Toda la verdad y nada más que la verdad

CRÍTICAS GASTRONÓMICAS

MONICA IRAGO

11 feb 2019 . Actualizado a las 17:20 h.

Hay más verdad en la cocina de O Tío Benito que en mil tratados de moderna gastronomía. Por mucho que una cosa no esté reñida con la otra. No en vano, cuando en una entrevista en un medio nacional le preguntaron a Pepe Solla dónde iría a comer, dijo «al Tío Benito, de cabeza».

Ajeno a tendencias, O Tío Benito se ha consolidado, desde Barrantes, como singular referente de eso que hoy los restauradores llaman, no sin cierta grandilocuencia, cocina de mercado y que aquí, de toda la vida, fue y sigue siendo cocina popular. Irene Lojo, artífice de la oferta diaria del local, lo resume perfectamente. «Lo que hago cada noche es simplemente ponerme en el sitio del cliente y pensar qué me gustaría comer al día siguiente». El fruto de esa reflexión es una pequeña hoja escrita a mano que con un clip se adosa a la no muy extensa carta. Esa hoja es un tesoro. Casi nunca falta una sopa o una crema de verduras, los añorados e infrecuentes potajes, nuestro caldo, unos callos, unas habas con almejas... Y lo que imponga la temporada y ofrezca la plaza de abastos. Ahora pueden ser los chocos (sublimes en su tinta), después la jivia y ya cerca de la primavera el pinto o la maragota.

Con todo, no conviene desmerecer los platos fijos de la carta: el bacalao a la plancha, los míticos pinchos, el jamón asado o el cordero son elaborados y presentados con el mismo ideal de respeto por el producto fresco, variado y equilibrado. Y con una inmejorable relación calidad-precio.

plato estrella

MONICA IRAGO

Cocido gallego. LA INELUDIBLE CITA DE LOS JUEVES. No es una metáfora. Los jueves de invierno los clientes realmente llegan en peregrinación. Auténticos devotos de un cocido que Saladina Abal pone en la mesa desde hace 30 años. Sin que nada haya cambiado. Con verduras de las huertas del Salnés (este año, nabicol y repollo), garbanzos, cacheira, lacón, costilla y chorizo de cerdo del país y patatas rojas de Xinzo. «E a fartar». Por 14 euros. O 17,50 si se acompaña de una nutriente y revitalizante sopa.

precio

De 15 a 20 euros