Betanzos ya tiene mejor tortilla, Adega Lastras se impone en el concurso culinario: «Aprendí a cocinarla con 15 años»

M. Otero / P. Portabales

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betanzos.De izquierda a derecha, la alcaldesa de Betanzos, María Barral; el ganador del certamen, el hostelero Pedro Miño, y la concejala de Comercio e Hostelería, Ángeles Veiga
De izquierda a derecha, la alcaldesa de Betanzos, María Barral; el ganador del certamen, el hostelero Pedro Miño, y la concejala de Comercio e Hostelería, Ángeles Veiga Pablo Portabales

Pedro Miño es el chef de 32 años cuya elaboración ganó el paladar del jurado

31 oct 2025 . Actualizado a las 12:06 h.

Solo necesita huevos, patatas, sal y aceite. Puede parecer sencillo, pero la tortilla, sobre todo, «una buena tortilla», explica Pedro Miño (Betanzos, 1993), «tiene su ciencia». Con 32 años, este hostelero al frente de la Adega Lastras se proclamó ayer como el ganador de la Mejor Tortilla de Betanzos 2025. El broche a una semana donde la localidad rindió homenaje a un plato que es ya un símbolo para la villa medieval. La celebración, que va por su edición número 15, terminó con el certamen al que se presentaron 14 candidatos. Un criba nada fácil donde este año se impuso la fórmula de Miño.

—¿Fue su mejor tortilla la del concurso?

—Son muchos años haciendo tortillas. Y, a base de tortilla, tortilla, tortilla, acabas perfeccionándola. La verdad es que estoy muy contento. Al final, el trabajo duro tiene su recompensa.

—Esta no es la primera vez que se presenta, ¿verdad?

—Es la cuarta vez que me presento al concurso, y tres veces quedé finalista. A la tercera, fue la vencida. Hay que ponerle empeño.

—¿Cuánto tiempo lleva al frente de la Adega Lastras?

—Llevo seis años con el negocio y seis años cocinando, ni uno más, de forma profesional.

—Lastras es un local con mucha historia en Betanzos.

—Sí, tiene más de cien años. Siempre estuvo vinculado a mi familia. El último que lo regentó fue mi tío abuelo, pero entonces era más una taberna de un vino del país, que un restaurante. Se reformó, antes tenía unas barricas de vino y se daba queso y chorizo.

—¿Siempre quiso ser hostelero?

—No, estudié Maxisterio en Lugo, al principio quería ser maestro de primaria. Después trabajé unos años como camarero y, hace seis, decidí montarme yo solo. No se está tan mal. Es una buena forma de ganarse la vida.

—Si estudió en Lugo, ¿seguro que alguna que otra tortilla le hizo a sus compañeros piso?

—Sí, sí, en Lugo cocinaba un montón de veces para mis compis de piso. Y, a veces, tocaba tortilla. Muchos son de fuera, y siguen viniendo hoy hasta Betanzos para comerla, la echan de menos.

—¿Quién le enseñó a hacer tortilla?

—Un poco mi madre, que alguna vez me tiene echado aquí una mano, y también aprendí yo solo.La tortilla de mi madre no se parece en nada a la mía. Hago tortillas desde los 15 años. Siempre me gustó la cocina.

—¿Cómo son sus tortillas? ¿Cuál es el secreto?

—Hay que ir calculando proporciones, patata, huevo... De patata lleva 700 gramos, 11 huevos y 4 yemas. Y sal tiene que ir a prueba y error. La frío en aceite de girasol y la sello con aceite de oliva 0.4, para que no anule el sabor. Una tortilla la puede hacer cualquiera, una tortilla excelente, requiere esfuerzo.

—¿Cuántas tortillas hace al día?

—Entre 25 y 30, ¡y ahora espero que más! Este fin de semana ya lo notamos. Esto es muy bonito, no ha parado de felicitarme gente por teléfono y en Instagram. Es un reconocimiento bonito.