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Ballenas azules y jorobadas al oeste de las islas Cíes

Alejandra Pascual Santiago
alejandra pascual VIGO / LA VOZ

SOMOS MAR

Imagen de un dron durante el avistamiento de la ballena azul en el litoral del sur de Galicia.
Imagen de un dron durante el avistamiento de la ballena azul en el litoral del sur de Galicia. Toño Vázquez

Científicos del IEO y del IIM de Vigo estudian la conservación de los cetáceos mediante muestras de ADN ambiental y de sus soplos

29 ene 2025 . Actualizado a las 10:52 h.

A la especie animal más grande del planeta también le gustan las islas Cíes. Que ejemplares de ballenas azules se paseen por las inmediaciones del Parque Nacional de las Islas Atlánticas ha dejado de ser un hecho insólito. En los últimos años se suceden los avistamientos y las pruebas documentales. Las últimas son las fotografías tomadas por drones que emplearon científicos del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y la oenegé catalana Edmaktub el pasado mes de septiembre. Entre las manadas de rorcuales también se observan las jorobadas. Todo un espectáculo que confirma que el litoral de las Rías Baixas es un festín de nutrientes para los cetáceos durante su travesía migratoria.

En la segunda mitad del siglo XX, las únicas ballenas que se veían con frecuencia en la ría de Vigo eran las de varamientos esporádicos y las que se arrastraban con regularidad a la conservera de Massó, en Cangas, después de ser cazadas. Los tiempos han cambiado. Los nuevos veranos son proclives al paso de los rorcuales a pocas millas de la península, como los científicos están acreditando en el marco del proyecto Emphatic, coordinado por el Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo y financiado por la convocatoria europea Biodiversa.

Rorqugal es el nombre de la campaña que ha permitido comprobar el paso de ballenas azules y jorobadas o yubarta al oeste de las islas Cíes. A estas últimas «no es nada común verlas tan cerca de la costa», explica Camilo Saavedra, investigador del Centro Oceanográfico de Vigo y responsable de la campaña. Su peso de hasta 40 toneladas no les impide hacer saltos acrobáticos de cuerpo entero. Además de la importancia de haber documentado la presencia de las yubartas, Saavedra pone en valor la cantidad de rorcuales comunes que han logrado avistar durante los trabajos de campo. «Cerca de cuatrocientos», expresa.

El proyecto que están desarrollando los científicos a las puertas de la ría de Vigo emplea técnicas pioneras para conocer el estado de conservación de los cetáceos. Uno de los métodos desarrollados se basa en la recogida de muestras de agua para evaluar el ADN ambiental que desprenden las ballenas a su paso. Se trata de una técnica «menos invasiva que una biopsia», explica Camilo Saavedra, y que hasta ahora apenas se había aprovechado para conocer los comportamientos de esta familia marina. Además, una sola muestra de agua puede dar a conocer la secuencia genética de varios ejemplares, frente a la muestra de tejido, «que hay que ir uno por uno».

Avistamiento de una ballena jorobada (Megaptera novaeangliae) durante el trabajo de campo que el IEO desarrolló en el litoral del sur de Galicia.
Avistamiento de una ballena jorobada (Megaptera novaeangliae) durante el trabajo de campo que el IEO desarrolló en el litoral del sur de Galicia. TOÑO VAZQUEZ

A través del ADN secuenciado, los expertos aspiran a descubrir si existe «conexión genética» entre los rorcuales que habitan en el mar Mediterráneo y los que, hacia finales del verano, se dejan ver por la costa del sur de Galicia en busca de alimento.

Otra técnica innovadora que han probado desde el IEO para catalogar la presencia de cetáceos en la ría de Vigo «es la recogida de soplos», como describe el responsable de la campaña Rorqugal. La exhalación, tan característica de estos habitantes del mar, permite conocer la microbiota de las ballenas, «de la digestiva a la respiratoria», indica, «y comprobar si existe algún tipo de comunidad bacteriana en los pulmones o presencia de patologías», añade. ¿Cómo logran los científicos capturar los soplos? Colocan placas de Petri con unos velcros de alta adherencia en la parte superior de un dron y estas se empapan de muestras. «Aprovechamos el movimiento de convección del aire».

Aletas de una ballena jorobada o yubarta.
Aletas de una ballena jorobada o yubarta. Paula Gutiérrez

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Fotoidentificación

Para el empleo de drones, los científicos del IEO han trabajado en colaboración con la oenegé catalana Edmaktub. Esta última ya había desarrollado técnicas de fotoidentificación para analizar si ejemplares de ballenas catalogadas en el Mediterráneo después eran vistas en el océano Atlántico. No es una tarea sencilla, pero sí se han dado casos de identificación. Ayudan las marcas grisáceas de las ballenas en su cabeza y que les duran toda la vida. También han empleado marcas satelitales.

Un proyecto europeo exento de métodos invasivos

Los avistamientos de ballenas azules, jorobadas y «cientos» de rorcuales que han logrado alcanzar los científicos del IEO y del IIM forman parte del proyecto europeo Emphatic, en el que también participan instituciones de Francia, Italia y Portugal. Su objetivo principal es proporcionar herramientas de monitoreo probadas, empleando metodologías no invasivas, innovadoras y complementarias para evaluar la distribución, diversidad y estado de salud de los cetáceos. El mismo trata de poner en valor a estos animales como especie estratégica en el mar por su capacidad para mejorar la productividad y la retención de carbono