La fiesta sectorial de Arzúa logró reunir a casi 19.000 personas y a una representación de todas las variedades gallegas El buen tiempo no pudo acompañar al mayor evento quesero del país. Arzúa se levantó con un cielo gris y lluvioso en el primer domingo de marzo, tan señalado para los amantes del buen queso. No importó, ya que, si bien el agua corría por las calles, el auténtico torrente que las inundó fue humano. Miles de personas -casi 19.000- se dieron cita de nuevo en la Festa do Queixo de Arzúa, villa que, en palabras del conselleiro Hernández Cochón, está llamada a convertirse en la capital del queso europeo. Cientos de feirantes y vendedores de queso artesanal, además de una veintena de queserías con denominación, sirvieron de reclamo.
XOSÉ GARCÍA