La anchoa aparece en Galicia cuando la flota se pertrecha para ir al País Vasco
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SOMOS MAR
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Barcos de Portosín y O Son descargan 13.781 kilos que alcanzaron los 1,07 euros
26 feb 2025 . Actualizado a las 09:23 h.La inesperada aparición de anchoa en la ría de Muros-Noia ha devuelto la actividad al cerco de Portosín y Porto do Son, amarrado desde finales del pasado año por la falta de cuotas. La flota tenía su mirada puesta en el arranque, el día 3, de la costera del bocarte en el Cantábrico y estaba inmersa en la preparación de los barcos para zarpar a finales de semana rumbo al País Vasco.
Pero la apertura, la madrugada del viernes, de la zona de pesca comprendida entre Fisterra y Cádiz ha llegado acompañada de un banco de anchoa que ha sacado al cerco de su letargo. La avanzadilla han sido los pesqueros Ardorán, Portosín Dos, Ansia y Arela, que en la primera noche de actividad capturaron 13.781 kilos.
En la lonja de Portosín, el pescado osciló entre los 1,07 y los 1,04 euros el kilo, mientras que en la de Porto do Son se vendió a 1,05. Su tamaño no es grande, de unos diez centímetros, pero el armador del Ardorán, Eduardo Carreño, afirmaba a pie de muelle que «te lo sacan de las manos para vender en fresco». Así es, porque la distribuidora Insuapesca adquirió 4.200 kilos y su gerente, Alejandra García, manifestó que «va para mercados de fresco en toda España y Portugal, donde fallaron las capturas por el mal tiempo».
De vuelta a tierra, José Blanco, armador del Portosín Dos, aseguraba: «Levamos todo o verán vendo anchoa, pero como o caladoiro estaba pechado non podiamos collela».
Sin cuota
Las embarcaciones tuvieron la ventaja de poder faenar en la ría de Muros-Noia, lo que además de reducir los gastos de combustible permite estar cerca de casa. Otro elemento que juega a su favor es que en esta zona de pesca no hay cupo de capturas. Todas estas circunstancias motivan que más armadores estén animados a probar suerte, e incluso algunos manifestaron que pospondrán unos días su marcha para el Cantábrico para aprovechar la oportunidad surgida.
La contrapartida es que el pequeño tamaño de la anchoa la convierte en poco atractiva para la industria. Esta circunstancia también motiva el comedido precio alcanzado en subasta, que Eduardo Carreño considera escaso. Demasiado bajo, sostiene el armador de Portosín, porque se trata de «un pescado azul de la ría que llega a tierra saltando y se compra por solo un euro en la puja, cuando en los mercados el precio seguro que alcanza los ocho». Apunta también Eduardo Carreño que los kilogramos capturados fueron reducidos: «No hubo cantidades como para que tenga solo ese precio. Si se hubiera descargado más cantidad, entonces no pasaría de 0,50 euros el kilogramo».
Las condiciones del mar tampoco permitieron a la flota sonense que se aventuró a ir por anchoa a trabajar cómodamente en el caladero.
Varias embarcaciones han decidido retrasar unos días su marcha al Cantábrico para iniciar la costera. Algunos armadores reconocieron que, si el precio de la anchoa en las lonjas sonenses acompaña, incluso valorarían la posibilidad de posponer un par de semanas la decisión de zarpar rumbo al País Vasco.