
Ferrol reunió a 300 especialistas en un congreso que evidenció que en los próximos años se necesitarán más instalaciones y fabricantes para atender la demanda
02 dic 2021 . Actualizado a las 15:17 h.Una gran parte de la industria de fabricación de componentes para el sector de la eólica marina del mundo habla gallego, y además, tiene su capital en la comarca ferrolana. Hace tan solo siete años que grandes empresas, como Navantia y Windar Renovables, y otras de tamaño medio, como Nervión, y un amplio elenco de pymes —Indasa, Talleres Mecánicos Galicia, Galictio, Acebrón y Calsomatu, entre muchas otras— se adentraron en este mercado, de la mano de Iberdrola, pero hoy son ya un referente a nivel internacional. Las previsiones de crecimiento de la industria eólica en el mar son tan grandes que la cadena de producción se enfrenta al riesgo de morir de éxito, si no es capaz de incrementar instalaciones y capacidades para atender a toda la demanda que se avecina.
Así quedó ayer de manifiesto en la quinta edición del Galician Offshore International Hub, organizado por la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Galicia (Asime), Navantia, Windar Renovables y la Xunta, y que reunió en el Centro de Innovación y Servicios (CIS) a 300 participantes y a destacados expertos del sector. La mayor parte de los profesionales de organizaciones sectoriales, como WindEurope, la Asociación Empresarial Eólica, y Asime, y de empresas, como Iberdrola u Ocean Wind —participada por EDP— coincidieron en un mensaje común: la necesidad de que el Gobierno central dé un impulso a la regulación necesaria para que en España se puedan instalar los primeros parques eólicos marinos. «Tenemos una oportunidad industrial y hay países que, como Portugal e Italia, que nos están adelantando», advirtió Ignacio Gutiérrez, coordinador de Desarrollo de Eólica Marina en Iberdrola.
Las previsiones que maneja el sector apuntan a que, de los 15 gigas que generan actualmente los parques de eólica marina en Europa, se pase a 79 en el 2030. El ritmo de construcción e instalación de las futuras plantas tendrá que crecer. Antonio Sánchez, de Navantia, explicó que esas expectativas implicarán la construcción de 75 plataformas anuales en los próximos ocho años. Además, subrayó que, si hace siete ejercicios, las primeras cimentaciones que se fabricaron en la ría tenían 56 metros de altura y pesaban 650 toneladas, las que se proyectan para el futuro podrían llegar a tener 2.500 y 100 metros. «Tenemos que cambiar de estrategias y saber cómo nos asociamos, porque vamos a necesitar mucha más capacidad de maniobra», reseñó. Nacho Rodríguez, director comercial en Windar, puso en valor la inversión que están realizando, junto a Navantia, en el astillero de Fene, para poder acceder a otro producto, los monopiles, que copan el 80 % de las estructuras de los parques.
Cooperación entre empresas
El encuentro también sirvió para evidenciar la importancia que tiene toda la cadena de valor para esta industria en la comunidad. Roberto Bouzas, director general de Nervión Naval Offshore, afirmó que, solo bajo el paraguas de esta firma —principal subcontratista de Navantia en este mercado— hay cerca de 1.200 personas ligadas al proyecto de Saint Brieuc, el parque que Iberdrola instalará en la Bretaña francesa. Además, valoró el papel de otras empresas de la comarca. «Indasa ha sido la que ha pintado más jackets en el mundo y Rotelu, la que ha fabricado más nudos».
A nivel institucional, los mensajes también fueron de apoyo a este mercado. El alcalde de Ferrol, Ángel Mato, afirmó que ya había elevado al Gobierno la creación de un centro de innovación de energías marinas en la urbe naval, mientras que su homólogo fenés, Juventino Trigo, animó a las empresas a dar un paso adelante en el valor añadido de los productos. El conselleiro de Industria, Francisco Conde, pidió a Madrid que le escuche en cuanto a los emplazamientos idóneos para los futuros parques.