La fiscalía pone en tela de juicio la credibilidad de la presunta víctima de agresión sexual del ex director gerente del FMI. De momento se mantienen los cargos que pesan sobre él.
Los investigadores han encontrado «grandes agujeros» de credibilidad en el testimonio de la empleada del hotel que le denunció, según el diario «The New York Times». El caso está en la cuerda floja.
Cuando los policías entraron en el avión en el que pensaba viajar a París, el político creyó que le traían el teléfono móvil que había olvidado en el hotel.