Fátima Branco: «Nutriscore no funciona; un refresco light no puede tener una calificación B»

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

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EDUARDO PEREZ

El nuevo etiquetado de alimentos no valora edulcorantes ni grasas trans, asegura esta licenciada en Farmacia y doctora en Nutrición Humana y Dietética

24 feb 2021 . Actualizado a las 14:05 h.

Muchos son ya los productos que lucen el sistema de etiquetado Nutriscore, pensado para facilitar al consumidor la elección de los alimentos más saludables. Pero en su contra han surgido voces que ya han advertido que este método no funciona como debería y provoca confusión. Una opinión que comparte Fátima Branco, licenciada en Farmacia y graduada en Dietética Humana y Nutrición.

—¿Qué es Nutriscore?

—Nutriscore se creó para que el consumidor pueda valorar de manera fácil la calidad de los productos, saber si es buena o no. Esa es una de sus finalidades. La otra es conseguir que la industria alimentaria mejore la composición nutricional de sus alimentos. Es un sistema de colores y letras, en el que la A es el mejor y la E el peor y que es muy visual. De forma negativa, valora la cantidad de azúcar, de grasas saturadas, de sodio y de calorías que tiene un producto. Y de forma positiva se fija en las proteínas, la fibra y el porcentaje de frutas y verduras. Solo se aplica a alimentos procesados y envasados y quedarán fuera alimentos de un solo ingrediente, como el aceite de oliva y la miel. Otra cosa importante es que solo sirve para comparar alimentos de la misma familia, es decir, un yogur con un yogur. Y se valor en función de cien gramos.

—¿Es un sistema fiable? ¿Podemos decir que los productos marcados con una A son los más saludables?

—Es una herramienta que confunde. La gente que viene a mi consulta y controla mucho lo que come dice que no lo quiere ver delante. La gente que nunca se preocupó por la alimentación, en cambio, dice que está bien. Desde mi punto de vista no funciona, no se corresponde con la realidad. Desde el momento en el que me dicen que un refresco ligth se lleva una B... no me hace falta más para valorarlo. Un refresco no es un alimento.

—¿Cómo puede suceder eso?

—Porque es cierto que ese refresco no lleva azúcar, ni grasas saturadas, ni sodio y tiene pocas calorías con lo cual no tiene puntuación negativa. Claro que tampoco tiene proteínas, ni fibra, ni frutas y verduras, no tiene nada positivo.

—¿Qué otros problemas presenta este sistema de etiquetado?

—Valora las grasas saturadas, que también las puede haber en la carne o en el pescado porque son necesarias para nuestra salud. El queso, por ejemplo, tiene un porcentaje de grasas saturadas elevado pero no es perjudicial siempre y cuando lo consumas de forma equilibrada. Sin embargo, Nutriscore no valora la cantidad de grasas trans, que son las hidrogenadas, las que están hechas en laboratorios, que sí son perjudiciales para mi salud. La mantequilla, por ejemplo, tiene grasas saturadas, pero es más sana que la margarina, que tiene grasas trans y eso no lo valora el Nutriscore. Tampoco valora los edulcorantes, ni los aditivos. El azúcar añadido es malo, es cierto, pero esa información está incompleta porque hay que tener en cuenta los edulcorantes y los aditivos que, aunque hay un nivel en el que no son tóxicos, si me paso con su consumo sí que hay toxicidad. Y lo último que no tiene en cuenta Nutriscore es la sostenibilidad del producto. Si me estoy tomando algo que está contribuyendo a la deforestación del Amazonas pues no está bien. Sería importante que valorara los alimentos de proximidad porque uno de los objetivos de este sistema es que la industria alimentaria mejore la composición de sus productos.

—¿Y no puede pasar que las industrias hagan solo pequeños cambios para mejorar su puntuación en el Nutriscore?

—Sí, por supuesto. Eso está pasando. Por eso yo creo que sería importante, por un lado, aumentar el tamaño de la letra con la que se imprimen los ingredientes de un producto. No se ve nada. Y también sería necesario incluir en los colegios algunas asignatura de información nutricional. Es algo que llevamos años diciendo.