Cómo hacer pan de verdad

En el año de la marmota, los rezagados aún están a tiempo de apuntarse a la que fue la moda del confinamiento


«El mejor aliado de un panadero es una silla». Lo dice Xavier Barriga, uno de los panaderos más influyentes de España, y lo corrobora Edu, el panadero amateur que está detrás de la cuenta de Instagram de opelouro, que con sus imágenes y vídeos ilustrativos sobre cómo hacer pan ha conquistado a más de 62.000 seguidores. Pese a los esfuerzos que parece que hay que invertir en hacer pan, según los expertos, es la disposición de tiempo lo realmente imprescindible para conseguir una hogaza que contenga todo el sabor del pan de antaño. Así que si eres de esos que se encuentran cautivados por la fiebre del do it yourself, el hygge o alguno de esos términos que, en el fondo, hacen referencia al consumo responsable y al disfrute de los pequeños placeres, no debes dejar pasar la oportunidad de hacer tu propio pan casero.

¿Las ventajas? No tienes que saber cocinar para meterte en harina, el pan aguantará hasta una semana sin perder sus propiedades («tan solo hay que quitar la primera rebanada y con la segunda comprobaremos que está en perfecto estado, comenta Edu») y, lo más importante, redescubrirás el sabor del pan. Sí. Ese con toques lácticos y algo de acidez. «Este pan sabe, punto. Esa es la clave que marca la diferencia». ¿Los contras de esta iniciativa? Solo la batalla con el reloj, ya que aunque como explica opelouro, «el pan puede hacerse en dos horas, pero cuanto más tiempo lo dejemos reposar, más rico estará».

 ¿Aún tienes dudas? Solo necesitas tres ingredientes y Edu te lo va a poner muy fácil con su receta: «El pan rico, rico se hace con masa madre pero es más complicado. Este va a estar buenísimo y lo hacemos con levadura. Es lo mejor para empezar». Pues a por ello. Nos vemos en ocho horas y media.

Ingredientes
450 gramos de harina de fuerza
50 gramos de harina integral
350 gramos de agua
10 gramos de sal
Levadura de panadero (fresca) del tamaño de un garbanzo
Instrucciones
  1. 10.00 h.  Mezclar los ingredientes hasta que todo quede bien integrado. La masa tendrá textura rugosa. (A continuación tapar el bol para que no se seque)

  2. 11.00 h. Primer plegado. Hacer un «hatillo» llevando los extremos al centro formando una bola. La masa seguirá estando rugosa pero se notará más tersa. 

  3. 12.00 h. Segundo plegado. Igual que el anterior. Cuanto más tiempo pase, más "amasada" o suave se notará.

  4. Durante las 5 primeras horas, lo ideal es plegar la masa cada hora.

  5. 17.00 h. La masa habrá fermentado y casi doblado el volumen. La preformamos. Para ello volcamos la masa sobre la encimera (ligerísimamente enharinada) y formamos un hatillo con forma de bola. Le damos tensión por la parte de abajo para que mantenga la forma. Dejamos reposar tapada.

  6. 17.30 h. La masa se habrá relajado y formaremos otro hatillo con forma de bola como el anterior que le dará más tensión todavía. Espolvoreamos harina en la superficie y lo volcamos con el nudo o parte fea del hatillo hacia arriba en un bowl con un paño enharinado. Tapamos.

  7. 19.30 h. La masa habrá aumentado su volumen casi el doble. Momento de hornear. Volcamos (con el nudo hacia abajo ahora) la masa en un papel sulfurizado sobre una tabla o similar. Le hacemos un corte transversal (la greña del pan) y lo metemos en el horno previamente calentado a 250 grados durante 30 minutos.

    Para meterlo en el horno deslizamos la masa y el papel con la ayuda de la tabla. Es importante generar humedad en el horno durante los primeros minutos de cocción. Para ello, podemos colocar (mientras se precalienta) una de las bandejas del horno en la parte más baja y justo cuando metamos el pan (con el horno caliente) volcamos un vaso de agua en la bandeja de abajo (con cuidado) y cerramos rápidamente. Con la humedad el pan crecerá y se expandirá correctamente. Pasados 15 minutos abrimos 5 segundos el horno para que salga la humedad y lo dejamos cocer 50 minutos más. Cuando más tiempo hornee, la corteza será más crujiente. 

  8. 20.30 h. Pan listo. Dejar enfriar (si uno se puede resistir). Cortar y a degustar. 

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