Patrocinado porPatrocinado por

«Las personas con antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares tienen que ganar si consumen pescado azul»

Somos Mar REDACCIÓN / LA VOZ

CONSUMO MAR

Foto de archivo de una pescadería gallega
Foto de archivo de una pescadería gallega Pepa Losada

Contribuye a reducir riesgos, confirma una investigación internacional con datos de 40.000 personas que ratifica los beneficios de la ingesta regular de pescado

10 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Confirmando lo demostrado por numerosas investigaciones científicas y las recomendaciones de organizaciones de salud nacionales e internacionales, un amplio estudio internacional con datos de 40.000 personas, demuestra que consumir pescado resulta especialmente recomendable para las personas con antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares, como las cardiopatías coronarias mortales y no mortales, la angina inestable, el infarto de miocardio y la parada cardíaca, y el infarto cerebral (ictus).

Por su contenido en ácidos grasos insaturados omega-3, todos los pescados, pero sobre todo los azules, deberían incluirse regularmente en las dietas de toda la población, pero sobre todo se recomiendan en personas con parientes cercanos que hayan sufrido enfermedades cardiovasculares. Acaban de ratificarlo investigadores del Karolinska Institutet (Suecia) en una investigación publicada en la revista Circulation, de la que se hace eco Europa Press, 

Anguila, bocarte (boquerón o anchoa), bonito del norte, jurel, xarda (caballa), sardina, palometa roja, pez espada, salmón o verdel contienen, además de los ácidos grasos insaturados omega-3, ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA). Esenciales para muchas funciones del organismo, el cuerpo humano no los produce y deben obtenerse de la dieta, añaden los autores del estudio recién publicado.

Numerosas investigaciones anteriores acreditan que los pescados azules son una magnífica fuente de proteínas similar a la carne y al huevo, de grasas insaturadas como los ácidos omega-3, oleico o linoleico y omega, de minerales como yodo, hierro, fósforo, magnesio y calcio, y  de vitaminas  como A, D y B12.  Entre sus propiedades saludables destacan la reducción de niveles de triglicéridos en sangre, de la presión arterial y del riesgo de trombosis, contribuyendo así a disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Genética y medio ambiente

«Las enfermedades cardiovasculares son hasta cierto punto hereditarias, como demuestran los estudios de gemelos, pero ha sido difícil identificar los genes que las controlan. Por tanto, una hipótesis sólida es que se trata de una combinación de genética y medio ambiente», afirma Karin Leander, catedrática y profesora asociada de epidemiología del Instituto de Medicina Ambiental, Unidad de Epidemiología Cardiovascular y Nutricional, Karolinska Institutet, e investigadora principal del estudio, señala Europa Press.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y las agencias de seguridad alimentaria de la mayoría de los países del mundo recomiendan el consumo de pescados y mariscos al menos dos o tres veces por semana. Por sus excelentes propiedades nutricionales y porque contribuyen a prevenir muchas enfermedades como accidentes cerebrovasculares. El consumo regular de pescado puede disminuir hasta un 45 % el riesgo de ictus, indican diferentes investigaciones. Añaden que consumir unos 250 miligramos de omega-3, lo que equivale a alrededor de dos raciones de pescado a la semana, puede reducir hasta en un 70 % el riesgo de sufrir una arritmia potencialmente mortal.

Centrándose en el estudio dirigido por Karin Leander, el equipo científico examinó el efecto de la interacción entre los antecedentes familiares y la ingesta alimentaria. En el estudio, reunieron datos de más de 40.000 personas sin enfermedades cardiovasculares. Durante el período de seguimiento, casi 8.000 de ellas sufrieron una enfermedad cardiovascular. En su análisis, los investigadores pudieron demostrar que quienes tenían parientes cercanos con enfermedades cardiovasculares y además tenían niveles bajos de los ácidos grasos omega-3 EPA/DHA, presentaban un riesgo mayor de enfermedad cardiovascular de más del 40 %. El riesgo elevado para los que «solo» tenían enfermedades cardiovasculares en la familia cercana era del 25 %.

«El estudio sugiere que las personas con antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares tienen más que ganar si consumen más pescado azul que los demás», afirma Karin Leander. Se midieron los niveles de EPA/DHA de todos los participantes en el estudio, una medida fiable de la ingesta dietética de pescado azul porque no los produce el cuerpo, explica la científica

«El hecho de que las mediciones de ácidos grasos en sangre y tejidos sean objetivas, a diferencia de los datos autodeclarados sobre hábitos alimentarios, es una ventaja importante», afirma. Así pues, a pesar de tratarse de un estudio observacional en un ámbito en el que ya existen multitud de ensayos clínicos aleatorizados, estos hallazgos representan un conocimiento «completamente nuevo», en palabras de Leander. «Somos los primeros en estudiar el efecto de la combinación de los antecedentes familiares y la ingesta de pescado graso mediante mediciones de ácidos grasos», subraya en declaraciones recogidas por Europa Press.