El régimen chino señaló ayer que la intención del Dalái Lama, líder espiritual tibetano en el exilio, de reencarnarse fuera del territorio chino y sin su consentimiento constituye un delito.
Las fuerzas de seguridad llegaron incluso a rodear con alambradas el monasterio de Kirti, uno de los más importantes para el budismo tibetano, impidiendo la entrada y salida del recinto.
El acto, al que asistieron cientos de personas -entre ellas el propio dalai lama-, tuvo lugar a las nueve horas, nueve minutos y nueve segundos de la mañana, un momento considerado especialmente favorable.