Patrocinado porPatrocinado por

«La gente escapa del Mediterráneo, que está disparado de precio, y elige Galicia»

E. Abuín BARCELONA / E. ESPECIAL

SOMOS MAR

El Fiat 500 que navega, una de las sorpresas que puede verse en el Salón Náutico de Barcelona
El Fiat 500 que navega, una de las sorpresas que puede verse en el Salón Náutico de Barcelona Xiao Losada

Un total de 240 expositores, con Rodman como único astillero gallego presente, exhiben sus novedades en el Salón Náutico de Barcelona, donde puede verse desde una bicicleta que anda por el agua, barcos que vuelan y coches que navegan

15 oct 2023 . Actualizado a las 11:12 h.

Bicicletas que andan sobre el agua, Fiat 500 que navegan, barcos que vuelan, embarcaciones de aluminio, tablas de surf eléctricas, barcos que se pueden llevar en el coche, motos acuáticas sumergibles... No es fantasía. Es el Salón Náutico de Barcelona, que el pasado miércoles abrió las puertas de una nueva edición, la 61, calentando motores y creando afición para la Copa América, que el año que viene concluirá en Barcelona. La competición, para la que se ha reservado una exposición inmersiva, ha restado espacio a la feria, pero solo en metros cuadrados. Más apretados, 240 expositores exhiben sus novedades. Y han hecho hueco para que haya 160 embarcaciones en el agua, de las que 20 son catamaranes. También pueden verse también 17 modelos candidatos a barco europeo del año.

Las principales marcas nacionales e internacionales no han querido perderse una de las principales citas náuticas de Europa, a la que han traído sus últimos modelos e innovaciones, vinculados en su mayoría a la sostenibilidad y la descarbonización. Ni el astillero gallego Rodman, que la da por obligada. En sus casi 50 años de vida ha participado en 51 salones —hubo un año que se celebró dos veces, aclara la directora de márketing de la firma, María Herrero—. Y siempre, o casi siempre, con una novedad. Esta vez ha sido el lanzamiento a nivel mundial de la Rodman 790 Ventura SD, una evolución del último modelo de una gama de embarcaciones a motor en la que se ha introducido por primera vez el astillero gallego y que está generando muchas expectativas. Pero la feria también sirve de punto de encuentro de los distribuidores que el grupo tiene repartidos por toda España y Europa.

Ricardo Frade, gerente de Yatesport Marine, con sede en Vigo y Sada, es uno de ellos. De Rodman, pero también de Hanse, de los catamaranes de Fontaine Pallot y de los equipamientos de Azimut. Si Herrera, en general, aprecia una ralentización del sector que achaca al momento de incertidumbre e inquietud que se ve, Frade, en su área, sigue teniendo demanda. «De todo el stock solo nos falta uno por vender», dice.

E. A.

Ese tirón también lo nota en la línea de servicios marítimos que tiene Yatesport y en la Marina Punta Lagoa, que administran. «Estos últimos tres años hemos tenido el 100 % de ocupación», tanto de navegantes locales como de extranjeros, de tránsitos y de larga duración, dice. ¿Está la náutica descubriendo Galicia? De un tiempo a esta parte es una tendencia que se va consolidando. «La gente escapa del Mediterráneo, porque está disparado de precio y elige Galicia».

La única nube negra que aparece en ese panorama tan prometedor que se aparece para la náutica en Galicia es el extraño comportamiento que de un tiempo a estar parte muestra la población de orcas del Estrecho, que en su ruta detrás del atún, interaccionan con los veleros que transitan frente a la costa del oeste ibérico. El gerente de Yatesport admite que ha habido muchos navegantes, sobre todo extranjeros, que llamaban a la marina para saber si había problema o no. «Ahora ya no tanto, porque hay aplicaciones y entre ellos mismos se avisan de por dónde están, si es que las avistan», dice. «Sí que es un problema, porque espanta a los navegantes», añade. Ellos mismos han tenido que reparar tres o cuatro o cinco averías ocasionadas por los cetáceos. Por eso confía en que se encuentre una explicación a este comportamiento que contribuya a erradicar ese escollo que ha surgido para la navegación frente a Galicia. 

Afluencia de gente

Frade explica que el Salón Náutico de Barcelona puede haberse resentido de la concatenación de ferias náuticas en Europa —acaban de ser Cannes y Génova y Dusseldorf está a la vuelta de la esquina—, pero lo cierto es que «no hemos parado de atender a gente y tenemos reuniones pendientes».

Tampoco ha parado Fernando Pérez, responsable del departamento comercial de la empresa ribeirense Náutica A Poutada. Y eso que ahora acudir al Salón Náutico es coser y cantar. Asisten como concesionario oficial que son de Yamaha y representantes del barco fueraborda Pacific Craft a una caseta puesta por la marca. Antes «viñamos meu irmán e mais eu e nos encargábamos de toda a loxística, de montar o stand, de desmontar, de atender...» ¿Recibir a quién? ¿Interesados? ¿Compradores? «Hai de todo; hai xente que ven hoxe e despois ven a cerrar e operacións que se confirman aquí».

Imagen de una de las embarcaciones que comercializa A Poutada, instalada en el Salón Náutico de Barcelona
Imagen de una de las embarcaciones que comercializa A Poutada, instalada en el Salón Náutico de Barcelona

Pérez señala que la náutica viene de unos años «moi bos en xeral», pero ahora, como otros sectores de ocio, está en un momento de incertidumbre. Por la coyuntura económica pero también por la falta de relevo generacional, gente joven que no adquiere esa afición por la náutica que él sintió cuando en su casa entró un bote de remos la que a veces le ponían un motor que les dejaba el vecino. «Non hai xoves que se inicien na navegación e é por descoñecemento, por falta de información sobre a náutica, que se ten por luxo; a náutica non so son os catamaráns, tamén as lanchas e os botes e hainos por 2.000 euros», sostiene.

Con todo, Galicia sigue amarrando aficionados y generando negocio. A Poutada ha obtenido una concesión de Portos de Galicia en A Pobra para instalar en los terrenos de una antigua conservera un servicio de invernaje de barcos y tienen y más de 50 y pico, en su mayor parte «españoles, también gallegos y gente de interior, pero también extranjeros».