incluso alpacas. A Brais no le llama la llama. Dice que prefiere trabajar con ovejas. «La llama escupe y la alpaca también, cuando se cabrean», justifica en su elección.
Al día siguiente de la conversación coincide que tengo vez en la peluquería. Mientras el tinte cubre mis canas no hago más que acordarme de las ovejas que veía rapar de niña en la aldea. Quedaban daquela maneira. También a mi memoria vuelve Carmen Sevilla, quien comparte otro símil con las ovejas que ahora se quedan a cuerpo descubierto: la época del «destape» en España.