Diana López-Pinel: «O sigo luchando hasta el final por mi hija, o muero»

M. Ares / Á. Sevilla RIBEIRA / LA VOZ

GALICIA

MARCOS CREO

Vive su peor momento desde la desaparición de su hija y su delicado estado anímico le impide, por ahora, regresar a Galicia

20 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Diana López-Pinel no tiene fuerzas para regresar este mes a Galicia. Lo hizo de manera ininterrumpida durante los últimos 15 años, mientras sus dos hijas eran su compañía en esta villa marinera y de veraneo en la que, en su día, la familia Quer López-Pinel decidió asentarse para disfrutar de sus veranos. El año pasado, la progenitora hizo el viaje de ida a A Pobra do Caramiñal con dos hijas, pero solo regresó una, la pequeña. La mayor, Diana Quer, desapareció la madrugada del 22 de agosto tras una noche de fiesta.

Desde entonces, la madre ha regresado en varias ocasiones al lugar de los hechos. Asegura que, en este tiempo, sus visitas a la ría de Arousa la hacían sentirse más cerca de su hija mayor, y le permitían no perder la esperanza de que, tarde o temprano, se sabría qué ocurrió en aquella fatídica noche.

-Ha pasado un año pero sigue usted peleando para saber qué ocurrió con Diana.

-O sigo luchando hasta el final por mi hija, o muero. Lo haré hasta el último aliento para saber la verdad, es lo que único que me mantiene con vida en la actualidad.

Su delicado estado anímico no invita a prolongar la conversación, ya que la madre, incapaz de encontrar consuelo en este duro momento, apenas puede hablar con nadie.

-Está convencida de que la verdad acabará saliendo a la luz.

-Se sabrá la verdad, puede tardar más o menos, pero se sabrá, no lo dudo.

La casa de verano sigue cerrada. Las persianas blancas se mantienen desplegadas en estas semanas y esa sensación de vacío contrasta con la vida que esta vivienda adosada, ubicada en un bello enclave de la zona de O Xobre, evidenció en los últimos tres lustros.

Ella es consciente, ahora que se acerca la triste efeméride, de que nada volverá a ser lo mismo, y menos en A Pobra do Caramiñal. En su entorno más próximo explican que Diana López-Pinel está sometida a un tsunami de emociones dispares, que pasan en poco tiempo del optimismo más vitalista al pesimismo más tenebroso. La madre de la joven no esconde que «los palos de ciego» que han caracterizado la investigación son una losa más que cargar en este interminable calvario que ya dura doce meses.

«Se sabrá la verdad, puede tardar más o menos, pero se sabrá, no lo dudo»

Los responsables del caso, dentro del instituto armado, mantienen el contacto con la progenitora, aunque ella tampoco esconde a su entorno que menos de lo que querría. Una de las últimas llamadas sirvió para expresarle que su hija no ha caído en el olvido, que todavía sigue mucha gente trabajando en el caso y que están explorando nuevas posibilidades que los acerquen a conocer la verdad de una vez por todas. Esto último es lo que opinan tanto la madre como sus allegados. Si las líneas seguidas hasta ahora se convertían en callejones sin salida, habría que revisar otras que hasta ahora no han sido revisadas con detalle, camino que ahora mismo recorren los profesionales de la Unidad Central Operativa. Una de las teorías más comentadas pasa por intentar constatar que el teléfono de la joven se desplazó en un coche por una dirección, haciendo de señuelo, mientras que la propia Diana viajaba en otro vehículo por una ruta alternativa.

El perfil bajo que evidencia hoy López-Pinel nada tiene que ver con el mostrado hace medio año. El pasado 23 de marzo aseguraba, en tono rotundo y segura de sí misma, en La Voz: «Creo que mi hija Diana fue raptada por encargo, y que sigue viva».