
Una excursión de Ponferrada reservó el primer viaje de la temporada
24 feb 2025 . Actualizado a las 21:44 h.El catamarán que navega por el embalse de Santo Estevo no es la única forma de introducirse en el vértigo de los viñedos del cañón del Sil. También es posible vivir del cerca el sentido de la viticultura heroica subido a un tren turístico. El que tiene su base en el pueblo de Doade, referente turístico del municipio de Sober, inaugura una nueva campaña el próximo 28 de marzo. Una excursión de 50 visitantes procedentes de Ponferrada reservaron para esa fecha el convoy del que tira por las pistas asfaltadas de las viñas de Amandi un tractor reconvertido en locomotora.
«La verdad es que fue una idea un tanto extraña, pero con el tiempo funcionó», apunta Antonio Rodríguez. Junto a su mujer constituyó la empresa que en el 2011 puso en marcha el tren turístico Aba Sacra. Tenían también un restaurante en Doade y se habían quedado sin clientela, como otros negocios de la zona, a causa del vaciado del embalse del Sil y la consiguiente cancelación de las rutas en catamarán. El trenecillo, recibido entonces con cierta sorna, superó el pasado año los 10.000 usuarios.
«No es ninguna broma porque al final Doade son muy pocas casas. La inversión era arriesgada, pero tuvimos visión de futuro y paciencia para no esperar ganancias al día siguiente. El catamarán llevaba un año sin funcionar y vimos que había que hacer algo», explica el empresario. Hace cuatro años se renovó el tren y se le dio más potencia a la cabeza tractora. Tras bajar hacia el Sil, no queda otra que ascender de nuevo a Doade por las empinadas pistas de ribera con 56 pasajeros a cuestas.
Parada a pie de bancales
El recorrido, con explicaciones de viva voz por parte de una guía, dura aproximadamente hora y cuarto e incluye una parada a pie de viña para que los pasajeros puedan hacerse una idea más real de lo que es trabajar el viñedo en la Ribeira Sacra. Todos los años hay alguno al que el zigzagueante recorrido juega una mala pasada. «Cuando alguien tiene vértigo o se marea, vamos en coche a recogerlo», señala Antonio Rodríguez.
Aba Sacra ofrece este año un paquete enoturístico que incluye el recorrido en tren, la visita a un mirador y una cata en una bodega, comida en el restaurante A Cantina y un viaje en catamarán. El turismo de Madrid, según indican en Aba Sacra, está en alza, pero la mayor demanda corresponde a viajeros procedentes de otros puntos de Galicia.