En una circunstancia tan delicada, el papel del Concello de Pontevedra, en particular del alcalde, contra el Grupo Nogar vulnera la neutralidad que se le supone
Huelgas de hambre, amenazas de bomba, acusaciones de que eran los contrabandistas quienes ponían al alcalde y el cura intentando poner paz sin éxito. La localidad fue un polvorín durante muchos meses a principios de los años 80